Mendoza es una de las joyas vitivinícolas más destacadas del mundo. Dentro de sus terruños, uno de los más interesantes es Las Compuertas, Indicación Geográfica de Luján de Cuyo, donde pequeños productores se dedican a crear vinos extraordinarios que reflejan el carácter excepcional de su terroir.
Dentro de las fincas dedicadas a preservar la esencia de Las Compuertas, sobresale la bodega familiar Durigutti Family Winemakers.
Héctor Durigutti, owner y winemaker, describe:
“Desde que nació, Durigutti Family Winemakers es un proyecto 100 % sustentable. Siempre hablamos de un proyecto integral e integrador y sustentable, tanto turístico como vitivinícola. En la zona de Las Compuertas nos hemos convertido en un referente muy claro para reposicionar y revalorizar un corredor histórico del vino tan importante. Nuestro plan es salir al mundo a posicionar a Las Compuertas como un lugar de enorme valor patrimonial del que somos grandes defensores. Esa meta es una visión a largo plazo, una filosofía de vida desde el día que empezamos en este proyecto, más allá de mostrar credenciales de certificación”.
Durigutti Family Winemakers y la protección del terruño
En operaciones desde 2002, Durigutti Family Winemakers inició como una bodega orientada esencialmente hacia la exportación, con Estados Unidos como principal mercado. Hoy, explica Pablo Durigutti, owner y winemaker, el peso de exportación e importación en sus operaciones es bastante parejo.
“Hoy el contexto internacional nos posiciona muy bien en el desarrollo de nuevos mercados, tanto los regionales, fundamentalmente Brasil, como los europeos. Y dentro de los europeos, sabemos que la sustentabilidad tiene un peso estratégico mayor. Por eso, estamos en camino de llevar adelante distintos proyectos que nos ayuden a afianzar ese mensaje”.
Hoy Durigutti Family Winemakers tiene 34 hectáreas en Las Compuertas, de las cuales hay alrededor de 20 en producción. Finca Victoria –tal su nombre– integra, explica Pablo, una importante porción de monte nativo. “Allí hacemos una gran labor de estudios de suelo del monte, estamos haciendo una recuperación para que el desarrollo del monte, tanto vitícola como turístico, esté alineada con nuestro plan de preservación. Que no desaparezca el monte nativo es uno de los objetivos de nuestro masterplan”.
El proyecto de conservación contempla plantar en colinas, en cerros y mantener partes del cerro nativo que es, además, de donde obtienen los botánicos con los que elaboran su vermut. El ecosistema de Las Compuertas es rico: además de la flora nativa generosa, hay mucha diversidad de fauna como zorros y liebres.
“Todo eso forma parte de la biodiversidad. Nuestra filosofía de trabajo en el viñedo es hacia una agroecología sustentable y una agricultura regenerativa. Trabajamos con la antigua carga genética de las vides que encontramos, especialmente porque va unido a la parte de valor histórico y patrimonial. En la finca tenemos viñedos muy antiguos, de más de 80 y 100 años.
Tenemos viñas de 1910, de 1914 que están todavía en producción y que son parte de las etiquetas que tenemos en la marca Proyecto Las Compuertas, como las del Malbec de aquel año.
Estamos innovando con otras cepas plantadas que no son las tradicionales del lugar, pero siempre con el interés de armar nuestro propio vivero, de trabajar con la genética antigua en todas estas vides, lo que nos permite mantener un ADN del lugar. También hacemos un importante trabajo con levaduras nativas, para llevar a cabo la interpretación del terroir, para que hable el terruño. Buscamos una interpretación del lugar en los vinos, más que del varietal”, detalla Pablo Durigutti.
La zona viene sufriendo, explica Héctor Durigutti, una erradicación muy importante de viñedos, en pos de la urbanización y la proliferación de proyectos inmobiliarios. Entre esos viñedos, algunos son centenarios. Por eso, señala, el trabajo de preservación y conservación que lleva adelante Durigutti Family Winemakers busca defender la tierra.
“Para nosotros es un desafío mucho más grande, porque al ser una zona que cotiza –es una de las tierras más caras de vides de Argentina y del mundo–, el valor inmobiliario pesa mucho. Uno hace un gran esfuerzo por preservar o declarar una zona como reserva vitícola, que también parte de un trabajo asociativo colaborativo con los propietarios de Las Compuertas.
Alrededor de 2017, 2018, se formó un pequeño consorcio de vecinos productores, que nosotros impulsamos y promovemos.
Esas uniones ayudan a que entre todos los propietarios hagamos un esfuerzo mancomunado para que esta zona se preserve”, asegura Héctor. De este modo, lograron que hace apenas un año se declarara oficialmente a la zona como una reserva vitícola.
Durigutti Family Winemakers y el tejido social
Para Durigutti Family Winemakers es crucial la relación con los productores locales, los vecinos, con los que están plenamente alineados en la manera de entender y cuidar el valor de Las Compuertas. Ponerla en el mapa al mismo tiempo que protegen la altísima calidad enológica de la zona es su objetivo.
“Tenemos un producto a cuidar muy importante, porque salen vinos excepcionales de este corredor. Es el concepto de pequeño grand cru, de una calidad enológica muy buena y que tiene todo este trasfondo histórico que hay que explicar para ponerlo en valor en una botella”.
Con pocas unidades de botellas –porque se produce lo que la finca ofrece– se busca impulsar colectivamente la IG.
Con un proyecto arquitectónico totalmente integrado al entorno, de diseño minimalista, Durigutti Family Winemakers fue sumando propuestas: a la enológica, se sumaron la oferta turística y la gastronómica. Ambas sirven para establecer aún más puentes con los vecinos y habitantes de la zona. La bodega funciona como una escuela permanentemente abierta, que recibe a estudiantes especializados –por ejemplo, de sommellerie– pero también a mujeres y hombres que buscan desarrollar una carrera en hospitalidad o en gastronomía. El vínculo con productores locales, que llevan sus productos de la tierra a la mesa, más los artesanos que diseñan, entre otras cosas, la vajilla, ubica a la bodega como un actor social de peso dentro de Las Compuertas.
El futuro es orgánico
En 2021, Durigutti Family Winemakers completó la certificación Letis como viñedo y bodega orgánica. Esto incluye la línea completa del Proyecto Las Compuertas, con Victoria Durigutti como de tope gama –el ícono de la finca– y la línea Inframundo de vinos naturales sin sulfitos agregados. Además, enumera Carina, la bodega aplica habitualmente a todos los apoyos y programas que ofrece Sustenta Vitis a las bodegas socias. Recientemente fueron confirmados en dos: Gestión de Residuos y Eficiencia Energética.
Entre otras iniciativas, el equipo técnico de la bodega ya implementa una cantidad de protocolos que apuntan a mantener lo orgánico como estandarte de la producción: reutilizan todo el material genético de la finca, el producto de la poda y el mosto, que se convierte en compost que alimenta al viñedo.
Además, están reconvirtiendo los viñedos para lograr una mayor eficiencia hídrica: para ello cuentan con una represa de más de 7 millones de litros de agua que abastece por goteo a todos los viñedos nuevos. La transición es cuidadosa con aquellos viñedos centenarios que aún no soportan el cambio de sistema.