Como hemos visto anteriormente, la educación es uno de los pilares de la sustentabilidad en las bodegas argentinas. Los ejemplos de educación por bodegas argentinas se pueden encontrar a lo largo y ancho del país. Más allá de la producción de vino de alta calidad, las empresas nacionales llevan adelante una estrecha vinculación con sus colaboradores y las comunidades en las que están inmersas, a partir de apoyo educativo, programas de pasantías o capacitaciones que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas que las rodean.
Educación por bodegas argentinas: el valor de la comunidad
Comenzando el análisis de los planes de educación por bodegas argentinas por el norte del país, en la provincia de Salta, el Grupo Colomé, con sus bodegas Colomé y Amalaya realiza acciones orientadas a los municipios de Molinos y Cafayate. Como explica Lourdes Casasola, gerente de Responsabilidad social y Gestión ambiental de la empresa, en la primera de las localidades se da un trabajo específico con la comunidad Diaguita Calchaquí, integrada por más de 100 familias y unas 400 personas que viven en el Paraje Colomé.
Sobre la educación, por un lado, la bodega se encarga de dictar talleres de apoyo escolar primario y secundario a los niños y adolescentes de la comunidad. Por otro lado, en articulación con el Ministerio de Educación, llevan adelante el programa Educación para el Trabajo y, a través de la Secretaría de Fortalecimiento Sociocomunitario, dictan talleres de capacitación en oficios, por ejemplo, introducción a la cocina o introducción al servicio, los cuales después les permiten a los alumnos cubrir la demanda laboral del sector enoturístico de Colomé.
Para el caso de Amalaya, inmersa en Cafayate -con 20.000 habitantes-, el trabajo del grupo se da de manera mancomunada con el sector público, con convenios firmados con distintos ministerios salteños, y representantes de la comunidad. En este caso, cuentan con pasantías a nivel secundario, terciario y universitario en distintas áreas de la empresa, ya sea en mantenimiento, bodega o su más reciente winebar. Además, también se encargan de dictar cursos de capacitación.
Educación por bodegas argentinas en otros destinos
Al oeste, Chandon y Terrazas de los Andes llevan adelante, desde el 2004, programas educativos enfocados hacia diferentes públicos, enmarcados en ámbitos de escuelas públicas rurales en su área de influencia: los departamentos de Luján de Cuyo, Maipú, Tupungato, Tunuyán y San Carlos. Participan anualmente más de 4.000 niños, niñas y adolescentes y más de 100 docentes, capacitados por especialistas en diversas áreas y acompañados por voluntarios de las bodegas, con el apoyo de una consultora que asegura la orientación sociopedagógica de las iniciativas.
En el contexto de la educación por bodegas argentinas, algunos de los programas son: Educar en Vendimia, donde se da acompañamiento educativo y recreativo a hijos de cosechadores; Racimos de Colores, un certamen artístico educativo; Aprender Creando, una experiencia de aprendizaje y puesta en valor del proceso vitivinícola para alumnos de primaria; Mi árbol, mi escuela y yo, con desarrollo de viveros forestales escolares, donde cada alumno cuida a un árbol; Visitas educativas; Mi escuela recicla, para la recolección y reciclaje de botellas PET en Luján y Voces de Agrelo, un coro para niños de 5 a 12 años.
En la zona Este de Mendoza, y en el marco de sus acciones de sustentabilidad, Bodega Los Haroldos, perteneciente al grupo Familia Falasco, completará la construcción de un pequeño establecimiento educativo de tres aulas dentro de la bodega, para que vecinos y colaboradores puedan completar sus estudios.
“Tenemos varios colaboradores, de los cuales muchos no han terminado la primaria o la secundaria. La idea es que puedan terminar los estudios desde el ciclo lectivo 2025”, explica Carlos Díaz, gerente Institucional de Familia Falasco.
Por otra parte, Los Haroldos también cuenta con un programa de colaboración con escuelas de la zona, en su mayoría del ámbito rural, mediante el que donan material tecnológico -como computadoras- para uso del alumnado.
En San Patricio del Chañar, Neuquén, Bodega Del Fin Del Mundo sostiene distintas acciones para fomentar el desarrollo educativo de la zona, como un convenio de investigación con la Universidad Nacional del Comahue sobre, por ejemplo, el análisis de las levaduras locales, el impacto de diferentes levaduras sobre los varietales y su expresión, entre otros tópicos.
También cuenta con distintos programas de pasantías, como en la época de vendimia, donde todos los años incorporan jóvenes estudiantes para la cosecha y elaboración. También, anticipan, implementarán un programa de pasantías con la escuela técnica de San Patricio del Chañar, pronto a comenzar.