Aproximadamente 200 variedades de uvas se cultivan en los viñedos de Argentina. Sin embargo, el reconocimiento internacional de sus vinos se concentra en el malbec, el cabernet sauvignon, el torrontés y, en los últimos años, el cabernet franc. Pero, más allá de estos éxitos, un puñado de cepas están emergiendo con fuerza, destacando tanto por sus cualidades únicas como por su historia y potencial. En palabras de profesionales referentes de la vitivinicultura Argentina, estas son los 5 vinos argentinos que no podés dejar de descubrir en 2025.
5 vinos argentinos para descubrir
Semillón: el resurgir de un clásico blanco
El semillón fue, durante buena parte del siglo XX, la cepa blanca por excelencia en Argentina. Hoy, en regiones como el Valle de Uco y el Alto Valle del Río Negro, está resurgiendo con vinos que combinan frescura, acidez y una notable capacidad de guarda.
Roberto de la Mota, enólogo de Mendel Wines, describe al semillón de Altamira como “un vino elegante, con frescura única y gran potencial de guarda, gracias a sus suelos calcáreos y altitud de 1.100 msnm.” Esta pasión tiene una raíz personal para Roberto: “Esta es una variedad que elaboraba con mi padre, Raúl de la Mota, en Bodega Weinert, y sabía que producía vinos excepcionales.”
Para Marcelo Miras, enólogo y propietario de Bodega Miras, el principal atractivo para el consumidor radica “en que es una variedad que da vinos muy elegantes, delicados, de una sutileza extraordinaria, que evolucionan excepcionalmente bien a un añejamiento en botella”.
Respecto a la guarda, Miras destaca que en el Alto Valle del Río Negro se pueden permitir elaborar vinos con un potencial de guarda mínimo de 5 años y en cosechas excepcionales, hasta de más de 10 años.
Las notas florales, la fruta y la vibrante acidez son, para Miras, “el carácter distintivo del Semillón del Alto Valle del Río Negro”.
Chenin blanc: frescura y elegancia renacida
Dentro de los 5 vinos argentinos para descubrir, destacamos chenin blanc. Originario del Valle del Loire, el cheninblanc fue popular en el pasado, pero su cultivo disminuyó frente a variedades más populares. Hoy, está regresando con vinos que capturan frescura y elegancia, gracias a viñedos antiguos y a winemakers con visión.
Andrea Mufatto, de Michelini i Mufatto, redescubrió un viñedo de chenin en Villa Seca, Valle de Uco: “Este parral, plantado en los años 70, tiene suelos profundos y baja producción. Nos sorprendió por su frescura, equilibrio y elegancia. Cuando joven, es una variedad da mucha frescura pero también tiene un gran potencial de envejecimiento”.
En Zuccardi Valle de Uco, Laura Principiano trabaja con un viñedo histórico en Vista Flores: “Nuestro chenin muestra la pureza varietal. La vinificación en concreto permite capturar la identidad del viñedo y resaltar su autenticidad.”
Está claro que en los últimos años el consumidor se está animando a descubrir lugares y vinos nuevos, “que suceda con vinos blancos en general y Chenin en particular es algo hermoso”, cuenta Laura.
Syrah: una variedad con múltiples rostros
Otro de los 5 vinos argentinos para descubrir: el syrah, tradicionalmente utilizado para cortes, ha crecido en popularidad debido a su adaptabilidad a diversas regiones argentinas, desde Mendoza hasta San Juan. Esta cepa ofrece una amplia gama de perfiles, desde vinos especiados y carnosos hasta frescos y frutales.
Sin dudas en la región de Cuyo ha encontrado un hogar ideal, en particular, en la provincia de San Juan: su permeabilidad al clima y la zona hacen que se hallen perfiles completamente distintos según su origen sea el Valle de Zonda, Calingasta o Valle de Pedernal. En este último terroir Felipe Azcona, propietario de Elefante Wines, lleva adelante su proyecto.
Con viñedos plantados hace más de 20 años, para Azcona el resurgir de la variedad “se debe un poco a la saturación que se dio con el Malbec y al hecho de que hay cada vez más consumidores educados que buscan nuevas alternativas”.
Y si bien considera que la expresión de Pedernal, con acidez, jugosidad, frescura y tipicidad son “grandes atractivos” para el consumidor, la clave para que su resurgir sea sostenible está en “mantener la calidad de los vinos que se elaboran”.
Gustavo Rearte, de Achaval Ferrer, trabaja con syrah en Perdriel y Gualtallary: “En Perdriel, el syrah tiene notas de pimienta blanca y elegancia, mientras que en Gualtallary es profundo y jugoso, reflejando la diversidad de esta variedad.”
Sangiovese: una herencia italiana en Argentina
Llegado con los inmigrantes italianos en el siglo XIX, el sangiovese fue durante décadas una de las variedades más cultivadas en Mendoza. Aunque perdió protagonismo en los años 70, hoy está renaciendo gracias a viñedos históricos y productores apasionados.
Federico Isgró, de BIRA Wines, elige esta variedad por su frescura y ligereza: “El sangiovese ofrece vinos amigables y fáciles de beber, ideales para quienes buscan algo diferente.”
Federico Benegas Lynch, pionero en su conservación desde 2000, utiliza uvas de un viñedo de más de 80 años en Cruz de Piedra, Maipú. “Nuestro sangiovese combina fruta marcada, buen cuerpo y una capacidad de guarda impresionante. Es un vino que conecta tradición y modernidad,” comenta.
Tannat: la fuerza del norte argentino
Finalmente, el último de los 5 vinos argentinos para descubrir. El tannat, introducido por inmigrantes europeos a finales del siglo XIX, ha encontrado un hogar especial en los Valles Calchaquíes. Con un carácter vibrante y estructurado, esta variedad está ganando admiradores tanto en varietales como en cortes.
Carla Dal Borgo, de Bodega Dal Borgo, describe al tannat salteño como “un reflejo del paisaje, con notas de fruta negra y especias. Es hora de desmitificar la idea de que es un vino duro y rústico.”
Thibaut Delmotte, de Bodega Colomé, destaca la adaptabilidad de esta cepa plantada a 2.300 msnm: “Hemos logrado vinos intensos y frescos que siguen ganando admiradores por su carácter único.”
Estas cinco variedades demuestran que la diversidad vitivinícola argentina está lejos de agotarse. Cada una de ellas, con sus historias y particularidades, ofrece una ventana a los paisajes y tradiciones del país. 2025, será el año perfecto para que las y los wine lovers del mundo exploren estos tesoros ocultos y se conecten con la riqueza de la tierra argentina.