Martina Galeano: cómo afecta el cambio climático a los viñedos y qué podemos esperar de los vinos

Martina Galeano

Los efectos del cambio climático en los cultivos configuran una de las grandes preocupaciones para la vitivinicultura argentina y la actividad agrícola en general. 

Martina Galeano, enóloga de Bodegas Casarena, completó su maestría en Viticultura y Enología en UC Davis (California), donde pudo profundizar e investigar aún más los efectos del cambio climático. 

En esta charla, Martina Galeano comparte sus conocimientos sobre el impacto en los viñedos, las acciones que se pueden realizar para enfrentarlo, cómo afecta a los vinos y más. 

Entrevista a Martina Galeano

Martina Galeano

¿Qué efectos están sufriendo los viñedos de nuestro país, en especial en Mendoza, a causa del cambio climático?

En la cosecha de 2016 comenzamos a ver un cambio marcado por el impacto climático. El principal indicador es la presencia de condiciones extremas. Hay años en los que tenemos gran frecuencia e intensidad de precipitaciones en los los meses de verano, como nos ha pasado en cosechas anteriores. Otros podemos tener temperaturas máximas extremas por períodos muy prolongados, como nos pasó en 2020 y este febrero, que fue muy cálido y con temperaturas nunca antes vistas. También se ven heladas tardías en octubre o heladas tempranas en marzo. Todos estos factores hacen que el ciclo vegetativo de la vid se vea afectado.  

Con el cambio climático todos los extremos se agudizan: las sequías son más intensas, las temperaturas máximas y mínimas se vuelven más drásticas y todos los factores de lluvia se alteran. 

¿Qué acciones toman para enfrentar el cambio climático y disminuir los daños en los viñedos?

Como productores, lo más importante es empezar a pensar en una agricultura regenerativa. La salud de los viñedos es clave. Esto implica la incorporación de materia orgánica, usar los viñedos como fuentes de almacenamiento de carbono y promover la biodiversidad. Hay que dejar de pensar a la vid como un monocultivo y verla como un ecosistema donde hay otra diversidad de plantas y animales. 

Lo más crítico en Mendoza es el uso eficiente del agua, donde más del 50% de los viñedos se riegan por surco o manto. Eso genera una pérdida muy importante, sobre todo si pensamos que estamos en un desierto donde la sequía es extrema. Hay que dosificar todo, no solamente en el riego en la propia finca: hay que pensar cómo minimizamos la filtración de agua desde el deshielo hasta que llega a los cultivos. Eso implica mucho en términos de infraestructura. 

Martina Galeano

¿A nivel global, qué creés que podemos esperar que pase, a mediano y a largo plazo? 

En una mirada más macro, el último informe del IPCC, de fines de 2022, proyecta que las temperaturas medias podrían subir entre 1,5°C y 2°C entre 2030 y 2050. El medio grado de diferencia depende de qué acciones se tomen a nivel mundial y es muy significativo en términos de sus efectos. 

Por ejemplo: si para 2030 aumentan 2°C las temperaturas máximas durante el verano y duran más días, va a aumentar la demanda de agua por parte de la atmósfera porque habrá un mayor déficit de vapor. Eso hace que toda el agua que va al cultivo se termine perdiendo. Al usar más agua perdemos eficiencia y eso produce mayor sequía.  

¿Cómo logramos que el aumento sea de 1,5°C y no de 2°C? Hay que hacer cambios en las políticas gubernamentales de cuidado medioambiental, disminuir la explotación de carbono, buscar energías alternativas para las industrias, hacer un uso eficiente de los recursos naturales. Implica un cambio cultural, social y económico. 

El largo plazo va a depender de lo que hagamos a mediano plazo. Siendo drástica, la tasa poblacional ha ido incrementando en el mundo y eso representa una mayor demanda de recursos y más emisiones de carbono y gases de efecto invernadero. La agricultura se lleva una parte importante en la división de recursos, pero la población también. En el futuro, si no somos más eficientes,  quizás haya que replantear y limitar el uso y la distribución de los recursos. 

Martina Galeano

¿Cómo se pueden ver afectados los vinos argentinos por el cambio climático?

Creo que puede ser una oportunidad de crecimiento de otras variedades que se adapten a condiciones extremas. Existen más 5.000 variedades de vitis vinifera, pero el mercado a nivel mundial está dominado por 20 o 30. Será cuestión de probar y explorar más. En Argentina es algo que ya se viene haciendo. Por ejemplo, en la Patagonia hay menos limitación de agua, pero hay otros desafíos. 

El cambio climático también hace que nos hayamos tenido que adelantar más en las cosechas, al menos en los últimos dos años. El cambio climático va a hacer que hablemos más de vinos de añadas, algo que antes en Mendoza no era tan común porque los años eran bastante homogéneos. Y ahora es un factor diferencial.

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