Bodega del Desierto, hacedora de los vinos pioneros de La Pampa

Bodega del Desierto

El nacimiento de Bodega del Desierto en el 2001 marcó a su vez los primeros pasos de una zona vitivinícola argentina prácticamente inexplorada hasta ese momento: la del Alto Valle del Río Colorado, en la provincia de La Pampa. 

En esa región, que ocupa el extremo septentrional de la Patagonia, había sólo ocho hectáreas de vid plantadas hasta el año 2000. Bodega del Desierto -establecida en la localidad de 25 de Mayo- contribuyó enormemente a que esa pequeña superficie se ampliara hasta las 300 hectáreas actuales. 

El emprendimiento aterrizó gracias al impulso de un grupo de empresarios que vieron potencial en aquel suelo arenoso, profundo y con contenido rocoso variable. Esas características, sumadas al clima continental, con baja pluviometría y temperaturas de moderadas a frescas, pintaron un paisaje desafiante donde se comenzaron a plantar vides de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Syrah y Chardonnay. 

Dos años después de la fundación, aquella primera avanzada se probó exitosa y Bodega del Desierto amplió sus viñedos agregando Malbec, Pinot Noir, Sauvignon Blanc y Viognier, desplegando una superficie total de 140 hectáreas. 

“Fue crucial hacer un buen manejo del viñedo”, señala el enólogo Sebastián Cavagnaro, quien trabaja en la bodega con el asesoramiento de su colega norteamericano Paul Hobbs. 

Bodega del Desierto

Bodega del Desierto, veinte años de evolución

“En esta zona hay vientos permanentes, precipitaciones muy escasas y suelos con poca materia orgánica que permiten controlar el vigor de las plantas. Nuestro principal desafío era mantener una buena canopia para cubrir a las uvas del sol y del viento. Así, pudimos encontrar el mejor equilibrio entre la parte productiva y la vegetativa”, cuenta el enólogo. 

Junto al aprendizaje hacia el cuidado ideal de las vides, también llegaron barricas de roble desde Francia y Estados Unidos. La casa propia se hizo realidad reciclando instalaciones preexistentes de 2.500 metros cuadrados para dedicarlas a la elaboración y el almacenamiento.  

“Hoy, más de diecisiete años después de la primera cosecha, allá por el 2004, Bodega del Desierto sigue superando sus propias expectativas sobre la vitivinicultura austral. Cada año que pasa el desierto patagónico nos va revelando secretos que se transforman en aromas y sabores muy cautivantes”, dice Cavagnaro. 

“La experiencia y la constancia en la calidad de los vinos obtenidos año tras año incentivaron a desarrollar viticultura en otros valles de la provincia de La Pampa, siempre tomando como referencia los vinos de Bodega del Desierto”. 

Bodega del Desierto

Vinos del sol y del viento

Hoy, el establecimiento cuenta con una capacidad de almacenamiento de 1,2 millones de litros repartidos entre los tanques de acero inoxidable y 500 barricas. Además, trabaja con tecnología de punta buscando preservar todas las aptitudes que trae la uva desde el viñedo en el momento de la cosecha.

Maquinarias en acero inoxidable, prensas neumáticas, mesas vibratorias para no dañar los hollejos, seleccionadora óptica de granos y equipo de frío para controlar las fermentaciones alcohólicas y una fraccionadora de 2800 botellas/hora con módulo de etiquetado, son algunas de sus herramientas de avanzada.

“Nuestros vinos tienen un estilo netamente influenciado por el terroir: alta heliofanía, suelos sueltos, vientos que engrosan los hollejos, días calurosos y noches muy frescas otorgando una gran amplitud térmica”, ilustra Cavagnaro. 

“Son vinos con excelentes perfiles aromáticos en el caso de los blancos y espumantes. Con respecto a los tintos, tenemos vinos complejos de Reserva y Gran Reserva gracias a los polifenoles que desarrolla la planta”, agrega.

Dentro de esas características generales, el enólogo resalta las cualidades de los vinos Cabernet Franc de Bodega del Desierto. “Nos está dando muy buenos resultados e inclusive estamos haciendo blancos y espumantes con esa cepa que recibieron muy buenas críticas. Nuestro Cabernet Franc 2005 fue el primer vino argentino en obtener una Gran Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas en el año 2007. Fue importante porque le dio un ‘sí’ a la zona con una variedad en ese momento poco usada como varietal”

Bodega del Desierto

El gran éxito de esta variedad llevó al desarrollo de la línea más reciente: Desierto Astral, blends con base de Cabernet Franc y aporte de otros varietales como Chardonnay, Sauvignon Blanc, Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon y Syrah. 

Además, la bodega cuenta con las líneas Desierto 25 (blends de vinos con crianza en barrica, sin crianza y con aporte de duelas), Desierto Pampa (con paso de entre 15 y 18 meses por barricas y un cosecha tardía) y Pampa Mía (espumantes con un año sobre lías y vinos rosados).

El dinamismo en este emprendimiento es, así, una característica claramente constante marcada por las lecciones que ofrece día a día una región de reciente explotación vitivinícola. 

“Las perspectivas a futuro son muy buenas, ya que tenemos la posibilidad de hacer una viticultura sana, en una zona libre de enfermedades, con suficiente agua, un clima que acompaña y una región de renombre internacional como es la Patagonia”, subraya Cavagnaro.

“Por otro lado, ya hay suficiente experiencia de los vinos que se logran. Nuestro desafío constante es obtener los mejores atributos de este desierto patagónico para lograr vinos distintos y de excelente calidad”.

Para seguir conociendo los vinos de la Patagonia, seguí leyendo: Valles patagónicos, la última frontera austral

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