Julia Zuccardi es responsable de Turismo y Hospitalidad de Bodega Santa Julia (entre sus numerosas tareas se ocupa de Casa del Visitante y de Pan y Oliva) y de Zuccardi Valle de Uco (con el restaurante Piedra Infinita Cocina). Su trabajo es enorme: las dos bodegas reciben más de 60.000 visitantes al año.
Comenzó en 2008 “sin experiencia”, dice ella. Por aquellos años solo existía Casa del Visitante, un emprendimiento pionero del enoturismo argentino. Más tarde se sumó Pan y Oliva, un restaurante y almacén con una gastronomía familiar. Y en 2016 llegó Piedra Infinita Cocina, en Valle de Uco.
Al mismo tiempo, la empresa familiar vivió un crecimiento importante que continúa: en 2022, bodega Zuccardi Valle de Uco inauguró el Hall of Fame del Best World’s Vineyards, el ranking de las mejores bodegas para visitar en el mundo, tras obtener el primer puesto en la tres primeras ediciones del certamen.
De este modo, Zuccardi no es solo faro entre los vinos argentinos de mayor reconocimiento global, sino también un enclave de enoturismo y gastronomía de bodegas, lo que impacta directo en las ocupaciones de Julia Zuccardi.
Con Julia Zuccardi hablamos para conocer en profundidad su mirada sobre los desafíos futuros del turismo y la hospitalidad en el vino argentino.
Entrevista a Julia Zuccardi
¿Cómo evolucionó tu trabajo en todos estos años? ¿Cuáles son tus objetivos ahora, teniendo en cuenta todos los logros y reconocimientos alcanzados por Bodega Zuccardi?
La evolución ha sido grande. Al principio no tenía experiencia en turismo y hospitalidad, pero el mundo del vino siempre fue parte de mi vida, me fui formando de a poco y todavía lo sigo haciendo. Primero con mi mamá (Ana Amitrano), que en ese momento lideraba el área de turismo y con experiencias fuera de la bodega que completaron mis conocimientos.
Los objetivos son los mismo de siempre: que las experiencias en las dos bodegas mejoren en calidad y unicidad. Para nosotros es muy importante que las personas se lleven un poco de nuestra esencia familiar y que la propuesta que ofrecemos esté a la altura del trabajo mis hermanos, Sebastián en los vinos y Miguel con los aceites de oliva.
Tenemos bien claro que somos comunicadores de los proyectos de la familia, de modo que es muy fuerte compartir valores que nos representan como calidad, innovación y sostenibilidad. Estos tres pilares son clave en cada actividad que encaramos y nos interesa que las personas puedan sentir que esto es real, que sucede y también contarles cómo sucede.
¿Qué cosas fuiste aprendiendo en el camino?
Tuve la suerte de formar equipos con gente muy capacitada que me permitió aprender. Quizás lo más importante que aprendí fue a trabajar con las personas y liderar equipos siendo fiel a mi forma de ser. Leer al visitante, percibir qué y cómo lo quiere también fue importante. Eso cambió mucho en los últimos diez años. Entendí que el lujo que buscan está en la autenticidad de las experiencias y para esto es importante la relación personal que se genera, compartir una historia, una filosofía, algo real.
¿Qué hitos marcaron el crecimiento?
Cuando yo empecé Casa del Visitante y el Centro de Visitas en Santa Julia estaban en funcionamiento, cada uno tenía su identidad. Creo que mi primer hito fue la apertura de Pan y Oliva, dónde me involucré desde el minuto cero.
Siempre me sentí muy identificada con este proyecto porque tiene que ver con lo que me gusta: un lugar y su gastronomía. Luego vino la apertura Piedra Infinita Cocina, un hito muy grande en 2016 que me obligó a dar un salto grande en mi carrera. Era un desafío, cuando inauguramos pensábamos que nos iba a llevar diez años posicionarlo; sin embargo, gracias al crecimiento que tuvo Mendoza como destino turístico se dio de inmediato y hoy es una referencia internacional de enoturismo.
¿Cómo ves a Mendoza posicionada como destino enoturístico?
Creció y más rápido de lo que esperábamos. Hace diez años, cuando viajaba al exterior debía explicar dónde estábamos. Esto cambió mucho, hace dos meses me tocó viajar a un congreso de enoturismo mundial y todos expresaban su admiración por lo que hacemos y hemos logrado.
Julia Zuccardi ¿qué planes tenés para el futuro?
Estamos iniciando un fuerte trabajo en Santa Julia que calculo inauguraremos en 2024. La esencia de Santa Julia es la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente y el cuidado de nuestra gente.
La idea es relanzar la propuesta de la bodega con una experiencia desde el viñedo donde se pueda mostrar y transmitir de manera más real todo nuestro trabajo de sustentabilidad.
También vamos a tener una sala de arte, espacios de degustación y de eventos y una bodega de vinos naturales. Será una propuesta que va a acompañar los cambios que se dieron en la comunicación de Santa Julia en los últimos tiempos, a partir de la incorporación de los vinos orgánicos y naturales.
¿Cómo se unen conceptos como sustentabilidad, turismo y hospitalidad?
Cuando hablamos de sustentabilidad, hablamos del cuidado del lugar y de su gente. Todo esto lo inició mi abuela Emma y hoy soy yo quien toma la posta. Hace muchos años, cuando casi ni se hablaba de responsabilidad social, Emma ya tenía estas ideas y una vocación muy grande para ayudar. Ella creó nuestros centros culturales y la fundación; su gran objetivo fue, y sigue siendo para la familia, brindar herramientas para mejorar la calidad de vida de las personas de nuestra comunidad.
Hoy, en la finca de Maipú y en la de Santa Rosa contamos con centros para que las personas que trabajan en las bodegas puedan terminar sus estudios secundarios, hay guardería para los chicos y contamos con un taller de costura de mujeres de la zona que han desarrollado un oficio propio, elaboran productos para nosotros y para sus clientes. Algo importante es que quienes nos visitan pueden visibilizar todo esto.
En cuanto al cuidado del medioambiente, si bien no estoy involucrada en los trabajos de viñedo, el aporte es a través de la gastronomía. En nuestras cocinas siempre se busca potenciar los productos locales con los que diseñamos los menús.
¿Considerás que Zuccardi es una escuela del enoturismo en Argentina?
Creo que sí, creo que somos una de las bodegas que tiene la estructura más grande en turismo y hospitalidad, donde por suerte nuestro equipo se capacita permanentemente. Muchos se quedan y hacen carrera, otros -con el tiempo- siguen su camino y se llevan muchísimas herramientas para seguir creciendo.
De algún modo, la calidad y la innovación en lo que hacemos está siempre presente, somos un espacio de formación y desarrollo.
