¿Conoces los vinos de la Quebrada de Humahuaca? Argentina es un país de extremos. Desde la Puna a los bosques patagónicos, desde la cordillera mendocina a las sierras cordobesas, los vinos que nacen de esas viñas hablan de paisajes tan singulares como fascinantes. Algo que no escapa al paladar de los winelovers que están a la caza de nuevas experiencias.
Pero entre los paisajes y los vinos, destacan los del Noroeste argentino. En ningún otro rincón del globo uno encuentra viñedos a 1700 y 3100 metros de altura, como los de los Valles Calchaquíes, inmersos en una geografía lunar. Sólo que, desde la década de 2000, se suman a estas cuestas y pendientes despobladas los viñedos de la Quebrada de Humahuaca, en Jujuy, donde un cluster de productores no solo se anima a ir más alto en la montaña sino que ocupan el filo del Trópico de Capricornio, a 23° de latitud Sur, en busca de vinos extraordinarios.
Un terroir único
La provincia de Jujuy es uno de los límites geográficos del norte argentino y allí la vitivinicultura es una actividad que se ha desarrollado con interrupciones durante los últimos siglos. Sus viñedos más antiguos se encuentran en los Valles Templados, donde unos siete productores obtienen uvas para la elaboración de vinos de mesa.
Pero lo más sorprendente de la vitivinicultura jujeña se inició en 2003 en Maimará (2400 msnm) cuando Fernando Dupont se convirtió en el primer productor de uva y bodeguero de la Quebrada de Humahuaca, uno de los atractivos turísticos más famosos de Argentina y Patrimonio de la Humanidad para la UNESCO.
Desde entonces, este valle andino enmarcado por dos cordones montañosos con picos que pueden llegar a los 4500 metros, se erigió en una de las regiones vitivinícolas más exóticas del mundo, donde ya existen 60 hectáreas de viñedos entre los 2200 y los 3330 msnm.
La ruta del vino de la Quebrada se extiende por 80 kilómetros y atraviesa los pueblos de Tumbaya, Pumamarca, Maimará, Huichaira, Tilcara, Huacalera, Yacoraite, Perchel y Uquía, donde una decena de productores conformó la Asociación de Bodegas de Quebrada de Humahuaca.
En este corredor vitícola, el clima desértico y árido con menos de 150 mm de precipitaciones anuales se asemeja al de los Valles Calchaquíes, salvo que el sol es más intenso y solo en tiempo de vendimia alguna nube pasajera llega para ocultarlo.
No obstante, es la altitud la clave de todo ya que define una amplitud térmica de 20° que acompaña el ritmo de maduración de los frutos. A esto se suman los vientos cálidos del norte que colaboran con esa evolución, mientras que los vientos del sur llegan para moderar la temperatura en la temporada más cálida.
Un conocedor de la zona es el agrónomo Ezequiel Bellone Cecchin, quien asegura que “en la Quebrada de Humahuaca tenemos condiciones especiales y únicas. A diferencia de otras regiones de altura, aquí la altitud es extrema y la latitud también influye sobre los frutos, pero los resultados nos demuestran que tenemos un terroir extraordinario”.
Pero jugar al límite tiene sus riesgos y en el caso de la Quebrada el principal peligro son las heladas que pueden llegar sin aviso antes de la finalización de la vendimia. Por esto mismo, las variedades que mejor resultado han dado en los últimos años son Malbec, Syrah, Tannat y Sauvignon Blanc, mientras que algunos ya apuestan al Cabernet Franc.
Los vinos de Jujuy
Lógicamente, los tintos son los que se lucen por su carácter tan singular como sorprendente. “A pesar de que es un terruño árido de altura con una insolación notable, los vinos te sorprenden por su frescura”, destaca el winemkaer mendocino Alejandro Sejanovich, quien lleva adelante un proyecto con viñedos en Huichaira. “Es un lugar que te hace replantear muchas ideas”, insiste.
El efecto de la altitud, a diferencia de lo que muchos podrían suponer, hace que la acidez natural de las uvas se mantenga alta y esto da lugar a una frescura vibrante en tintos concentrados y profundos como son Pasacana, blend de Malbec, Cabernet y Syrah, de Fernando Dupont; el Malbec Mallku de Viñedo Yacoraite; el Malbec, Syrah y Merlot Uraqui de Claudio Zucchino, y Cielo Arriba de Huichaira. A esta lista, para más curiosidades, se suman los tintos y blancos que elabora Amanecer Andino con la enología del mendocino Lucas Niven, incluso Corazón Valiente, un malbec que lleva su firma.
“En la Quebrada de Humahuaca nos encontramos con una infinidad de terruños donde cada proyecto cuenta con una pequeña cantidad de hectáreas y, dentro de ellas, diferentes formaciones de suelos, alturas, exposición solar, viento, todo dependiendo de la montaña que resguarde a los viñedos”, detalla la winemaker jujeña Diana Bellincioni quien a la vez trabaja en diferentes regiones del país. “Gracias a esto podemos encontrar vinos con mucha personalidad y diferentes expresiones de un lugar en tan solo metros.”
Para definir la expresión de estos vinos, Marcos Etchart, uno de los enólogos más reconocidos del noroeste argentino y asesor de Dupont, sentencia: “En la Quebrada no entran recetas ni prácticas de ningún otro lado. Aquí solo hacemos lo que la naturaleza nos permite”.
En cuanto a los blancos, Sauvignon Blanc es la cepa por la que más apuestan y la realidad es que encontraron un estilo muy singular que da cuenta del carácter del terroir.
A diferencia de los frutados y tropicales de otras latitudes, en la Quebrada de Humahuaca el Sauvignon Blanc se luce herbal, con tonos vegetales y piracínicos y una frescura filosa que asalta por sorpresa el paladar. Casos para aprovechar son los varietales de Amanecer Andino elaborado con uvas de Tumbaya, y Tukma 2670, de Huacalera.
Una rareza, sin embargo, es el Carnaval Torrontés, que elabora en Purmamarca el matrimonio de Carolina Ruiz y Gastón Cruz, con uvas de hasta 2800 metros.
Quebrada de Humahuaca, un lugar en el mundo
Así como en 2003 la UNESCO declaró a la Quebrada de Humahuaca Patrimonio Cultural de la Humanidad gracias al importante arraigo cultural de la región, desde 2015 la zona cuenta con Indicación Geográfica propia para los vinos elaborados con uvas de sus viñedos.
Además de paisajes imponentes y coloridos en sintonía con la vida y las tradiciones andinas, la Quebrada de Humahuaca atesora perlas para los amantes del vino, como el viñedo de mayor altura (a 3319 msnm) o bien la ofrenda a la Pachamama (madre tierra). La procesión asciende en la montaña hasta llegar a una vieja mina, donde el productor Claudio Zucchino deposita sus vinos en lo que es considerada la cava más elevada del planeta. Curiosidades que todo wine geek debería experimentar junto a una buena copa de vino jujeño.