En la provincia de San Juan, que desde un tiempo a esta parte viene sorprendiendo por la calidad de sus vides y sus vinos, Bodega Huanacache es punta de lanza. Fundada en febrero de 2002 bajo el nombre de Bodega Don Doménico, ha experimentado una notable transformación hasta convertirse en referente de la vitivinicultura sustentable en la región.
En aquel entonces, la bodega tenía una capacidad productiva que alcanzaba el millón de litros y alrededor de 100 hectáreas de viña tradicional. El proyecto fue cambiando y transformándose hasta la llegada de una nueva composición accionaria en octubre de 2020. El objetivo de esta renovación: dar un vuelco rotundo y convertir a la bodega en un proyecto sustentable.
Así, desde octubre de 2020, esta nueva composición viene impulsando con energía y convicción un enfoque renovado. Además de la producción de vinos propios, a granel y la elaboración de vinos de alta gama para terceros, su compromiso con la sustentabilidad, la naturaleza y el entorno se traduce en prácticas agrícolas respetuosas y una gestión responsable de los recursos.
Bodega Huanacache: un terroir privilegiado
El terroir único de Huanacache desempeña un papel fundamental en la identidad de los vinos de esta bodega sanjuanina. Con un clima extremadamente desértico y suelos franco-arenosos, la región ofrece condiciones ideales para el cultivo de uvas de alta calidad. Además, la proximidad al Valle de Pedernal proporciona un recurso invaluable: agua de gran calidad para la producción de vinos de alta gama.
Sergio Mora Viera, responsable de Bodega Huanacache, comparte la visión que guía cada una de las decisiones del proyecto: «Buscamos alterar lo menos posible las condiciones en las que nos encontramos. Usamos energía producida por nosotros, tenemos una planta solar propia». Esta apuesta por la sustentabilidad se refleja en cada aspecto de su operación, desde la producción hasta la relación con la comunidad local.
La planta solar de Bodega Huanacache es la más grande de la región, demostrando que las inversiones se alinean con el compromiso de generar una energía limpia y renovable. Esta inversión a largo plazo refleja una visión holística que busca equilibrar la eficiencia operativa con la responsabilidad ambiental.
«San Juan está redescubriendo el verdadero potencial que puede tener. Creo que el nuevo perfil de la vitivinicultura sanjuanina va para ese lado: no tanto cantidad, sino producciones de calidad, de nicho o de microrregiones», explica Mora Viera.
Bodega Huanacache y un portfolio de lujo
El compromiso con la excelencia también se refleja en el portfolio de vinos de Bodega Huanacache. Con líneas como Tecta, Chis y Cher, que rinden un profundo homenaje a la cultura originaria huarpe, la bodega ofrece una variedad de opciones que capturan la esencia del terroir local. Su capacidad para elaborar vinos de alta gama tanto para terceros como bajo su propia marca es prueba de su dominio técnico y visión vanguardista.
“En los últimos años la bodega fue creciendo: pasamos de un millón de litros ‒que tenía originariamente‒ a tres millones de litros. Se implementó una tecnología importante y quedó una bodega muy moderna. El mix es combinar la sustentabilidad, el cuidado del medioambiente, los valores culturales y las herramientas más modernas que te pueda dar la tecnología para hacer los mejores vinos. Esa es la síntesis del proyecto: la confluencia entre tecnología y modernidad y, por otro lado, entender de dónde venimos, dónde estamos y que vendrán otros detrás de nosotros, así que hay que dejar esto lo mejor posible para que lo puedan disfrutar las generaciones posteriores”.
El San Juan vitivinícola, explica Mora Viera, estaba sostenido en la uva del valle del Tulum ‒que es de donde sigue saliendo la gran mayoría de la uva‒. Luego siguieron Ullúm, Zonda, Pedernal, Calingasta y La Ciénaga. “Son valles donde están encontrando uvas que tienen distintos perfiles, distinta personalidad; son valles realmente muy atractivos. Hoy una uva del valle de Pedernal es muy preciada. Muchas de las grandes bodegas de Argentina tienen fincas o compran uvas del valle de Pedernal”, se enorgullece.
Calingasta, a continuación de Uspallata, es otro valle que, aún con una logística compleja por su lejanía, está dando uvas con mucha personalidad. Tanto es así que son muchas las bodegas mendocinas que están apostando a Calingasta, señala. Un ejemplo es Zuccardi, con su proyecto de uva criolla de alta gama.
En cuanto a proyectos futuros, Bodega Huanacache está enfocada en obtener certificaciones adicionales, como ISO 9000 y 22.000, y explorar iniciativas de comercio justo. Sin embargo, para Sergio Mora Viera, el verdadero éxito radica en el impacto positivo en la comunidad y en el medioambiente: «Uno trabaja con la naturaleza y hay que esperar que las plantas crezcan y que todos los procesos se asienten. Tenés que amar el proyecto, estar convencido». Respetuosos de las culturas locales e involucrados con el bienestar de las personas con las que trabajan día a día, Bodega Huanacache es una muestra de solidez, sustentabilidad y calidad en el corazón de San Juan.
Con la mirada puesta hacia el futuro pero con los valores arraigados en la tradición local, continúa desafiando los límites de lo posible en la industria vitivinícola argentina.