En San Rafael, provincia de Mendoza -a 240 km de la capital provincial-, la herencia de quienes fueron pioneros vitivinícolas se cruza con el desarrollo de pequeñas y pequeños productores que buscan reflejar en sus vinos las características de este terroir de suelos arenosos y clima desafiante. Esta zona vitivinícola se destaca por su carácter excepcional, que contrasta valles y dunas y que reúne a más de 60 bodegas y unas 12.170 hectáreas de viñedos, según datos de la Cámara de Turismo de San Rafael.
Las bondades de San Rafael
“La condición se ve reflejada en cada vino. Contamos con técnicos y técnicas, enólogos y enólogas e ingenieros e ingenieras de un alto nivel académico. Además, el clima adecuado para la vid, las alturas de 650 a 800 msnm y la abundancia de agua, con sequías severas, hacen de San Rafael un lugar deseado”, comenta Edgar Ibarra, gerente comercial de Bodega Ibarra. Sobre sus productos, María Fernanda Gallardo, cofundadora de Heracles Wines, asegura: “Los vinos que nacen en este terruño son frescos, chispeantes, frutados, de acidez equilibrada y muy profundos en boca.”
¿Qué es lo que diferencia a esta región mendocina? Sus suelos aluviales, profundos y ricos en minerales, junto a un clima que ofrece días soleados y noches frescas. Esta combinación promueve una maduración lenta de las uvas, lo que se traduce en el desarrollo de aromas y sabores intensos, de una acidez equilibrada.
“Es una de las zonas predilectas para la producción de uvas. Fue elegida por los pioneros de la industria vitivinícola, como la familia Arizu, que construyó los canales de riego para poder conducir el agua desde el río Atuel hasta sus tierras”, comparte Rubén Elián Arroyo, socio y enólogo de Bodega Argana. “Contamos con la gracia de tener dos ríos (Atuel y Diamante) que aportan sus aguas a toda la zona, algo que es fundamental para el desarrollo de la vid y los frutales. Nuestra zona también está rodeada por una cadena montañosa baja (de gran longevidad), llamada Sierra Pintada, que protege a la región de los vientos.”, agrega.
Las variedades de San Rafael
Sobre las variedades que destacan en San Rafael, hay diversas opiniones. Sin embargo, muchos coinciden en que “la zona es reconocida especialmente por su malbec, distinguido por su profundidad y riqueza, así como por su capacidad única para expresar el terroir del sur de Mendoza. Este varietal, junto con el cabernet sauvignon, el chardonnay y variedades criollas como la moscatel rosado, la Pedro Giménez y la criolla chica se benefician enormemente de las condiciones climáticas y del suelo de la región.
Como resultado, producen vinos equilibrados y con una notable intensidad aromática», como sostiene Matías Padín, responsable de marketing y comunicación de Bodega Jorge Rubio. En esta región también destacan las uvas blancas, como el chenin, y en las tintas, el cabernet sauvignon y la bonarda.
“Muchos varietales interesantes encuentran un terroir muy apropiado para su desarrollo. La bonarda se da excelentemente bien, pero también otras uvas como el malbec, el cabernet sauvignon, el chardonnay e incluso variedades no tradicionales o más novedosas”, observa Inés Urruspuru, socia gerente de Makila Bodega.
Un terroir generoso
Desde luego, el sur de Mendoza es vasto y hay diferentes subzonas que vale la pena destacar al momento de pensar en los grandes vinos. “En el extremo sur, el departamento de General Alvear destaca por ser el más árido y tener las menores alturas promedio, y por ser el lugar donde se encuentra Finca El Desvío, fuente de nuestros vinos más distinguidos. Esta zona se caracteriza por un terroir excepcional, definido por suelos aluviales y significativas variaciones térmicas, factores clave para la elaboración de vinos que capturan la esencia, riqueza y diversidad de la región”, comenta Padin.
Para Ibarra, en cambio, Rama Caída, el valle entre el Río Atuel y Río Diamante, ha sido históricamente el lugar de bodegas y viñedos. Es una de las zonas más frías de San Rafael; el viento sutil que recorre los suelos hace del distrito un lugar perfecto para veladas de verano; propicia que se genere un corredor con una gran variedad de actividades y experiencias enogastronómicas muy interesantes.
El futuro de San Rafael
Aunque el sur es una zona con mucha historia, las y los winemakers tienen una clara visión de futuro: creen en la identidad propia de la región y el crecimiento -aún más- de su calidad enológica. “La innovación en las técnicas de cultivo y elaboración de vinos, junto con un manejo eficiente del agua -nuestro recurso más preciado-y un profundo respeto por nuestras tradiciones, consolidará al sur de Mendoza como un destacado protagonista en el escenario vinícola mundial”, asegura Padin.
Arroyo suma: “Se está trabajando muy bien en la tecnificación, tanto en viñedos como en bodegas. Han surgido nuevos proyectos de bodegas pequeñas muy interesantes, que destacan por su calidad”. Como destino turístico, “es una región con gran potencial vitivinícola que, combinado con el turismo en la naturaleza, puede desarrollarse ampliamente y consolidarse en su estilo propio” describe Urruspuru.
“San Rafael destaca como una región vitivinícola única, con una rica tradición en la elaboración de vinos. La vasta historia vitivinícola de la región, profundamente arraigada en la cultura local, se hace presente en cada botella, fusionando la herencia con la innovación”, concluye Padin.