Basta con buscar “vino en lata argentino” para que aparezcan infinidad de productos de múltiples orígenes, incluso de los países tradicionales del mundo del vino como Francia, España o Alemania. En lata se elaboran espumosos, Pét-Nat, blancos, rosados, tintos y hasta naranjos. Los hay secos y dulces, de baja graduación alcohólica y hasta sin alcohol.
Aunque para muchos es una herejía, se trata de un boom real que viene pisando fuerte. Desde que la bodega californiana de Francis Ford Coppola lanzó en 2003 su espumante Sofía Blanc de Blanc, en una mini lata de 187 ml, muchos se sumaron a la movida y hoy el formato no para de crecer.
“Durante 2018 en el mercado americano, el vino en lata incrementó la facturación en un 69% y 47% en litros con relación al año anterior”, comenta Lucía Bacigalupo, Brand Manager de Vinos Dulces y Espumante Estrella de Bodegas Bianchi.
Numerosos artículos en publicaciones como Decanter, Wine Spectator y The Drink Business son faro sobre el tema y ofrecen reviews sobre las novedades. Hasta la feria ProWein destacó que las latas son una tendencia relevante para los próximos años.
Martín Pérez Cambet, director Comercial de Dartley Family Wines, comparte: “en el mercado americano la lata es imparable. Es la respuesta a una demanda totalmente insatisfecha, por eso se registran crecimientos exponenciales”, cuenta.
“Por ley no se permite el vidrio en la playa, tampoco en recitales, ni campings, ni lugares de pesca. Entonces, si no envasás en lata, quedas fuera del enorme consumo que supone el concepto «outdoor”. Nosotros arrancamos en 2017, cuando recién el tema recién comenzaba. Hoy, Bodega Casarena produce para su importador un tinto seco de Malbec, bajo la marca Bodini”, agrega.
Vino en lata argentino, las claves del éxito
Varios factores son los pilares del boom: las latas son sustentables, fáciles de transportar, no requieren sacacorchos, tienen packaging llamativo y se venden a un precio relativamente accesible. Por eso, no asombra que estén dirigidas directamente a los millennials.
Además, este formato crea nuevos momentos de consumo. Poder beber vino en situaciones que antes resultaban limitadas generó una muy buena aceptación.
Nuevos momentos, más consumidores
Cuando el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) aprobó la lata como envase de fraccionamiento, varias bodegas se sumaron al formato. Una de las pioneras fue DADÁ, una marca disruptiva, “es un envase informal que apunta a un consumidor de mente abierta, no atado a los típicos estereotipos del vino”, comenta Anabel Medina, Brand Manager de Finca Las Moras.
Comenzaron en 2019 con los DADÁ 7 en dos versiones Sweet (blanco) y Sweet Pink (rosado). Ambos son espumosos, ligeros, dulces, y de tan sólo 5.7 % de alcohol. Empezaron elaborando 450.000 latas y hoy llegan a las 750.000, todas para el mercado local, aunque tienen pensado abrir la exportación en el 2022.
“En Argentina, el mercado tiene mucho camino por recorrer, pero por ejemplo, en el contexto de pandemia -donde no se pueden compartir vasos- la lata simplifica el consumo y además, al tener un precio más bajo que la botella de 750 ml, es una buena opción”, aporta Lucía Bacigalupo.
Bodega Bianchi dijo presente en el formato con el New Age a principios del 2020, un vino blanco frizzante que revolucionó el mercado local al crear la categoría “Vinos dulces finamente gasificados´´.
Ya no hay excusas para no disfrutar del vino en lata argentino cuando sea. “El tamaño es perfecto, ya que no es necesario abrir una botella para beber dos copas”, dice Nancy Johnson, embajadora de marca de Bodega Santa Julia.
Actualmente, la bodega ofrece 4 productos en este formato: Santa Julia Chenin Dulce Natural, el rosado de Malbec Santa Julia Orgánica Rosé, el Tintillo, y el Dulce Tinto, ideal para combinar con comidas livianas, como aperitivo, en tragos o sangría.
Fernando Losilla, enólogo de Las Perdices (la bodega tiene 2 varietales de la línea Chac Chac en formato 269 ml: el Malbec Rosé y el Sauvignon Blanc) comenta: “según un estudio del INV, si se comparan los seis primeros meses del 2020 con los del 2021, la categoría vino en lata argentino creció un 45%”.
Espumosos, por supuesto
Mosquita Muerta Wines, de Familia Millán, lanzó los primeros espumosos secos en lata de Argentina: Mosquita Muerta Extra Brut y Mosquita Muerta Extra Brut Rosé.
“Creemos que hay un mercado muy interesante en lo que respecta a los espumantes. Más allá de las fiestas existen más momentos para disfrutarlos con distintos tipos de comidas. Además, las latas amplían el target de consumidores por la practicidad de su envase”, destaca Felipe Stahlschmidt, enólogo de la bodega.
Si el vino en lata argentino llegó para quedarse, sólo el tiempo lo dirá. Por el momento responden a una demanda de innovación en el mercado de los vinos y se adaptan a estas nuevas tendencias de consumo.