Neuquén, la cara moderna del vino patagónico

San Patricio del Chañar

Integrada al mapa vitícola argentino a fines del siglo XX, la provincia de Neuquén se convirtió en un jugador clave para la actividad en la Patagonia, con vinos modernos y expresivos.

A mediados de la década de 1990 y mientras en las regiones vitivinícolas más tradicionales de Argentina las bodegas atravesaban un histórico proceso de reconversión que transformó su escena vínica y el estilo de sus vinos, la provincia de Neuquén se alistaba para presentar al mundo un nuevo paraje de viñedos en Patagonia: San Patricio del Chañar. 

San Patricio del Chañar, el nacimiento del terroir neuquino

Producto de la visión del empresario local Julio Viola, el desarrollo de complejo sistema de riego por goteo que aprovecha las aguas de deshielo del río Neuquén convirtió el árido paisaje de la estepa patagónica en un oasis vitícola que hoy cuenta con 1766 hectáreas de viñedos.

Más tarde, a comienzos del nuevo siglo fue el turno de presentar las primeras bodegas de San Patricio del Chañar, Bodega del Fin del Mundo, Bodega Malma, Familia Schroeder y Secreto Patagónico, que no tardaron en ganarse un espacio en el mercado con sus vinos de perfil moderno, intenso y expresivo definidos por un terroir muy singular.

Con un presente muy alentador y con viñedos en plena madurez, la calidad de los frutos de San Patricio del Chañar atrae la atención de los especialistas al punto que el Grupo Peñaflor acaba de sumarse como el nuevo player patagónico que prepara el lanzamiento de sus primeros vinos para 2022.

San Patricio del Chañar
Bodega Malma

Suelo único

San Patrio del Chañar tiene varios aspectos diferenciales si lo comparamos con otros terruños de Argentina, incluso con los de Río Negro, provincia vecina. 

Estamos en una zona árida con el cielo despejado, días largos en verano debido a la latitud y alejados de las montañas”, comienza a explicar Julio Viola (h), winemaker de Bodega Malma. “A priori uno diría que eso convierte a la región en caliente, pero es la latitud la que mantiene el aire frío y da balance a las uvas”. 

En esta zona de la provincia la humedad es muy baja -el régimen de precipitaciones apenas alcanza los 140 mm anuales – y junto con la latitud genera una amplitud térmica muy marcada que define una buena acidez natural.

Por su parte, el sol permite que los taninos maduren de forma gradual, dando niveles altos de concentración fenólica.

Cuando ves las temperaturas medias del Chañar te encontrás con una parábola muy marcada: en primavera y otoño se dan las temperaturas más bajas, mientras que en enero se observan las medias más templadas. Esos cambios extremos también definen a nuestra zona”, suma Ana Viola. 

El viento patagónico, constante e intenso, es otro factor preponderante en la definición de los vinos de este terruño. Para protegerse de sus efectos, las uvas desarrollan hollejos gruesos que aportan concentración de color y estructura de manera natural. 

A la vez, estos vientos aseguran la sanidad del viñedo. Esta característica hace que no sea necesario el uso de productos para prevenir o combatir enfermedades y así se conserva la pureza aromática del lugar y la tipicidad varietal de las uvas.

“En cuanto a los suelos, tenemos mucha heterogeneidad. Si bien es dominante el franco arenoso, también hay zonas con fuerte concentración de material calcáreo, piedras o limo. Esto nos permite obtener diferentes perfiles de acuerdo al varietal y el corte que buscamos”, detalla Juliana del Águila Eurnekian, propietaria de Bodega del Fin del Mundo.

San Patricio del Chañar
Bodega del Fin del Mundo.

Vinos del viento

Al igual que en muchas zonas de Argentina, el Malbec es la cepa con mayor superficie en San Patricio del Chañar y representa una tercera parte del total cultivado. 

Lógicamente, el perfil de este varietal en esta zona, ubicada a 350 metros de altitud en la latitud 38° Sur, es muy diferente al de otros orígenes. 

Entre los atributos del Malbec de San Patricio del Chañar me gusta destacar que son diferenciales: la frescura, producto de una buena concentración de acidez que logramos de modo natural, y los aromas florales y de frutos negros. En cuanto al paladar, son vinos caudalosos, de textura amable y rica fluidez”, cuenta el winemaker de Bodega de Fin del Mundo. 

Ejemplos para descubrir este carácter patagónico moderno son Saurus Select Malbec de Schroeder, Malma Chacra La Papay Malbec, Mantra Malbec de Secreto Patagónico y Fin del Mundo Reserva Malbec.

Sin embargo, es el Pinot Noir una de las variedades más destacadas en la región y por la que más apuestan las bodegas. “El Pinot Noir nos sorprendió por su adaptación y capacidad para desarrollar un estilo tan diferente al que se puede encontrar en el resto del país”, menciona el enólogo Leonardo Puppato, creador de diez etiquetas con este varietal para Familia Schroeder.

Logramos una excelente maduración, buena sanidad y, ante todo, vendimias parejas”, agrega.

Gracias a las condiciones generales de San Patricio de Chañar, el Pinot Noir desarrolla un perfil moderno y expresivo con buena concentración de sabor, una textura sabrosa y una impronta aromática profunda, con tonos de cerezas y guindas frescas y confitadas junto a flores y trazos terrosos. 

Entre los ejemplos más característicos, si hablamos de vinos jóvenes de estilo fresco, frutal y vibrante, se encuentran Malma Family Reserve Pinot Noir y Mantra Pinot Noir de Secreto Patagónico.

En tanto, a la hora de los más complejos, pensados para la guarda, se destacan Familia Schroeder Barrel Fermented Pinot Noir y FIN Single Vineyard Pinot Noir, de Bodega del Fin del Mundo. 

Paralelamente, cepas como Cabernet Franc, Merlot y Syrah brindan grandes resultados en vinos varietales, pero también en sabrosos Bordeaux blend como Malma Universo Blend, Fin del Mundo Special Blend o la edición especial de Familia Schroeder Blend.

En cuanto a las cepas blancas, se lucen principalmente el Semillón, el Chardonnay y el Sauvignon Blanc, con la que hoy se exploran diferentes posibilidades para definir el carácter de los vinos blancos de la región.

San Patricio del Chañar
Bodega Schroeder

Vinos y gastronomía

Ubicado a menos de 50 kilómetros de la capital neuquina, este enclave vitícola se convirtió en interesante polo enoturístico gracias a que todas las bodegas reciben visitas, organizan degustaciones y proponen recorridos por los viñedos.

Incluso la gastronomía es uno de los servicios a destacar con dos exquisitos restaurantes como los de Familia Schroeder y Bodega Malma, con especialidades patagónicas como cordero y truchas arcoíris, exquisiteces que maridan a la perfección con los vinos del lugar. 

Te invitamos a seguir leyendo info sobre vino argentino: https://blog.winesofargentina.com/es/destacadas/vinos-tintos-de-argentina/

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