Portadora del apellido más célebre de la vitivinicultura mundial, Saskia de Rothschild es una amante de Argentina donde hoy conduce, junto a Laura Catena, Bodegas CARO, el proyecto fundado en 1999 por Nicolás Catena y su padre, el Baron Eric de Rothschild.
Al frente de la empresa familiar, Barons de Rothschild Lafite, desde 2016, Saskia de Rothschild dirige todas las bodegas que el grupo posee en Francia, Chile, China y Argentina, con una visión de largo plazo y un fuerte compromiso con la sustentabilidad. “Para nosotros es una obligación pensar en el futuro del vino. Somos una familia del vino, que vive por el vino”, asegura durante la plantación del nuevo viñedo que Bodegas CARO está desarrollando en San Pablo, Valle de Uco, a 1400 metros de altura. Se trata de un lugar mágico, ideal para conversar sobre la actualidad del vino argentino y escuchar a Saskia De Rothschild.
Entrevista a Saskia de Rothschild
En 1999 tu padre se entusiasmó con la idea de descubrir y desarrollar vinos top en una nueva región como Mendoza. ¿Qué es lo que te seduce para continuar con este proyecto?
Dos cosas me dan confianza en el futuro. Primero, los terroirs distintivos que hay y especialmente el que hemos encontrado en San Pablo, que nos permite elaborar vinos con mayor frescura y apostar al futuro con cepas como el Malbec, el Cabernet Franc o el Chardonnay.
En segundo lugar, destaco el espíritu presente en el mundo del vino argentino actual y la creatividad que observo. A pesar de todo los desafíos que enfrenta el país, veo que nuestros equipos y las personas que tuve la oportunidad de conocer en la región siempre encuentran el modo de seguir adelante con sus ideas.
En Francia vemos el arte de elaborar el vino como la unión de la poesía y la ciencia. De Argentina me encanta que son más poetas que científicos. Hay mucha autenticidad en los vinos argentinos de hoy.
¿Cuáles son los cambios que aplicaron junto a Laura Catena desde que están al frente de Bodegas CARO?
Lo más importante fue definir la identidad para los vinos de la bodega. Nos tomamos el compromiso de definir quiénes somos y qué queremos ser en el futuro y para que esto se cumpla, armamos un equipo. Las bodegas trascienden con los equipos y eso nos faltaba. Ahora tenemos una bodega hermosa, un equipo increíble y el viñedo que buscamos durante años. Vemos cómo Bodegas CARO fluye de un modo auténtico, sin que debamos forzar nada, hacia donde nos gustaría estar.
CARO apostó desde siempre a los vinos de corte en Argentina cuando todos elaboraban Malbec. Hoy que conocen más del vino argentino, ¿creés que ese sigue siendo el camino para la bodega?
Amamos al Malbec y más aún en un blend. Creemos que nuestro nuevo viñedo nos permitirá llevar nuestros vinos a otro nivel pero también desarrollar otras propuestas. Por ejemplo, elaboraremos Chardonnay que sin dudas es una cepa que en Mendoza puede alcanzar una calidad excepcional. Ya lo hemos comprobado con los vinos que elabora Catena Zapata en Gualtallary. En Chablis, con DBR Lafite hemos adquirido la bodega William Favre, uno de los mejores productores de Chardonnay de Borgoña y esto seguro nos brinde más herramientas y conocimiento para obtener grandes blancos en San Pablo.
Cabernet Franc es otro vino que me encanta en Argentina y también lo aprovecharemos en el viñedo. Luego descubrí otras variedades que brindan excelentes expresiones del terroir en diferentes zonas del país. Lo importante de estos vinos es no ocultar su esencia.
Tu gestión al frente de Domaine Baron de Rothschild se destaca por un fuerte compromiso con el medio ambiente y la sustentabilidad, ¿cómo ha sido ese proceso en las diferentes bodegas del grupo y cuál es el plan que tienen en Argentina?
Recientemente, Bodegas CARO, como todas las bodegas de DBR Lafite, ha obtenido la certificación como Empresa B, reforzando así nuestra misión de protección. Esto implica que todas nuestras decisiones se basan en objetivos que van más allá de lo económico. Hemos ajustado los estatutos de nuestras empresas para reflejar nuestro compromiso a largo plazo con un impacto positivo en los ámbitos sociales y ambientales desde nuestras operaciones. Finca Desiré en San Pablo será manejada de forma orgánica desde el principio, buscando mantener un equilibrio entre el bosque endémico y la viña. Es algo que queremos desarrollar en todos nuestros viñedos.
De las 60 hectáreas de la finca, 25 se mantendrán con vegetación autóctona. Se respetarán 5 corredores biológicos que cruzan la propiedad de este a oeste y de norte a sur, uniendo los espacios naturales y los reservorios de agua de las propiedades vecinas, con el fin de preservar un equilibrio agroecológico.
La Indicación Geográfica San Pablo tiene la capacidad para mitigar el riesgo de escasez de agua, las precipitaciones oscilan entre los 250 y los 500 mm anuales, es uno de los terruños más frescos, nubosos y húmedos del Valle de Uco.
Sentimos que hemos encontrado un terroir ideal para un gran vino argentino. Estar en la génesis de esta plantación nos permite abordar el proyecto de la forma más responsable desde el principio, teniendo en cuenta el ecosistema local.
¿Qué aspectos debería fortalecer Argentina para crecer en los mercados más importantes?
Argentina debería ser un ejemplo para otras regiones; entendió que los vinos tienen que contar historias, ser encarnados, tener alma. Hoy tiene una marca país muy sólida en cuanto a vino y turismo vitivinícola.
Otra fortaleza: el consumo local como columna vertebral del negocio. Sin dudas, el compromiso con la sostenibilidad es algo que hay que seguir desarrollando, siempre pensando en las generaciones futuras, aunque no sea un camino fácil en un contexto de crisis económica.
Hay que hacer ensayos y búsquedas, crear diálogo para ir mejorando de manera colectiva, colaborando entre bodegas y con universidades en temas de viticultura, como es el caso de la protección del material vegetal pensando en el futuro.
¿Cuáles creés que son los principales intereses y preocupaciones de los consumidores de vinos en la actualidad y cómo deben actuar las bodegas ante esto?
La gente busca vinos deliciosos que cuentan historias con sinceridad y calidad. Vinos que tengan más “drinkability,” menos “wow effect” y más persistencia.
El mercado del vino va a cambiar y se pondrá cada vez más desafiante, para todos, no sólo para Argentina. La gente cada vez bebe menos y también se observa un cambio es cuánto están dispuestos a pagar por una botella. Hay mejores vinos que nunca y la competencia será dura. Hay que estar muy atentos a lo que se ofrece al público y elaborar cada vez mejores vinos, nobles, sinceros y transparentes. Tenemos el deber de ofrecer experiencias irreproducibles. El consumidor es cada vez más curioso, quiere saber todo y obtener más.
En nuestro caso, estamos siempre atentos y en constante búsqueda de la mejor calidad. No nos quedamos tranquilos, seguimos estudiando e investigando. Nada está terminado.