El éxito del vino argentino conjuga distintas variables: diversidad, sustentabilidad, historia y cultura, un patrimonio vitícola de peso, uvas de altísima calidad, un clima y una geografía singular, los viñedos más altos y también los más australes del planeta. Aroma, textura y sabor únicos, sumados al talento de profesionales creativos y bien formados.
Los años venideros se vislumbran promisorios y el camino positivo se fundamenta un dato real: los vinos argentinos del presente son los mejores de toda la historia vitivinícola del país. Está claro que todavía queda mucho para seguir creciendo y es en ese sentido hacia donde se enfocan todos los esfuerzos de la industria.
No somos los únicos que lo sabemos: seis referentes con vasta experiencia en todo el mundo y grandes conocedores de las y los agrónomos y enólogos, las bodegas y las distintas zonas y viñedos del país validan esta afirmación y comparten su mirada sobre los próximos desafíos del vino argentino. ¿Cómo son valorados los vinos argentinos por expertos de todo el planeta?
Vinos argentinos por expertos
Tim Atkin, referente, escritor y Master of Wine (Reino Unido); Fongyee Walker, primera Master Of Wine de China; Michael Godel, crítico principal de WineAlign.com y director del sitio godello.ca (Canadá); Madeline Puckette, directora de diseño de Folly Enterprises y cocreadora de WineFolly.com (Estados Unidos); Jorge Lucki, especialista y columnista de diversos medios de Brasil y coautor de la guía Descorchados South America y Madeleine Stenwreth (Suecia), Master of Wine y presidenta del panel en el International Wine Challenge, IWC en Londres, todos compartieron su mirada.
Así, destacaron los avances de la industria en los últimos años, el talento de los equipos de agronomía y enología, la profundización y el conocimiento de cada terruño como factor clave para continuar creciendo y las posibilidades de otras cepas más allá del Malbec, entre los más relevantes. Veamos punto por punto para comprender la mirada sobre los vinos argentinos por expertos del mundo.
La evolución hacia la calidad
Tim Atkin ofrece una mirada amplia: “Creo que ha mejorado por varias razones: el redescubrimiento de diferentes terruños y un mejor trabajo en las áreas; el surgimiento de una nueva generación de equipos de enología y agricultura de gran talento, muchos de los cuales han viajado y trabajado en el extranjero; la aplicación de riego por goteo en viñedos en pendientes; menor dependencia del roble, una recolección tardía; mayor atención a los viñedos”.
Por su parte, Jorge Lucki aporta: “Creo que Argentina alcanzó este alto estándar de calidad debido a un cambio de mentalidad, especialmente de una nueva generación, con más visión y energías, que dio un paso importante al darse cuenta de que los consumidores querían vinos más equilibrados y significativos. Esto sin abandonar sus raíces”.
Madeline Puckette reconoce la evolución del vino argentino: “Fue en los años 2000 cuando el mundo descubrió que Argentina hace grandes vinos; nos enamoramos del Malbec y del Torrontés. Hoy el país está corriendo sus propios límites, definiendo con mayor detalle lo que significa hacer grandes vinos. Por ejemplo, la creación de Indicaciones Geográficas lleva a los productores a enfocarse en vinos de un solo viñedo, que resaltan la singularidad de un área”.
Conocer el suelo y el clima, la clave
Todos los expertos coinciden en que uno de los pilares centrales de los nuevos vinos argentinos se basa en el conocimiento cada vez mayor de los suelos y el clima de cada zona.
Es Michael Godel quien da su parecer: “La fascinación de las y los agrónomos que cavan en los suelos para encontrar de qué está hecha cada sección de su viñedo y para observar la edad geológica, las rocas, en otras palabras, para forjar una conexión entre lo físico y lo químico, es importantísima”.
En el mismo sentido, Jorge Lucki dice: “Ya no basta con hablar de Mendoza, altitud, o ir un poco más lejos, Valle de Uco, Altamira o Gualtallary. Hoy se busca diferenciar las parcelas y vinificar cada una según sus especificidades”.
El Malbec y más
Como bien dice Madeleine Stenwreth, “el Malbec siempre será la reina. Nadie ha sacado a relucir la belleza del Malbec de una forma tan espectacular como Argentina”. Sin embargo, hay más cepas y estilos por explorar.
La experta de Suecia ofrece nuevas miradas: “el Cabernet Sauvignon todavía debe desafiar el perfil clásico. Tal vez el Cabernet Franc sea la verdadera próxima estrella. También me gusta la forma en que algunos productores han comenzado a tratar a Criolla y Torrontés para que ofrezcan ejemplos impresionantes”.
Fongyee Walker, de China, aporta: “Creo que la experimentación en Malbec para hacer diferentes estilos (Blanc de Noir, vinos naturales, etcétera) es de lo más emocionante. Aunque no siempre tengan un éxito total, son importantes para permitir que las y los enólogos argentinos comprendan más el potencial de esta uva. También me conmueven varios de los espumosos argentinos”.
Tim Atkin opina: “Creo que hay estilos para todos. Pero tiendo a favorecer el equilibrio en el vino. Con eso me refiero a no demasiado de nada. Estos estilos tienden a funcionar mejor con la comida y también envejecen con más gracia”.
Puckette, coincide: “estamos empezando a ver más expresiones del Malbec dignas de envejecer, con estilos matizados, similares a las diferencias que se pueden encontrar en el Pinot Noir a lo largo de la Côte d´Or (Borgoña)”.
Argentina, de cara al futuro
Los vinos argentinos por expertos del mundo, en todas las regiones vitivinícolas del país, tienen enormes posibilidades para seguir creciendo en el futuro. Mendoza es la principal provincia referente de la industria vitivinícola argentina, pero no está sola. Tanto Fongyee Walker como Michael Godel acuerdan en que Salta es la tierra de la emoción genuina.
“Salta es absolutamente convincente, no solo porque es tan única en términos de cultivo de uva, sino también porque tiene una fascinante cultura ancestral. Además, la belleza natural de las montañas y la vida salvaje es algo que hace que esta área sea totalmente atractiva. Es un lugar increíble para visitar, hablar y beber sus vinos”, dice Walker.
Godel, refuerza: “En Salta y sus Valles Calchaquíes, los efectos de la radiación solar y la fluctuación de la temperatura no pueden exagerarse en términos de producir algunos de los vinos más picantes, emocionantes y satisfactorios del mundo”.
Puckette, además de Salta y Valle de Uco, destaca: “es difícil no mencionar el Pinot Noir de la Patagonia. Si bien esta área todavía se siente como el «proyecto paralelo secreto» de la mayoría de las bodegas, tal vez surjan algunos productores singulares que se especialicen en esta cepa”.
Desde Brasil, Lucki comparte su curiosidad: “creo que vale la pena seguir a San Juan, pero nunca dejaré de apostar por las subregiones del Valle de Uco, no solo con el Malbec, sino también con el Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon (que nunca ha sido tan bueno) y algunas uvas blancas, como Chardonnay y Semillón”.
Stenwreth aporta: “Hay mucha emoción en todo el país, además del Valle de Uco, que parece ser una fuente interminable de microterruños antes inexplorados con un potencial de calidad increíble. También propongo no olvidar la Primera Zona, en Mendoza, donde todo comenzó”.
Atkin, positivo, confiesa que todas las regiones le resultan interesantes, “pero le prestaría especial atención a Barreal, Cachi, Calingasta, Chapadmalal, Chubut, Las Compuertas, Sarmiento El Valle de Uco, Uspallata y Vistalba”.
