Argentina es conocida en el mundo por su Malbec. Es la variedad más consumida dentro y fuera del país y también la que más profundidad ofrece hoy en materia de terroir, algo que se evidencia en las copas: están los que son delgados y frescos y los que son musculosos y de buen cuerpo, por declarar dos extremos posibles.
Lo que pocos consumidores saben, sin embargo, es que hubo un momento en la historia del Malbec en el que las bodegas buscaron potenciar un estilo específico asociado a un valor patrimonial y crearon la primera Denominación de Origen de Argentina –y de Sudamérica– en 1989, incluso antes que la ley pudiera dar cuenta de esa singularidad: D.O.C. Luján de Cuyo, reconocida por la Organización de la Vid y el Vino en 1991.
Hoy el Malbec es famoso. Pero entonces era una variedad ignota incluso para los consumidores argentinos que algunos productores estaban dispuestos a sostener y hacer crecer. Para ello, la D.O.C. Luján de Cuyo fue un hito en el camino y para el Malbec, una piedra fundacional.
Antes incluso de que se investigaran los terroir de Argentina, antes incluso de que los viñedos de altura reconfiguraran el mapa de los sabores, la D.O.C. Luján de Cuyo buscaba proteger un perfil de Malbec para darlo a conocer al mundo. Ese perfil fue, de hecho, el que le dio fama: tintos de fruta madura, con ciruela y violeta además de un toque especiado, cuyo buen cuerpo y taninos dulces lo hacían amable a cualquier paladar.
La D.O.C. Luján de Cuyo fue y es un hecho potente que empujó al Malbec hacia el horizonte actual. Desde entonces mucho vino ha pasado por las copas. Y ahora la D.O.C. busca renovarse. Tiene sentido: con nuevos Malbec abonando la diversidad estilística, el sabor original tiene el doble valor del patrimonio y del éxito probado.
“A principios de 2020, las bodegas que formaban parte de la D.O.C. y quienes trabajamos en ella desde el comienzo, nos reunimos con la idea de retomar el trabajo iniciado a fines de 1980 y darle la fuerza y el empuje que merece –comenta Roberto de la Mota, enólogo de Mendel Wines y actual presidente del Consejo Denominación de Origen Luján de Cuyo –. La idea fue revisar todo lo realizado, jerarquizar el reglamento y, por sobre todas las cosas, trabajar para poner en valor y proteger los viejos viñedos de Malbec de Luján de Cuyo. Pues ellos representan un patrimonio único e invaluable que no podemos perder”.
“El Malbec es sinónimo de Argentina en el mundo y Luján de Cuyo, con sus vides históricas y el saber hacer de su gente, ha logrado mantener inalterables sus características a lo largo de los años” –destaca David Bonomi, enólogo de Bodega Norton, una de las primeras que produjeron vinos bajo esta D.O.C.–.
Y agrega: “Gracias al tipo de suelo de esta región, mayormente aluvional, constituido por un subsuelo pedregoso con sedimentos de arcilla, arena y limo; junto a la protección de la cordillera entre otro conjunto de factores, hacen del Malbec un varietal verdaderamente dominante y sobresaliente. Su estilo si bien se mantiene tradicional ha logrado evolucionar a lo largo de los años, siempre manteniendo la consistencia en la calidad”.
Actualmente, los Malbec de esta D.O.C. tienen una presencia en más de 40 países, siendo Brasil y Estados Unidos los principales destinos de las exportaciones.
D.O.C. Luján de Cuyo, siempre en crecimiento
En 2021, por primera vez desde su creación, la D.O.C. Luján de Cuyo incorporó nuevas bodegas: a las preexistentes Chandon, Lagarde, Luigi Bosca, Nieto Senetiner y Norton, se sumaron Bodega Bressia y Mendel Wines.
Y hay perspectivas de más adhesiones: “Tenemos muchos interesados en incorporarse a la D.O.C., tanto viticultores como bodegas”, afirma De la Mota. Pablo Cúneo, director de Enología de Luigi Bosca, agrega: “hay otras 10 bodegas que han mostrado interés en ser parte de esta denominación, lo que demuestra la relevancia de la D.O.C. Luján de Cuyo, que fue creada con el objetivo de preservar y poner en valor los viejos viñedos de Luján de Cuyo, jerarquizar la zona y garantizar al consumidor la calidad e identidad del producto que adquiere”.
Pero, ¿cuáles son los requisitos que debe cumplir un vino para poder ser etiquetado como D.O.C Luján de Cuyo? “Los vinos de la D.O.C. Luján de Cuyo tienen características sobresalientes, como elegancia, suavidad, redondez y fruta”, comenta a modo de introducción Sofía Pescarmona, Presidente de Bodega Lagarde y miembro del Consejo Denominación de Origen Controlada Luján de Cuyo, y responde: “En cuanto a lo técnico, todos ellos son producidos y embotellados en origen y todos son Malbec, con una graduación alcohólica mínima de 13.5% y una crianza de 18 meses entre la cosecha y la salida al mercado (6 meses mínimo de crianza en madera)”.
Malbec, sí, pero más precisamente lo que estipula la D.O.C es que al menos el 85% del vino debe ser de esta variedad, mientras que el 15% restante puede ser otras variedades reconocidas por la DOC.
“Los vinos D.O.C. Luján de Cuyo son Malbec que se caracterizan por un perfil aromático dominado por los frutos rojos y negros, donde la ciruela es un descriptor que se destaca. También se aprecian las notas de madera típicas de la crianza que tienen los vinos de esta denominación, las que aportan complejidad, que es otra de las características de los vinos D.O.C. –describe Cúneo –. En la boca son vinos carnosos y grasos, de una elegancia y suavidad que los hace inconfundibles”.
David Bonomi, por su parte, agrega: “En líneas generales, el estilo lo podríamos definir como vinos aromáticos de gran intensidad y en boca con gran volumen, pero muy sedosos en su final. Estos vinos suelen presentar notas mayormente frutales y en algunos casos especiadas. Y en boca, se perciben taninos dulces, sin aristas. Es por eso que hablamos de vinos voluminosos, son vinos muy amables al paladar, perfectos para descubrir las principales características del Malbec de Luján de Cuyo en su mayor expresión”.
La próxima vez que se bebe una Malbec D.O.C., al menos, estará claro que se bebe un estilo que hizo a la historia al vino más famoso de la Argentina.