El Día de Acción de Gracias es la celebración más importante para los estadounidenses y en este año tan particular es incluso más esperada que la Navidad.
¿Quién no ha sido testigo, así sea en una película, de la clásica imagen de la familia sentada a una mesa llena de platos y guarniciones para acompañar el típico pavo untado en manteca (mantequilla, en las traducciones)? Thanksgiving Day, la celebración más familiera de Estados Unidos, es la fecha en que el pavo rostizado se comparte en familia, como los argentinos hacemos con un asado en Navidad o para Año Nuevo.
Y como sucede en casi todas las culturas, en Estados Unidos su principal celebración se ha convertido en un festín culinario. Por esto mismo, los días previos cada miembro de la familia se ocupará de preparar alguno de los platos típicos mientras otros serán los encargados de encontrar el maridaje a la altura de las circunstancias. Sabemos que se trata de una fecha clave en la que cada familia comparte sus mejores botellas.
Ahora bien, ¿tienen lugar los vinos argentinos en esta gran mesa? Obviamente, sí.
Thanksgiving Day con vino argentino
Dos cosas debemos tener claras: el plato tradicional es el pavo rostizado, pero no el único, y además, son imprescindibles los vinos para el brindis. Eso propone Fernando Beteta, Master Sommelier de Chicago, con experiencia suficiente para guiarnos: “Para Thanksgiving Day sugiero vinos de taninos moderados y que puedan servirse a temperaturas bajas, pero también recomiendo blancos ligeros y a veces semi dulces. Y no deben faltar los espumosos, porque a fin de cuentas es una celebración”.
Considerando entonces que la carne de pavo es magra y delicada, los blancos son una buena alternativa. En este sentido Argentina, con sus Chardonnay de altura que combinan buen volumen de boca con frescura marcada, se convierte en una alternativa perfecta para este plato.
En primer lugar figuran entonces los Chardonnay del Valle de Uco, como El Enemigo, del enólogo Alejandro Vigil; Bramare, de Viña Cobos; Catalpa, de Atamisque y Cadus Vista Flores Appellation de Cadus Wines, mientras que algunas curiosidades para lucirse son Laborum, de Parcela de Porvenir de Cafayate, elaborado en los Valles Calchaquíes, y Costa & Pampa, primer Chardonnay oceánico de Argentina, elaborado a pocos kilómetros del Atlántico. Todos son blancos de buen cuerpo y riqueza expresiva que se llevan de maravillas con cada bocado de pavo que, si es acompañado por las clásicas candied yams, guarnición de batatas, mucho mejor.
Pero, siendo Argentina la tierra de los tintos, está claro que muchos esperan saber qué vinos podrían acompañar al pavo. En esto juegan un rol muy importante los acompañamientos tradicionales como mashed potatoes with gravy, cranberry sauce o green bean casserole, que ponen en la mesa otro tipo de sabor.
Busquemos para comenzar Malbec jóvenes y frescos como el patagónico A Lisa de Noemia, u opciones sin paso por barricas como Aruma de Caro, Vinyes Ocultos Cot Maceración Prolongada y Proyecto Las Compuertas Cinco Suelos de Durigutti Family Winemakers, o los criados en ánforas al estilo del novedoso Kung Fu, de Matías Riccitelli. En ellos mandan la acidez justa y la fruta expresiva, con taninos en segundo plano.
Fuera del Malbec se puede considerar a las uvas criollas argentinas que ofrecen buena tensión, cuerpo ligero y un sabor con mucha personalidad. Así son Vallisto Extremo, El Esteco Old Vines, Sunal Ilógico y Criolla Argentina de Niven Wines. O bien, en un plan un poco más sofisticado, los Cabernet Franc que ofrecen frescura, jugosidad y elegancia: Benmarco Sin Límites de Susana Balbo Wines; Eggo Franco, de Zorzal Wines o Colonia Las Liebres, de Altos Las Hormigas, todos de perfil frutal y balsámico con paladar ligero.
Dentro de las sugerencias de Beteta, un Tonel Único N°248 Malbec 2006 de Cavas de Weinert puede ser un descorche inolvidable gracias a su carácter evolutivo y refinado, al igual que algunos Pinot Noir patagónicos como los de Chacra, Humberto Canale y Otronia, y hasta los mendocinos Domaine Nico y Salentein Single Vineyard Los Jabalíes, que ayudaron a convertir a este Thanksgiving Day en inolvidable.
Por último, a la hora de los postres, cuando las tartas de calabaza o el pastel de nueces hacen su aparición, unas burbujas argentinas podrán llenar las copas hasta los brindis. Algunas opciones son Progenie I de Bodega Vistalba, Cruzat Cuvée Nature o Chandon Cuvée Reserve Pinot Noir.
En este año tan singular, qué mejor momento para animarse a romper la rutina de la mano de unos descorches argentinos. Más allá de cualquier pandemia, como dice Eric Asimov, otro especialista estadounidense en la materia, “there are no wrong Thanksgiving wines” cuando la clave es celebrar.