Vinos de Buenos Aires, en búsqueda de la identidad

Vinos de Buenos Aires

La llanura, las sierras, la escasa altura, el clima húmedo y ventoso, la baja amplitud térmica y la influencia del océano, todo determina el estilo de los vinos de Buenos Aires, donde es posible encontrar estilos diversos, frescos y elegantes, de marcada complejidad aromática. Un territorio extenso que recorre la costa y el centro de la provincia y que ofrece distintas experiencias para visitar.

Vinos de Buenos Aires, una larga historia

Buenos Aires cuenta con una larga tradición vitivinícola: ya desde fines del siglo XIX hasta la década del 1930 fue, detrás de Mendoza y San Juan, la tercera provincia productora de vinos. Sin embargo, la ley proclamada en 1934 en la que la Junta Reguladora de Vinos (hoy Instituto Nacional de Vitivinicultura) declaraba a Cuyo como única zona productora de vinos, hizo que sus viñedos fueran completamente abandonados.

Recién en los años 2000 nuevos proyectos comenzaron a tomar fuerza y en la actualidad, según datos del INV 2020, el territorio bonaerense posee 149 hectáreas cultivadas, repartidas en 50 viñedos, ubicándose así en el décimo lugar a nivel país. Así, los vinos de Buenos Aires ya tienen identidad propia y varias bodegas ofrecen la mejor expresión de este particular terruño.

Vinos de Buenos Aires

11 bodegas bonaerenses para descubrir

Más allá de la diversidad de cepas que existen en la producción del vino de Buenos Aires cada región aporta su propio aroma y sabor a sus etiquetas. Un recorrido por las distintas bodegas de la provincia permite combinar el paseo con buena gastronomía, lugares de interés turístico y, por supuesto, vinos interesantes.

En el partido de Tornquist, dos bodegas marcan el paso: Bodega Saldungaray, en Sierra de la Ventana, tiene 20 hectáreas de viñedos que reciben la influencia de los vientos del mar (a 100 km de distancia). Los cordones serranos de Ventania y Tandilia generan un microclima especial que beneficia a los viñedos. Comenzaron en 2003 y a partir de 2007 hicieron la primera cosecha y vinificación. La bodega está abierta al turismo con paseos y gastronomía.

Cerro Colorado, en Villa Ventana, arrancó en 2002 con plantas de pie americano adaptables a las características del lugar, injertadas con un clon francés de Cabernet Sauvignon y un espectacular Malbec argentino. La bodega está construida con madera y piedra natural del lugar, proporcionando un espacio armónico y sobrio que sintoniza con el marco natural del entorno.

Más al sur, en Médanos, partido de Villarino, está Aleste Bodega & Viñedos, uno de los primeros emprendimientos que se inició allá por el año 2000. La bodega se ubica al norte del Río Colorado, a 39° de latitud sur, muy cerca del océano Atlántico y allí producen sus vinos de la línea Terrasabbia de  alta calidad.

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Cerca de Saavedra está Ita Malal Bodega y Viñedos, en el Abra del Hinojo. El viñedo de 16 hectáreas, plantadas con cepas llegadas desde Mendoza, ofrece vinos tintos y blancos, entre Chardonnay, Sauvignon Blanc; Merlot y Cabernet Sauvignon.

Ya en Coronel Pringles, está la bodega Myl Colores, que elabora un espumante rosé Extra Brut con método champenoise. Terrenos colinares, altura de unos 300 msnm, distancia de 100 kilómetros en línea recta al mar, suelos particulares con minerales, tosca calcárea cerca, vientos y muy buena diferencia térmica entre el día y la noche -sobre todo en verano-, son las características de esta tierra única.

Cordón Blanco, una empresa familiar que empezó en 2008 en la zona de La Elena, al oeste de Tandil, a 260 msnm, sobre una ladera que mira hacia el oeste, para poder hacer valer las horas de exposición al sol y la amplitud térmica ideales para producir Cabernet Franc, Merlot y Sauvignon Blanc. Más tarde, diseñaron otro viñedo en Don Bosco, hacia el sur, donde cultivan Syrah, Sauvignon Blanc y Carmenere. Los fines de semana organizan degustaciones y visitas.

A 20 km de la ciudad de Tandil se encuentra Viñedo Horizonte, un proyecto de Bernardo Romeo que tiene al mendocino Gerónimo Antonetti como enólogo y a Marcos Corti a cargo del trabajo agronómico. “Tenemos unas 6000 plantas de Tannat, Merlot, Malbec y algunas cepas blancas, como Riesling, Chenin y Semillón en este momento. Es un proyecto nuevo, todo agroecológico, recién estamos haciendo las primeras vinificaciones y estamos diseñando propuestas de enoturismo que seguramente estarán disponibles en 2022”, cuenta Marcos.

Costa & Pampa, en General Pueyrredón, en Chapadmalal (que cuenta con IG), a solo 6 kilómetros del mar y a 34 msnm, se encuentra la bodega más oriental de la Argentina, que conquista a miles de turistas con sus vinos con influencia marítima.

El clima –explican en la bodega– es mucho más húmedo, con temperaturas máximas moderadas y noches frescas. Así se consiguen vinos más delicados y aromáticos. Y, además, cuentan, permite cultivar cepas poco conocidas en el país, como Gewürztraminer, Riesling, además de Chardonnay y Pinot Noir.

Costa & Pampa, un emprendimiento de Bodega Trapiche, posee un centro de visitantes para conocer el proceso de elaboración y degustar los productos, entre fiambres y quesos.

“Al ser tan extensa la provincia y ofrecer tantos suelos y climas diferentes, hoy nos encontramos con una interesante diversidad de vinos de Buenos Aires aunque en pequeñas cantidades. En nuestro caso, al estar próximos al mar, elaboramos vinos muy expresivos, con aromáticas profundas y frescura marcada gracias a una acidez natural marcada. Hoy nos especializamos en variedades blancas y Pinot Noir, que ofrece un perfil sorprendente”, explica Ezequiel Ortego, winemaker de Costa y Pampa.

En Balcarce, está bodega Puerta del Abra, con viñedos a 600 metros de la línea de cada sierra ubicados en un campo en medio de un valle rodeado del sistema de sierras de Tandilia, en el camino de Balcarce a Mar del Plata. Allí se destaca el suelo escaso en el mundo con placas de calcáreo poroso, un microclima diferente generado por las sierras y los vientos del lugar, y una cercanía al mar que otorgan ciertas características únicas. Elaboran vinos tranquilos de gran cuerpo, estructurados, de variedades poco comunes en Argentina, como Albariño, Riesling, Tannat y Cabernet Franc y espumantes que deslumbran por la complejidad de sus aromas y sabores.

Delfina Pontaroli -de Puerta del Abra- comenta: “Nuestro interés es elaborar vinos que cuenten del terroir que provienen y para eso trabajamos respetando la expresión del origen en cada proceso del viñedo y bodega. Elaboramos Riesling y Albariño que son cepas poco conocidas en Argentina. En ambos casos logramos notable tipicidad con acidez natural marcada y alcoholes medios, un perfil muy diferente al de las regiones vinícolas más conocidas del país. En cuanto a los tintos – producen Pinot Noir, Tannat, Bonarda y Cabernet Franc – apuntamos a vinos elegantes y complejos que por su acidez y las características del lugar logran capas aromáticas muy interesantes”.

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En Junín, Finca Las Antípodas es el sueño cumplido de un grupo de amigos amantes del vino que son asesorados por Gabriela Celeste, la directora y socia de la empresa Eno-Rolland, la empresa de Michel Rolland. 

Por último, ya cerca de Capital, a apenas 70 km en Cañuelas, se encuentra Finca Don Atilio la bodega más cercana a la Ciudad de Buenos Aires, reconocida por su elaboración de Tannat, entre otras cepas. 

Un recorrido interesante para descubrir los vinos de Buenos Aires más originales, a pocos kilómetros de la Capital.

Te invitamos a continuar leyendo sobre distintos terruños argentinos: San Juan: vinos en camino hacia la frescura

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