¿Cuáles son las tendencias más destacables de 2015?

¿Cuáles son las tendencias más destacables de 2015?

El año 2015 fue difícil para el vino argentino. En los doce meses que cruza el calendario, la industria atravesó el que fue uno los peores escenarios coyunturales de las últimas dos décadas: precios planchados en dólares, costos crecientes en pesos debido a la inflación y, en materia de clima, el recrudecimiento del fenómeno de El Niño. Bodegueros y productores, sin embargo, acostumbrados a poner la vista en horizontes de más largo plazo —al fin y al cabo esa es la naturaleza de este negocio—, hicieron lo que mejor saben hacer: apostar nuevamente por el vino.

Así, más allá de la coyuntura, a la que el cambio de gobierno parece poner en nueva perspectiva, las cosas se siguieron moviendo en el vino. Tanto, que incluso algunas de las tendencias que se anunciaban en años mejores eclosionaron para perfilar un próximo quinquenio prometedor. Algunas de las más importantes, a continuación:

El terroir como clave de diferenciación en Malbec. Este año, llegaron al mercado varias marcas que ampliaban sus líneas de Malbec diferenciados ahora por terroir. Ejemplos como Polígonos, Doña Paula, Bramare, Buscado Vivo o Muerto y Catena Zapata Adrianna Vineyard son algunos entre los más rutilantes. En pocas palabras, significa la consolidación de una idea que venían barajando varias bodegas por separado: que el Malbec es el vehículo para tipificar el paladar por regiones. Con casi 40.000 hectáreas plantadas en el país, no solo es la uva más cultivada, sino también una de las más plásticas para interpretar las variaciones de terroir. Y por eso ofrece una oportunidad de oro para que el consumidor se acerque al sabor de las regiones.

La frescura llega a las copas. La cosecha 2015 fue atípica para Argentina: llovió bastante en Mendoza y las temperaturas fueron frescas (una condición que persiste incluso en diciembre). Y lo que a priori podría presentarse como un problema fue una oportunidad para muchos enólogos. Ellos venían trabajando sobre el punto de madurez adelantada y de cosecha, pero también explorando otras variedades para consolidar la frescura de los tintos locales. De modo que una vendimia extrema permitió poner a punto algunas de las herramientas. Y así, de esta vendimia llegará a la góndola una camada de nuevos vinos que tienen la frescura como vehículo para el sabor. A ello hay que sumarle trazos balsámicos y herbales en la aromática. Un plan que comenzó con variedades naturalmente así, como Cabernet Franc o Petit Verdot, pero que ahora se expande a otros tintos.

Amplitud de estilos en blancos. Dos variedades están en plena transformación estilística en Argentina y en 2015 llegaron aún más lejos: Chardonnay y Sauvignon Blanc. En una oferta como la local, tan monolíticamente tinta, que dos blancos transiten nuevas sendas es alentador. En Chardonnay, por ejemplo, ahora hay estilos más filosos y con nervio, con menos madera sin resignar elegancia. Es una escuela estilística de la que el enólogo José Galante es líder. Buenos representantes de la tendencia serían Salentein Reserve, Adrianna White Bones y White Stones, Zuccardi Q y Argento. En Sauvignon, la escuela que lidera David Bonomi, ahora desde Norton, hacia la expresión y la tensión nerviosa ofrece nuevos ejemplares, como Norton Roble, Finca La Linda High Vines, Fuego Blanco y Andeluna 1300, impensados hace tres años.

Más alto, más frío. Este año marcó un récord en materia de altura, cuando llegó a la góndola Altura Máxima, la línea de vinos cuyas uvas crecen a 3.100 metros en Salta. Pero el récord no es un dato aislado: también en el Valle de Uco las plantaciones perforaron el techo de los 1.600 metros. Principalmente para blancos, lo que explica en parte el giro de frescura y elegancia que viven. Y mientras los viñedos escalan buscando un nuevo límite, en la góndola ahora disfrutamos de vinos con un estilo que se consolidó como tendencia fuerte este 2015.

Espumosos secos y dulces. Entre las tendencias de largo plazo que encontraron en 2015 una suerte de apogeo, hay que mencionar los dos polos gustativos que ganan espacio en el mundo de las burbujas: los secos y los dulces. Los primeros, fruto de los cultivos de altura, consiguen la frescura suficiente para conservar la expresión sobria de las largas crianzas sobre lías. Tanto, que entre fines de 2014 y la fecha, se presentaron espumosos de crianza como Rosell Boher Grand Cuvée 70 meses y Cruzat, que tiene listo un 2006 a punto de ver la luz. En la vereda opuesta, crece la oferta de burbujas dulces de mediano precio. Es en esos segmentos donde más creció el negocio, porque son vinos de fácil elaboración y rápida venta. Algunos de los más recientes son La Julia y Roca Dulce Natural, entre muchos.

Compraventas. Todo negocio de largo plazo, por la naturaleza misma de la economía, tiende a cierto grado de concentración. Ese proceso se acelera en los escenarios complejos. Por eso, este año tuvieron lugar compraventas de bodegas como colofón de una coyuntura y un proceso de largo plazo. Una, el Grupo Peñaflor, el más grande del país y quinto a nivel mundial, se quedó con Navarro Correas, un importante player que estaba en manos de la multinacional Diageo. Otro, Nieto Senetiner, perteneciente al grupo empresario Molinos Río de la Plata, compró dos bodegas, Mayol y Ruca Malen. Esos giros se suman a la incorporación de nuevos empresarios al negocio que vienen apostando fuerte. No obstante estos movimientos, el vino en Argentina sigue siendo producto de casi un millar de bodegas, desde garajistas a empresas de escala como las mencionadas.

Mayor spread de precios. En 2015, también se consolidó otra tendencia creciente: el aumento de precios en la alta gama. Argentina ya vende vinos a más de 100 dólares la botella, como Cobos Nico, Nicolás Catena Zapata y Achával Ferrer con su línea fincas. Son pocos, pero están; incluso hay blancos en esa liga. Mientras que el grueso de los vinos se concentra hasta 5 dólares, cada vez son más las botellas que escalan en precio, y esa es una buena noticia. Y ahora, las bodegas van por más: el próximo techo, según afirman algunos bodegueros, está en los 300 dólares.

Bag in box. El envase de 3 y 5 litros es un viejo conocido de la exportación. En mercados como los nórdicos, es un obligado. Sin embargo, este año desembarcaron con fuerza en el mercado doméstico, empujados por la difícil coyuntura. Marcas como Las Perdices, Suter, Finca La Escondida y Qubo son algunas de las que operan ahora con este envase. Es una buena noticia para los consumidores locales, pero también para los internacionales, porque se ahorra hasta un 25% y, al mismo tiempo, es un producto ecológico.

Todas las tendencias antes mencionadas, como son las cosas en el vino, suponen desplazamientos de largo plazo. Algunos se acelerarán en el nuevo escenario. Otros seguirán su curso. Lo bueno es que, aun en tiempos difíciles, el vino se mueve.

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