Finca Buenaventura, la búsqueda de la expresión perfecta del terroir en Valle de Uco

Finca Buenaventura

Los lazos familiares son más que importantes en Finca Buenaventura: son los cimientos sobre los que se construyó el proyecto entero y la maquinaria que los empuja cotidianamente. 

Los primeros capítulos de la bodega comenzaron a escribirse hace poco más de 15 años de la mano de Ana y Fernando Del Castillo, un matrimonio de emprendedores oriundo de La Plata, provincia de Buenos Aires. 

Amantes de la vida en la naturaleza, quisieron dar inicio a un negocio que les permitiera estar cerca de los productos de la tierra y también incluyera a sus hijos en roles clave, transmitiéndoles su pasión e inculcándoles el valor del trabajo en equipo en todas sus etapas.

Pusieron proa hacia Mendoza y encontraron en la vitivinicultura el vehículo ideal para sus sueños. Así, encararon varios estudios de suelo en búsqueda del terroir adecuado para darle cuerpo a su proyecto. Con 100 hectáreas en la zona de Los Árboles del Valle de Uco, Finca Buenaventura se convirtió en realidad. 

Finca Buenaventura

A una altitud de 1172 metros sobre el nivel del mar, los viñedos de la bodega fueron plantados en terreno virgen, nivelado en su totalidad antes del sembrado. Cuentan con un microclima bendecido con 300 días de sol al año, sin grandes lluvias ni granizos y con suelos que presentan distintas composiciones. 

Hay secciones donde abundan las características aluviales, otras más pedregosas, y otras donde también pueden apreciarse zonas con suelo arenoso y algunos rasgos volcánicos. 

Plantaron viñas de Malbec, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Petit Verdot, Cabernet Franc, Chardonnay y Sauvignon Blanc, con riego por goteo de agua de deshielo de la Cordillera de Los Andes, con una densidad de 5.600 plantas por hectárea y rendimientos de entre 90 y 150 quintales según las cepas. 

“Como familia tenemos como premisa que elaborar vinos significa hacer obras de arte. Transformar fruta en vino es alquimia pura”, aseguran Ana y Fernando Del Castillo, quienes trabajan la tierra apuntando a un modelo sustentable. “Entendemos que respetar la naturaleza implica utilizar la menor cantidad de productos químicos. Creemos que tenemos la responsabilidad de cuidar a nuestra Madre Tierra”, explican. 

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Finca Buenaventura: el microterroir como base

Finca Buenaventura basa sus vinos exclusivamente en la producción propia de uvas, definiéndose como “una bodega single vineyard” que apunta a asegurar la continuidad y trazabilidad de la producción. 

En paralelo, la vinificación se realiza bajo el concepto de “microterroirs”, sectorizando el suelo en pequeñas parcelas (denominadas “cuarteles”). De esta forma, la enología se encara de manera específica y particular para cada sector y cada planta, respetando sus procesos naturales y conservando las características naturales de la tierra para proteger las capas más fértiles. 

“A la vez, el trabajo del hombre ayuda en todas las etapas: tiempo de atado, tiempo de poda y tiempo de cosecha, sumado al potencial enológico de lo que queremos lograr”, agregan los Del Castillo. 

Actualmente, Finca Buenaventura vuelca ese trabajo en varias líneas. YOLO (acrónimo del lema en inglés “You Only Live Once”) es la entry level, compuesta por un Malbec con nueve meses en barricas de roble francés y americano de tercer uso, más otros nueve meses de reposo en botella antes de salir al mercado; y un blend de 60% Malbec – 40% Cabernet Sauvignon madurado en barricas de roble francés y americano de tercer uso con nueve meses de estiba. 

La línea premium, mientras tanto, lleva por nombre Áureo, en honor al término geométrico y matemático que en la cultura griega representaba el perfecto equilibrio, concepto que luego se transmitió al mundo del arte. Dentro de esta marca se encuentran Áureo Colección Malbec, Áureo Ruta 90 Malbec, Áureo La Obra Blend (65% de Malbec y 35% de Cabernet), Áureo Petit Verdot, Áureo Chardonnay y Áureo Cabernet Sauvignon. Todos tienen 12 meses en barricas de roble francés de primero y segundo uso, más un año de estiba.

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Por último, la bodega cuenta con dos vinos súper premium: el trivarietal de Cabernet Sauvignon, Malbec y Petit Verdot Bunbury y el blend de Malbec Descarriados, a los que se suma la línea de exportación Ad Astra, bautizada en la inspiración del cielo estrellado del Valle de Uco. Incluye un Cabernet Sauvignon y un Malbec con paso de 12 meses por barrica de roble francés más un año de reposo en botella antes de salir a la venta.

Parte de estos vinos comenzaron a ganar visibilidad internacional en 2015, luego de que Finca Buenaventura ganara la primera medalla de Decanter World Wine Awards, otorgada por la prestigiosa revista homónima británica, lo que determinó su primera exportación a Reino Unido. Actualmente, la bodega exporta también a Estados Unidos, República Dominicana, Colombia, Suecia y Dinamarca, y comenzó a trabajar en el mercado interno a partir de 2020.

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