El futuro del Malbec es hoy

futuro del Malbec

Para hablar de futuro del Malbec hay que hablar del presente y del pasado. Esa ecuación no resiste más hipótesis que el simple y fáctico hecho de que desde el ahora todo cobra significado. Y en ese plan, para imaginar el mañana del Malbec no hay mejor cantera de investigación que lo que sucede hoy de forma menos evidente. Por ejemplo, en los márgenes de los estilos y las búsquedas de ciertos productores inquietos que redefinen el ideario del varietal.

En los últimos veinticinco años, el Malbec dio cuenta de su plasticidad a partir de una infinidad de estilos que finalmente parecen ordenarse detrás de criterios enológicos tales como menor intervención, respeto por el sentido de lugar y libertad de interpretación.

Por eso, si uno le perdió el paso al Malbec argentino en algún momento seguro que una copa hoy lo sorprenderá como la primera vez que lo probó.

El futuro del Malbec: la vuelta a las bases

Un dato indispensable a la hora de encarar un update en materia de Malbec es que su futuro llega de la mano de su pasado. A comienzos del 2000, mientras el mundo descubría y disfrutaba los sabores y el potencial del Malbec argentino, apalancado en el estilo bordelés moderno, en las bodegas no se quedaban de brazos cruzados y pensaban en su futuro: los winemakers se animaron a llevar su exploración más lejos con el objetivo de poner al terroir por delante del varietal.

Para 2010, la búsqueda de calidad se instalaba en la viña y menos en la bodega. Así, muchos winemakers proponían desnudar al Malbec, es decir, dejar de lado el roble, los tanques de acero y la extracción que definía carácter y potencia para aligerar su expresión y dar con la identidad más pura de cada lugar.

Para esto, se asumieron dos cambios importantes que habían sido la fórmula del Malbec hasta la década de 1980: puntos de cosecha más tempranos para lograr menor concentración y más frescura, mientras recurrían a antiguas piletas de hormigón y los novedosos huevos de cemento. A esto también se suma la vuelta de los fudres, los viejos toneles, además de fermentaciones con racimo entero y en una variedad interminable de recipientes.

¿Que había de nuevo? Mayor conocimiento del varietal y de los terroirs, factores  que completaron la ecuación para dar vida a un Malbec más frutal, con matices minerales, el carácter fresco de montaña y un paladar amable y sutil sin escatimar personalidad.

El Malbec del futuro, hoy

A medida que la experiencia les permitía acumular conocimiento sobre el varietal,  los viñedos y el terroir, los enólogos comenzaron a plantearse horizontes más creativos con vinos muy personales que abonan la diversidad.

“Siento que los Malbec del futuro son los que elaboro hoy”, se anima a decir Matías Riccitelli, uno de los productores de Malbec más innovadores, a la hora de hablar de su The Party Malbec 2018, hecho a la vieja usanza pero con la vista puesta en el mañana. “Hago los vinos con dos premisas: respetar el lugar y ser fiel con mi visión. El futuro del Malbec está en las posibilidades de cada terroir y en interpretarlas con libertad”.

Como él piensan muchos otros sin temor a reconocer que la búsqueda de hoy no es la misma que hace unos años, como dice Matías Ciciani. “Hoy elaboramos Malbec para beber y disfrutar, no para contemplar”, define mientras comparte su Escorihuela Gascón Organic Vineyard Malbec 2018, sin crianza y de origen biodinámico.

Bajo estas premisas vemos a diario nuevas etiquetas de Malbec que, criados en hormigón, en fudres, en toneles viejos o en barricas con usos previos, definen un estilo ligero y fácil de beber para una nueva alta gama argentina que gana frescura, complejidad y elegancia.

Entre estos estrenos podemos mencionar decenas de ejemplares pero para iniciar el update algunos imprescindibles son Zuccardi The Amphora Project Malbec 2018, lo más novedoso desde Paraje Altamira de Sebastián Zuccardi; Altar Uco Malbec Edad Moderna 2018 fermentado y criado en piletas de hormigón, otras opciones sin crianza en roble son Gran Malbec de Ángeles Single Vineyard 2016, Krontiras Natural Malbec 2018, Lagarde Organic Malbec 2019, sin paso por barrica, al igual que On The Road Malbec 2019, el nuevo tinto sin sulfitos agregados de Ernesto Catena.

Entre los nuevos para descubrir brillan Valle Arriba El Cateño Malbec 2018 desde los Valles Calchaquíes, Casa Petrini Malbec 2018, que permite apreciar la profundidad del terroir de Tupungato; L’Sprit de Chacayes 2018 by Francoise Lurton desde Chacayes, para el que usa una porción de Cot en el corte final, o bien el singular Vinyes Ocults Maceración Carbónica 2019, del enólogo Tomás Stahringer.

Y así, mientras los enólogos argentinos prometen que aún queda mucho con qué sorprendernos, estas copas no hacen más que confirmarnos que el futuro del Malbec es hoy.

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