Los vinos rosados argentinos, que alguna vez fueron una elección exclusiva del verano, se han transformado silenciosamente en una categoría sofisticada y celebrada. Por años, consumidos por un pequeño segmento del mercado que no prestaba mucha atención al sabor, hoy han encontrado su lugar en las mesas durante todo el año, y el mundo empieza a descubrirlos como una fascinante faceta del vino argentino.
Atrás quedaron los días de los rosados de espíritu claret con sabores intensos y dulzones, que surgían de las sangrías de los robustos Malbec. Ahora, todos prefieren los rosados de color Provence, con un paladar vibrante que se adapta fácilmente a una infinidad de comidas y ocasiones. Vamos a explorar qué ha cambiado en estos vinos y cuáles deberías añadir a tu lista de deseos de novedades argentinas.
El éxito de los nuevos vinos rosados argentinos
A nivel global, el consumo de vinos rosados creció hasta un 20% en la última década. Los especialistas del mercado destacan que la creciente popularidad de los vinos rosados argentinos se debe a su atracción entre las generaciones más jóvenes, por tratarse de vinos fáciles de beber, su asociación con reuniones sociales y momentos distendidos, y un fuerte trabajo en la imagen de las botellas, que se perciben sofisticadas y trendy.
En Argentina, esta tendencia también es una realidad con números en alza, a diferencia de la categoría de vinos tintos. Se ha dejado de hablar de estacionalidad, otorgando a estas etiquetas un lugar de privilegio en las cartas de los restaurantes y en los exhibidores de las vinotecas.
Vinos rosados argentinos: más allá del malbec
En el país del Malbec, por años los vinos rosados más reconocidos se elaboraron a partir de este varietal emblemático. Sin embargo, en los últimos tiempos, los rosados producidos a partir de otras cepas y aquellos que combinan tintas y blancas son los que más se destacan. Ejemplos notables incluyen Otronia 45° Rugientes Rosé, elaborado con Pinot Noir; Clara Benegas Cabernet Franc; Punta de Flechas Rosé de Tannat; Pulenta Rosé S´il Vous Plaît de Merlot; y Escorihuela Gascón Gran Reserva Rosé y Bira Rosa Di Rosso, que eligen las uvas Syrah y Sangiovese.
Los vinos rosados argentinos que combinan tintas y blancas también ofrecen exquisitos resultados, como Gran Lurton Rosé, elaborado a partir de Pinot Gris y Cabernet Franc; Lagarde Organic Rosé de Semillón y Malbec; Ver Sacrum Ménage Clarete GSM de Grenache, Syrah y Marsanne; o el curioso MiKron Rosé de Krontiras, a partir de Aglianico y Malbec.
Muchos productores destacan que este cambio varietal les permite lograr rosados más sutiles, ligeros y refrescantes.
Secos y vibrantes rosés
Otro gran prejuicio que debieron vencer los vinos rosados es la asociación con vinos dulces, con algún dejo de azúcar residual. Hoy, por el contrario, los vinos rosados son secos, lineales y frescos, lo que los hace refrescantes, versátiles y gastronómicos. Para ello, se ha trabajado con precisión en viñedos específicos destinados a estos vinos y en los tiempos de vendimia. Ejemplos destacados incluyen Flora Pinot Noir Rosé by Zaha, Livvera Rosé de Sangiovese o Susana Balbo Signature Rosé, corte de Malbec y Pinot Noir.
Rosados color rosé
Además del sabor, el gran cambio en los rosados que más llama la atención del público, principalmente del más joven, son los colores pinky y piel de cebolla de las botellas estilizadas que ofrece el segmento. Estos tonos sutiles que brillan en la copa anticipan un sabor delicado, asegurando poco contacto con los hollejos y mínima extracción. Ejemplos de estos vinos son Padma Garnacha Rosé de Corazón del Sol, Sin Fin Fugaz, curioso rosado de Bequignol y Gaia Rosé Orgánico de Pinot Noir.
Rosados eternos
Históricamente, los rosados eran vinos del año, es decir, había que consumirlos bien jóvenes. Hoy, a diferencia de aquellos tiempos, existen muchos vinos rosados argentinos que demuestran que el tiempo los favorece y pueden sorprendernos al igual que un gran blanco o tinto de guarda. Quizás no por mucho tiempo, pero sí hasta unos cinco años, como lo demuestran Saint Felicien Rosé (assemblage de Grenache, Syrah y Malbec), Mendel Rosadía, Montfleury Rosé de Pinot Noir y Año Cero Rosa de La Consulta de Altocedro.