Malbec el ícono argentino. Sabemos que Argentina conquistó los paladares del mundo a comienzos del siglo XXI con sus Malbec sabrosos, concentrados, de taninos dulces y aromas de fruta roja donde la crianza definía su carácter. Sin embargo, con los años el aprendizaje de las y los profesionales dio lugar a una interesante diversidad de productos, a partir del ensayo, estudio e investigación en las vinificaciones, la viña y nuevos terroir.
Malbec, el ícono argentino: diversidad y expansión
“El Malbec nos demostró plasticidad para adaptarse a diferentes entornos, de norte a sur de Argentina, enseñando una cara distinta en cada lugar. Hoy conocemos muchos más tipos de Malbec que veinte años atrás”, explica Juliana Del Águila de la patagónica Bodega Del Fin del Mundo sobre malbec el ícono argentino. En este aspecto, se destaca la curiosidad de los consumidores del mundo por continuar descubriendo al malbec más allá de las regiones tradicionales.
Desde el otro extremo vitícola del país, Lucía Romero de El Porvenir de Cafayate agrega: “Animarnos a elaborar el malbec sin seguir recetas, rompiendo paradigmas, no sólo permitió mostrarle al mundo de lo que somos capaces, sino que nos ayudó a entender que el camino del microterroir era posible y había que respetarlo”.
Alejandro Vigil de Catena Zapata y El Enemigo Wines, se entusiasma: “El malbec se instaló en el mundo por su sabor exótico y único que despertó la curiosidad de los consumidores y nos permitió mostrar nuestros paisajes”.
Por su parte, desde Río Negro, también Patagonia, Guillo Barzi Canale de Bodega Humberto Canale suma sobre malbec el ícono argentino: “Logramos desarrollar una premiunizacion del Malbec que nos permite disfrutar muy buenos exponentes de diferentes regiones del país, mientras que en muchos casos, la menor intensidad en el uso de madera es clave para que la variedad se exprese más pura y nítida”.
Innovación y precisión
Desde Mendoza, Agustina Hanna, de Ruca Malen, destaca la exploración de nuevas regiones y cómo la aparición de nuevos paisajes vitícolas derivó en nuevas expresiones para el malbec, mientras detalla que “la evolución en el modo de vinificarlo nos llevó a lograr vinos más precisos, auténticos y expresivos. Trabajamos mucho en el mejor punto de cosecha, temperaturas de fermentación, vasijas para añejarlo, método de extracción, utilizando racimo entero y mil opciones más”.
Como queda claro, la consagración del malbec el ícono argentino, fue gracias a su identidad, su calidad pero también a una enología dinámica que continúa en la búsqueda de las mejores expresiones que puedan brindar los terroir argentinos.
Cómo sostener el éxito
Y si decimos que el vino es un camino de nunca dejar de aprender, la pregunta es cómo sostener un éxito como el del malbec ícono argentino en un mundo con consumidores cada vez más exigentes, en el que “el clima cambia, las tendencias cambian y nosotros también. Todo esto nos lleva a descubrir siempre nuevos caminos y superarnos día a día. Es lo lindo y desafiante que ofrece esta industria, por lo tanto no dudo que seguiremos creciendo con el malbec. Hay mucho futuro, lo importante es no quedarse quieto”, agrega Agustina Hanna.
Para Germán Di Cesare de Trivento Wines, “El malbec es una cepa que nos permite, más que otras cepas, aprender como obtener los mejores resultados y descubrir que no solo podemos cultivarlo en diferentes lugares sino también desarrollar muchos estilos, de los clásicos con o sin roble, peor también blancos, rosados y más para seguir sorprendiendo y sorprendiendonos”.
Desde el Valle de Pedernal, San Juan, Paula González de Pyros Wines añade: “En los últimos 25 años, el malbec se plantó de diversos lugares y condiciones, buscando siempre más fineza y frescura. Debemos continuar trabajando con el desarrollo de vinos de expresen carácter de lugar y tipicidad, mediante un trabajo minucioso y de más precisión para realzar lo que consideremos más sobresaliente de cada lugar”.
En esta misma línea, Sergio Casé de Trapiche señala la necesidad de tener “tiempo para seguir comprendiendo todo lo nuevo que se ha desarrollado. Por ejemplo, el Valle de Uco es una región que creció mucho en los últimos años. Seguir aprendiendo de esos viñedos que aún son jóvenes nos dará respuestas de hasta dónde podemos llegar con el malbec”.
Claro está que la audacia, la exploración de terruños, enfocarse en los detalles, y entender los suelos son, en gran parte, los aspectos en los que Argentina trabaja para mantener al Malbec entre los grandes vinos del mundo desde hace años.
Malbec el ícono argentino hacia el futuro
El entusiasmo que se puede observar en cada profesional es señal de un gran futuro para el malbec, un vino que no deja de sorprender a consumidores y winemakers.
En tiempos donde el cambio climático pone en riesgo la continuidad de algunas regiones vitícolas del mundo, una ventaja que destaca del malbec es su adaptabilidad a condiciones diversas. Ante esto, Juliana del Águila reflexiona, “el malbec patagónico tendrá más lugar, ya que es un vino naturalmente equilibrado, elegante, de menor concentración y carácter floral, gracias a las condiciones del terroir de la Patagonia. Veo al malbec conquistando más terreno internacional a medida que se descubra su versatilidad”.
Mientras, la reconocida enóloga Susana Balbo agrega, “el futuro del Malbec demandará reinventar sus estilos de acuerdo a las tendencias del consumo pero sin perder la identidad de Argentina, su frescura y expresión del terroir sin perder la calidad que nos ofrecen naturalmente los viñedos”.
Para Sergio Casé, “Sin dudas, en el futuro el Malbec seguirá creciendo y seguiremos descubriendo y profundizando conocimiento a través de nuevas zonas, de un gran trabajo de interpretación de lugares y seguirá abriéndonos las puertas a nuevas posibilidades para que sea un vino cada vez más presente en el mundo. Pero también debemos profundizar en prácticas sustentables para obtener estos vinos, no podemos dejar de atender necesidades como la de enfrentar las limitaciones hídricas que nos llevan a perfeccionar los cultivos y esto deriva en vinos que evolucionan en su estilo y calidad”.
En paralelo, algunas voces también destacan la necesidad de explorar vinos de baja graduación, vinos naturales, sin crianza y de maceración carbónica para colaborar en el desarrollo de nuevos estilos que conquisten cada vez más consumidores.
Alejandro Vigil concluye: “En el futuro, el malbec va a estar plantado en todos lados, en todo el país. Así vamos a seguir aprendiendo de él y nos va a permitir consolidarlo entre los vinos de clase mundial”.
Así, el malbec el ícono argentino se ha convertido en un viaje de descubrimiento constante que continúa sorprendiendo y deleitando a consumidores y productores por igual. Su futuro promete seguir expandiendo fronteras y conquistando paladares, manteniendo siempre su esencia arraigada en la diversidad y la calidad.