El mapa de viñedos de la Argentina incorpora nuevos y más precisos límites. Si hasta hace una década el nivel de detalle alcanzaba áreas geográficas tan extensas como un departamento político, a la fecha los productores están ajustando los márgenes de las indicaciones geográficas a las necesidades vitícolas. Es el caso de una de las últimas aprobadas en el Valle de Uco: la IG San Pablo, establecida en 2019.
IG San Pablo
Ubicada en el extremo noroeste de Tunuyán, la IG San Pablo bordea el límite del departamento mientras que asciende hacia la montaña desde la ruta 89, entre los 1175 y los 1700 metros sobre el nivel del mar.
A la fecha cubre unas 500 hectáreas de vid, plantadas principalmente entre el arroyo Villegas y el Río Las Tunas, aunque dentro de los límites de la IG hay partes de cerros y algunas terrazas aluviales diferentes aportadas por los cauces. De ellos dependen la variabilidad de suelos, ricos en un estrato de lima y arcilla sobre piedras con coberturas calcáreas.
Lo distintivo de la flamante IG San Pablo, sin embargo, es la cercanía a las estribaciones del cordón Portillo. Según interpretan los estudios preliminares que le dieron pie a la IG, debido a este factor se trata de una de las regiones más frías del Valle.
A la vez, la pluviometría es diferente al resto de Mendoza: por arriba de los 1400 metros se registran promedios de 500 mm anuales –cuando la media provincial es de 200 mm–, mientras que en la parte baja de la IG la marca es de 250 mm. Otro tanto sucede con la humedad relativa ambiente.
La abundancia de agua se refleja en una rica flora nativa, entre jarillas y tomillos, en lo referido a aromáticas. Ahora bien, si se combina una mayor pluviometría con la altura que determinan terrazas climáticas frías –toda la IG atraviesa las zonas Winkler III, II y I, de moderadas a muy frías– se convierte a la parte alta en un terreno fértil para la elaboración de Chardonnay y Pinot Noir.
“En mi opinión, es uno de los mejores lugares del valle para hacer blancos, porque combina clima frío con suelos de un primer horizonte fino antes de la piedra”, dice Sebastián Zuccardi, quien elabora con uvas de la zona Fósil, el ícono blanco de la bodega. Alude al hecho de que esos suelos, fríos también, funcionan como un buffer y hacen a una madurez más lenta. “Por ejemplo: cuando en San Pablo cosechamos Chardonnay, en Gualtallary estamos en plena cosecha de Malbec”, dice.
Por su parte, Fabián Valenzuela, enólogo de Bodega Tapiz, con 20 años de experiencia en la zona y responsable de Alta Collection Chardonnay, apunta: “La madurez es tan pausada y lenta en blancas que nos permite cosechar por pasadas y en cada una obtener un perfil bien diferenciado, con alcoholes moderados y acidez precisa. Eso es muy difícil en cualquier otra parte de Mendoza”, dice.
Salentein, también pionera en la región, no se queda atrás y con unos cuarteles pequeños de viña en la parte alta elabora vinos de notable precisión. “En particular, con las uvas del tramo que se mete dentro de la montaña, sobre el cono del arroyo Villegas, se da una combinación de humedad y suelos. Eso convierte a esta zona en una fracción perfecta para las variedades borgoñonas”, apunta José Galante, experimentado enólogo al frente de Bodega Salentein.
Precisamente en ese brazo de la IG San Pablo, a unos 1600 metros, la bodega tiene unas fracciones de viñedo de Chardonnay, Pinot Noir y Malbec entre bosques de nogales, castaños y cipreses, con los que elabora Salentein Single Vineyard Los Nogales, Los Jabalíes y Las Secuoyas, respectivamente, y que están dando que hablar por su estilo filoso y de tensión.
Ese brazo, de paso, es el punto exacto donde nace la historia larga de San Pablo: la estancia “de arriba”, en tiempos de las misiones jesuíticas, contaba con un pequeño casco a cuya finca los misioneros llamaron San Pablo. La misión estuvo activa hasta la expulsión de la compañía de Jesús de los dominios americanos, en 1767.
Historia de la IG San Pablo
La IG fue solicitada por las tres bodegas que tienen foco en la región: Bodega Tapiz, Salentein y Familia Zuccardi, pero engloba 11 propiedades dedicadas al cultivo de la vid, donde destacan las fincas de Díaz Valentín, Familia Pellegrina y Diego Rosso –este último embotella un Malbec con su nombre– con algunas bodegas como Norton, que se nutre de sus uvas para Norton Altura White Blend y está plantando Grüner Veltliner.
A ellos se suma un lunar de viñedos en el punto más alto, llamado Un Lugar en Los Andes, propiedad de Walter Scibilia, que produce unas mil botellas de Pinot Noir. La viña, sin ser nueva, no fue el principal producto de este rincón de Uco desde tiempos coloniales.
La estancia jesuítica se dedicaba principalmente a la cría de ganado y pasturas, que sería también la principal actividad en tiempos posteriores, junto con la madera del álamo, los frutales y al cabo, la viña. Como los arroyos aportan buena calidad de agua, las zonas de riego en las planicies por pendiente prosperaron.
Actualmente y debido al desnivel de la región, San Pablo tiene un sistema de riego presurizado que se vale de la gravedad para darle presión al riego de 1860 hectáreas de diversos cultivos (y potencial para escalar a 4676). Único en su especie en Argentina, es una prueba piloto que debería poder extrapolarse a otras zonas.
Así, no es una IG que vaya a crecer en hectáreas de vid en el mediano plazo, lo que le asegura calidad, además de un creciente precio y prestigio.