Familias de winemakers: legado, experiencia y el aporte de las nuevas generaciones

winemakers en Argentina

Una pasión heredada abrió una nueva faceta en el vínculo: la de compartir la vocación y el trabajo. Cuatro familias de winemakers en Argentina protagonistas del mundo del vino (Balbo, Bressia, Di Paola y Pi -en orden alfabético-), comparten su arte como duplas de madres y padres con sus hijas e hijos profesionales de la enología. 

Susana y José, Walter y Antonella, Mariano y Nani y Daniel y Daniela, reflexionan en esa nota sobre la transformación de la industria del vino argentino teniendo en cuenta el paso del tiempo, el salto de una generación a la siguiente y los desafíos de trabajar juntos conjugando experiencia e innovación.

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Susana Balbo y José Lovaglio.

Familias de winemakers en Argentina

Cuestión de tiempo

El acceso a la información y a la educación universitaria, el desarrollo tecnológico, la posibilidad de recorrer las distintas zonas vitivinícolas del mundo y el lugar que pasó a ocupar el vino en la mesa de las y los consumidores en los últimos cuarenta años, exponen algunas de las diferencias más contundentes en los puntos de partida de las carreras entre la primera y la segunda generación de estos profesionales de la enología.

De todo por hacer y por investigar a dar los primeros pasos con algo del camino recorrido, cuando las y los hacedores del vino se convirtieron en rockstars y sus apellidos en marcas.

«Para la generación de papá no era común ser enólogo: hay muy pocos comparado con la mía. Creo que entonces se idealizó al personaje y hasta se lo puso por encima de sus vinos. Ahora el foco está mucho más centrado en el trabajo en equipo, en un enólogo que quiere que sus vinos sean protagonistas y que comparte el crédito del resultado con sus colegas”, dice Daniela Pi, quien comenzó junto a su padre Daniel en el garage de su casa en 2009 con la primera cosecha de los vinos de la bodega Tres14 (el proyecto personal de Pi).

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Daniela y Daniel Pi.

Hoy sigue colaborando con logística y diseño del vino desde Australia. Él, por su parte, considera que a su generación le tocó “transformar el vino de bebida a placer y a la enología de correctiva a sensitiva, hedonista y de terruño que exprese el paisaje”

Nuestro desafío fue trabajar muy duro para que el vino argentino ocupe un lugar en el mundo. Fuimos la generación que tuvo que aprender a interpretar el suelo y a comprender que el vino nace en el viñedo y termina en la bodega. Así cambiamos el destino y lo hicimos exportable”, dice Walter Bressia, el alma mater de la bodega que lleva su apellido e involucra a toda su familia: Antonella es la única enóloga y acaba de celebrar su novena vendimia en la empresa.

Susana Balbo (Susana Balbo) y su hijo José Lovaglio coinciden en que el vino argentino de alta gama está en su mejor momento y que hoy tiene más calidad que nunca. Además, reconocen la transformación del rol del enólogo/a que salió de la bodega para involucrarse en la comunicación y en las decisiones que se toman en el viñedo: “La alianza estratégica y el trabajo en equipo entre enología y viticultura es un círculo virtuoso que antes no existía”, sostiene Susana.

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Mariano y Nani Di Paola

Para Mariano “Nani» Di Paola -que trabaja con su papá Mariano desde el 2006, cuando hizo su primera vendimia en Bodega La Rural siendo todavía un estudiante- “la figura del enólogo evolucionó a la par del consumidor porque la tecnología facilitó una comunicación directa entre ambos y eso influye directamente en la calidad del vino”.

Honor y gratitud

La generación más joven de los winemakers en Argentina está acostumbrada a responder sobre el legado, la herencia, el apellido y los mandatos. Lo hace con orgullo y agradecimiento, reconociendo el valor que tuvieron sus madres y padres para sumar tecnología, vincularse a través de las redes sociales para comunicar en primera persona lo que producen, aprender idiomas, exportar desde cero, decodificar el paladar de las y los consumidores del mundo y, en el caso de Susana, abrir un camino y ganarse el respeto de sus colegas en una industria de hombres.

Más allá de sus afectos, a la hora de ponderar sus enseñanzas, hijas e hijos de estas familias de winemakers en Argentina rescatan que lo más valioso de sus antecesores es el ejemplo. “Una lección que valoro mucho de mi madre es la resiliencia, el aprender a adaptarse, a seguir empujando, a siempre mejorar a pesar de las dificultades y de los panoramas cambiantes”, dice José Lovaglio. 

Para Nani Di Paola, el legado más importante de su padre es llevar como bandera el respeto y el compromiso. Antonella asegura que, si bien ella llegó con una formación universitaria “fresca» para aportar nuevas miradas al team Bressia, «hay métodos, conceptos y sobre todo valores de la generación de mi papá que mantenemos inalterables porque tienen que ver con el éxito de la bodega”.

Sobre esto, Daniela Pi puntualiza: «Más allá de su enorme conocimiento técnico, mi papá es una persona muy humilde y esa es su mayor enseñanza: no hay trabajo muy chico ni muy tonto para hacer, todo se hace con orgullo y al 110%”.

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Walter Bressia.

Lo hermoso es que los roles son dinámicos en estas familias de winemakers en Argentina. Todos son maestras, maestros, aprendices, líderes, observadores y protagonistas. Las voces de la experiencia de cada dupla no se achican a la hora de pedir un babero y reconocer con mucho orgullo los aportes de sus hijas e hijos al equipo. Es que el aprendizaje es multidireccional y con los ojos, el paladar y el corazón bien abiertos, también es infinito.

Susana destaca que las nuevas generaciones parten con una mirada más amplia y moderna. Sobre Nani, Mariano Di Paola destaca el orgullo que le da trabajar de igual a igual con su hijo:” confío mucho en su criterio, es muy responsable y un líder nato, me enseña todos los días con su templanza y tranquilidad para tomar decisiones”. 

Daniel Pi, concluye: «De ella aprendí a ser más valiente, a mirar el vino desde otro lado, desde el disfrute y la exploración. No hay cosa más linda que probar juntos un vino que descubrimos y buscarle el sentido técnico y de placer. Yo soy muy estructurado y Daniela tiene ese espíritu de rebeldía y pasión que desafía”

Estas son solo algunas de las familias de winemakers en Argentina que dan cuenta de la enorme evolución del vino argentino.

Te invitamos a seguir leyendo sobre el vino argentino: https://blog.winesofargentina.com/es/breves/chardonnay-argentina-2022/

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