Tendencias: ¿qué beberemos en 2016?

Tendencias: ¿qué beberemos en 2016?

El vino argentino encara 2016 con muchas expectativas. Más allá de las variaciones de coyuntura que puedan traer el nuevo año y el cambio de gobierno, las bodegas siguen enfocadas en seducir a más consumidores para sus vinos. Y renuevan sus apuestas, investigan otros puntos de vista o trabajan sobre viejas líneas con perspectivas diferentes. Para conocer el detalle, recorrimos varias bodegas y conversamos con enólogos y agrónomos. A continuación, desarrollamos algunos temas que marcarán la agenda de los primeros meses de 2016 y prometen convertirse en las tendencias que eclosionarán durante el año.

El Cabernet Sauvignon al poder. El Cabernet despierta fanatismo y agita frustraciones entre los enólogos. Es simple: permite hacer los vinos más complejos y elegantes, pero conseguirlos reclama talento y mano fina para el detalle. Argentina y sus técnicos no son ajenos a este fenómeno, aun cuando el Malbec es el rey de la oferta. Y la razón hay que buscarla, precisamente, en el upgrade que supone tanto para una bodega como para su enólogo dar en la tecla de una variedad de estándar mundial. Por eso, los lanzamientos más celebrados en los últimos tiempos tienen al hijo pródigo de Burdeos como protagonista: unas quince nuevas etiquetas de alta gama vieron la luz el último año, mientras otras tantas bodegas trabajan para conseguir su mejor Cabernet. Ya lo dijo el enólogo consultor Paul Hobbs hace más de una década: “Argentina elaborará los mejores Cabernet Sauvignon del planeta”. ¿Será 2016 el año del Cabernet?

Garnacha y las cepas de clima cálido. Argentina apostó siempre por cepas de climas fríos a la hora de pensar en vinos de alta gama: Cabernet Sauvignon, Chardonnay o Pinot Noir. Algunos winemakers, sin embargo, ahora apuestan por variedades de clima cálido que deberían adaptarse con facilidad a la mayoría de los terruños locales. Entre ellas, suena con fuerza la Garnacha. Popular en los viñedos del Ródano y en muchas regiones de España, se caracteriza por dar vinos de cuerpo medio a intensos pero siempre fáciles de beber. Además, es ideal como componente de corte, ofrece buen potencial de guarda y rendimiento en el viñedo. En el mercado ya se consiguen algunos ejemplares, como Anko, elaborado en Salta, Ver Sacrum, proveniente de un viñedo de Maipú, Mendoza, y, como curiosidad, Familia Mayol produjo hasta 2015 un Garnacha Blanca en el Valle de Uco. También aparece en algunos cortes, como Corazón de Sol, que ofrece Garnacha junto a Syrah y Mourvedre, otra de las variedades que aparecen como favoritas en esta nueva apuesta varietal. En 2016 veremos aparecer más vinos en esta línea.

La hora de las IG. El origen gana valor a la hora de tipificar las cualidades de los vinos. En un país como Argentina, donde la variedad llevaba la voz cantante, que se hable de regiones y zonas delimitadas es un gran paso adelante. En ese sentido, las Indicaciones Geográficas (denominadas con su sigla IG) ganan valor y las casas vinícolas, apalancadas por estudios de universidades y centros de investigación, comenzaron a fraccionar las hasta ahora grandes unidades en unidades más pequeñas. El caso paradigmático es Paraje Altamira, una fracción de La Consulta, Valle de Uco, en vigencia desde 2014. Pero no es la única. También en 2015 se aprobó Quebrada de Humahuaca, para la provincia de Jujuy, mientras otras están en proceso de evaluación. Por eso, 2016 será un año clave para Gualtallary, en Tupungato, San Pablo, en Tunuyán, y Chacayes, en Vista Flores. Tres IG en tramitación que tienen muchas posibilidades de ser aprobadas en el corto plazo.

El renacer del este. Así como el sudoeste mendocino fue el imán para inversiones vitivinícolas durante la última década, hoy muchos apuestan por el resurgir de los viñedos del este. En otro tiempo, fue el principal origen de vinos del país, destinado especialmente al consumo cotidiano. Pero hoy se presenta como una opción a la hora de mejorar la ecuación del negocio para vinos de calidad. Con los precios de la tierra y las uvas en alza en zonas como Valle de Uco y Luján de Cuyo, las bodegas buscan en el este asegurarse volumen y sabor a precios razonables. Se trata de un factor vital para los vinos de gamas medias, que además de ser los más consumidos son siempre los más castigados por los vaivenes económicos. Pero más allá de los números, el este supone un horizonte aún poco explorado. En palabras de Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata y uno de los entusiastas del viaje hacia el este, “es un terroir que debemos explorar para descubrir su potencial. Sus viñedos siempre brindaron gran calidad y es hora de recuperarlos”. Hacia allá parecen ir las bodegas el año entrante.

Más bodegas abiertas al turismo. El turismo vitivinícola es una de las actividades más dinámicas en torno a los viñedos. Según estimaciones de Bodegas de Argentina, en 2015 más de un millón y medio de personas visitaron alguna bodega en nuestro país. Una cifra que triplica a la de 2005 y motiva a seguir invirtiendo en servicios para los visitantes. Muestra de esta tendencia es la oferta diversificada de las bodegas (pic nic en viñedos, cabalgatas, paseos en bicicletas, entre muchas otras) o la inauguración de nuevos restaurantes, como el segundo de Dominio del Plata y Espacio Monteviejo, dentro de Clos de los Siete. “En un comienzo, nuestra propuesta turística nos ayudaba para que la gente nos conozca, pero con el tiempo se convirtió en un negocio importante para la bodega, que demanda inversión y servicios”, asegura Ana Amitrano, de Familia Zuccardi, una de las bodegas pioneras del enoturismo en Argentina. Con una macroeconomía en sintonía con el mercado global, como promete el gobierno entrante, el turismo receptivo debería pegar un nuevo salto cuantitativo en 2016.

Bodegas en la web. Mientras el universo digital llena la vida de las personas, la industria del vino argentino se consolida en ese entorno. Según expertos, las bodegas locales y sus protagonistas se ubican entre los más activos en las principales redes sociales, con campañas originales que seducen usuarios alrededor del globo. Una estrategia de difusión que cala hondo en los consumidores que no solo desean saber más de los vinos argentinos, sino que además se tientan con conocer bodegas y viñedos. A esta buena exposición en el mundo virtual se suman los primeros pasos que algunas bodegas han dado en materia de e-commerce con sus tiendas on-line. Hoy ya es posible comprar en forma directa a casas como Chakana y Don Cristóbal, por mencionar dos de las pioneras en el tema, entre muchas otras. Algunas incluso ya facturan hasta medio millar de tickets por mes, no solo en ventas domésticas. Y 2016 debería significar la consolidación y el aceleramiento de esta tendencia.

Así las cosas, este año que arranca beberemos nuevos vinos argentinos en esta dirección. Por lo pronto, el cambio del calendario cae a mitad de un ciclo y es dable pensar que estas tendencias se evidenciarán a contar del segundo semestre. Pero, más temprano que tarde, llegarán.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *