El vino argentino alcanzó su lugar de privilegio de la mano del Malbec, los altos puntajes de los gurúes y las hipnóticas postales de sus viñedos. Sin embargo, su industria tiene otros motivos de los cuales sentir orgullo. Entre estos, el tiempo y los recursos destinados a programas de sustentabilidad, con un fuerte compromiso ambiental y social, son una faceta poco conocida, pero que muchos comienzan a apreciar.