Vinos de Entre Ríos: tintos con alma de blancos

Vinos de Entre Ríos

Más de 60 hectáreas de vid y más 60 productores de uva, 4 bodegas, dos champañeras y más de 15 elaboradores de vinos caseros y artesanales. Los vinos entrerrianos destacan por una fruta bien marcada y su alineación con las nuevas tendencias. Agrupados desde 2010 en la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (AVER), presidida por María Jesus Vulliez, propietaria de Bodega Vulliez Sermet, los productores comparten experiencias y buscan crear un polo productivo donde crezca el enoturismo.

Vinos de Entre Ríos

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“Tintos con alma de blancos” dice el enólogo Gabriel Leoni, responsable de la producción en la Bodega Vulliez Sermet, que produce, vinifica para más de 45 marcas y fue pionera en Colón. “Fue una de las tantas bodegas abandonadas luego de la ley de prohibición. Cuando se levantó en 1997, revivimos el proyecto de nuestros abuelos. En 2003 plantamos tres hectáreas de viñedos y comenzamos con la reconstrucción de la bodega, la primera en la provincia desde la abolición”, narra.

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Julia Lurquin, de Finca Los Teros, de Paraná, señala: “Nuestros vinos son jóvenes, frescos y se diferencian, ya que hay muchos terroirs diferentes en la provincia”. A menos de 2 km del río Paraná, el emprendimiento nació el 18 de febrero de 2009; tiene 300 plantas de Malbec, Syrah y Chardonnay en espaldero y en secano, en una lomada “donde el sol es abundante y a diario corre una suave brisa”. Además, realizan numerosos eventos enoturísticos.

Desde el siglo XIX

En esta zona, agrega Mauro Jacob, de Bodega Los Aromitos, ubicada en Colonia Ensayo “nos remontamos a comienzos de este siglo, cuando comenzó a resurgir la vitivinicultura en la provincia”. María Jesús Vulliez, de Bodega Vulliez Sermet, observa: “Fue una región vitivinícola desde 1860 hasta 1936; llegó a ser la cuarta provincia en producción de uva. En 1997, al desregularse la ley 12.137, cumplimos el mandato de continuar con una actividad que había sido el principal sostén económico y cultural de la familia.”

Para Jacob, “por cercanía y gran similitud de clima y topografía, la zona es comparable con Uruguay”. El sistema de conducción en lira abierto, dice, es el más idóneo para la zona. Además, hace hincapié en el desbrote, poda en verde y raleo de hojas y racimos.

Vinos de Entre Ríos

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Para Flavia Rigoni de Finca Fénix, de La Criolla, a 15 km del puente internacional Salto Grande, “El presente de la provincia como productora y de los vinos de Entre Ríos es destacable porque ‘el saber hacer’ existe. Hay un grupo importante de pequeños emprendedores que ingresaron al sector en los últimos años y que se están comenzando a capacitar en la producción”. El proyecto nació en 2013, con esquejes  certificados provenientes de Mendoza. Fenix ofrece una experiencia única en la provincia: la “Vendimia de Entre Ríos”, en la que los visitantes pueden vivir la cosecha, pisada de uvas y degustación de vinos. 

Las variedades con mejor adaptación son Tannat (llegada a la región en 1860), Merlot, Malbec, Syrah, Marselan y Chardonnay. Observa Jacob: “La producción de vinos de Entre Ríos también está incorporando blancos y espumantes”.

Un estilo único

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Aquí abunda la diversidad de suelos, climas y microclimas, que impactan en las características del vino, en una provincia que desafía a los productores. “Son vinos con una amplia gama de aromas y sabores por la particularidad de nuestro terruño. Los viñedos se encuentran en distintos suelos y esto hace que un mismo varietal pueda expresar diferencias entre un viñedo y otro.

Esa es una característica muy positiva para nuestros vinos, porque nos permite lograr productos con expresiones únicas en diferentes añadas”, dice Daniel Giménez, propietario de Viñedos del Río, nacido en 2013 en Concepción del Uruguay de la mano de este ingeniero agrónomo que, habiendo trabajado en Uruguay, decidió aprovechar lo que aprendido y traerlo a las tierras entrerrianas. Empezó con Merlot y Syrah y en los años siguientes incorporó Chardonnay, Cabernet Franc y Marselan. 

Vinos de Entre Ríos

“Si se traza una línea entre Paraná y Concordia tenemos una zona Pampeana al sur y una zona de espinillo al norte. En la zona de La Paz tenemos una especie de Iberá que es pantanosa, donde están los arrozales y, además, tenemos una parte del delta de humedales y, en nuestro caso, zona de pradera”, asegura Ana Jacobi de j/g Juan Girbich Vinos Caseros, de Crespo. La bodega comenzó en 2011 con un espacio reducido.

“Habíamos quedado en averiguar en el INTA Mendoza por viveros, costos y demás. Cuando llegué mi esposo me dijo: ‘Compré 500 plantas de Marselan’”, relata Ana Maria Jacobi. Hoy el proyecto tiene 600 plantas de Marselan y 1000 de Malbec, producen 2000 litros por año y su vino se comercializa bajo el nombre j/g Juan Girbich Vinos Caseros. Jacobi define: “La característica diferenciadora de nuestros vinos es que son de pradera, vino de humedales de zonas arenosas, selváticas, con levadura autóctona y de gran calidad”. 

Futuro 

“Entre Ríos permite expresar vinos muy aromáticos y con una acidez natural bien pronunciada. Nuestra zona va a estar muy influida por el efecto añada”, asegura Giménez. Para Jacob: “Es una región productiva emergente de gran potencial y en pleno crecimiento, cimentada en su gran historia vitivinícola. Tannat se consolida como la cepa emblema y Marselan y otras blancas, como Chardonnay y Viognier, pueden ser muy importantes en el futuro. El crecimiento del enoturismo es clave para la promoción de la actividad vitivinícola.”

Los productores entrerrianos son más que optimistas con el desarrollo de la región y creen que el futuro sólo augura crecimiento. La posibilidad de producir sin necesitar echar mano al agua del río para el riego, porque ese trabajo queda en manos de la lluvia, es una enorme ventaja comparativa respecto de otras regiones vitivinícolas del país. Son varios los que aseguran que esta ventaja, conocida en vitivinicultura como secano, es el futuro para extensiones grandes. Y, en Entre Ríos, no sólo es posible sino que permite además elaborar un producto 100% exportable: vinos más frescos y frutales, con menos alcohol y, sobre todo, con una perspectiva sustentable. Algo que el mundo está pidiendo. 

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