El mundo del vino es atrapante y complejo, lo que muchas veces provoca que nuestro preciado consumidor se aleje. Ha llegado la hora de simplificar su entendimiento para que vos, que no consumís más o mejores vinos por desconocimiento, salgas de tu zona de confort y te animes a comprar una etiqueta nueva o una región o varietal desconocido.
¿Cómo se hace el vino?
El vino no es más ni menos, que jugo de uva fermentada, total o parcialmente.
Imaginen que caminan por un viñedo de un amigo y se tientan en llevarse unos racimos a su casa. Si esos racimos los colocan en un recipiente limpio como puede ser un balde o una olla de acero inoxidable y rompen los granos con la ayuda de sus manos. Al día siguiente y en los días sucesivos el jugo de la uva en contacto con sus pieles comenzará a fermentar.
La fermentación alcohólica es la transformación de los azúcares en alcohol a través de las levaduras.
Las levaduras se encuentran en la piel de la uva y al ponerse en contacto con el dulce jugo comienzan su trabajo. El proceso dura hasta que las levaduras mueren por el nivel del alcohol alcanzado. Si a este producto lo colamos, tendremos vino. ¿Fácil, no?
Pero aléjense de la tentación de hacer su propio vino, no es nada fácil obtener un vino rico. Se requiere mucho conocimiento obtenido en la universidad y/o en bodega.
¿Qué se le puede agregar el vino?
Nada, para ser vino es solamente el producto resultante de la fermentación de uvas en fresco.
Pero si huele a chocolate o a frutilla, no significa que le agregan esos productos o esencias? La respuesta es no.
Los aromas de vino provienen de tres orígenes:
• Aromas primarios: Son los aromas propios de la uva. Son moléculas aromáticas que comparten en común con otras frutas o verduras. Por eso por ejemplo, un Torrontés nos puede recordar a Limón o Pomelo y un Cabernet Sauvignon a un pimiento verde.
• Aromas secundarios: Son los generados durante la fermentación. Cuando las levaduras trabajan sobre el azúcar, también modifican ciertas moléculas aromáticas a través de procesos químicos complejos que no vale la pena conocer para disfrutar de un buen vino. Estos aromas pueden ser aromas a lácteos o a productos panificados como un pan brioche.
• Aromas terciarios: son los provenientes de la evolución del vino por su crianza en barrica o botella. Estos aromas se denominan Bouquet, suelen ser notas de cedro, chocolate, balsámicos e incluso a frutos secos u hojas secas.
El vino posee más de 1000 compuestos aromáticos que se combinan y nos facilitan su olfacción pareciéndose a algo que reconocemos.
¿Es posible hacer vino blanco con uvas tintas? ¿Y viceversa?
Si, se puede hacer vino blanco de las uvas tintas, ya que el color está en la piel y no en la pulpa. Si somos lo suficientemente rápidos para separar la piel de la pulpa, esta no se teñirá y podremos obtener un vino blanco.
A la inversa es imposible, no hay manera de elaborar tinto a partir de uva blanca. ¿De dónde sacaríamos el color?
¿En qué se diferencian un vino varietal de un blend?
Un vino varietal es el que en su etiqueta frontal muestra el varietal, ejemplo Chardonnay o Malbec, eso quiere decir que al menos el 85% del vino está elaborado con las uvas del varietal indicado. Caso contrario sería un blend.
Un blend o assamblage es una mezcla de varietales de manera que ninguno alcanza el 85%. Los clásicos blends argentinos son Malbec — Cabernet Sauvignon o Chardonnay — Viognier
¿Es de herejes agregarle soda al vino?
Para nada, debés tomar vino como más te guste. Si te gusta con soda, ¿por qué no?
Y si te gusta más frío de lo sugerido o no tan frío. Es tu decisión. Es tu paladar quien decide.
No te asustes con terminología rara ni trates de comprenderla de una vez. El vino es un alimento para disfrutar así como lo hacés con un queso azul del cual desconocés con qué leche se elabora, con qué hongo se fermenta o cuánto tiempo tiene de estacionamiento. Lo mismo podés hacer con el vino; y mientras tanto animate a preguntar lo que desees saber.
Fuente: Winifera