El proceso de elaboración del vino genera, según datos de la Organización Internacional del Vino (OIV), una gran cantidad de residuos en bodegas. 100 kilos de uva generan unos 25 kilos de desechos, de los que el 50% son pieles de uva, el 25% tallos y el 25% restante semillas.
Residuos en bodegas: proyectos con visión de futuro
Es por eso que la gestión de residuos en bodegas es un proceso de vital importancia para reducir su impacto negativo en el medio ambiente. En este sentido, Wines of Argentina (WofA), entidad responsable de la promoción del Vino Argentino en los mercados mundiales, lleva adelante
-dentro de su programa integral de sostenibilidad para el Vino Argentino “Sustenta-Vitis”- el plan WofA Recupera, donde brinda asistencia a las bodegas en la valorización de estos desechos.
Más de una docena de bodegas de Mendoza, Río Negro, Buenos Aires y Salta ya se han sumado al plan, que ofrece de manera gratuita asesoramiento técnico especializado, en conjunto con otras instituciones especializadas en la materia, como Reciclarg.
Una de ellas es Humberto Canale, compañía centenaria de Río Negro. Juan Martin Vidiri, gerente de producción de la bodega, cuenta que, como participantes del programa, han pasado por algunas etapas. La primera es la autoevaluación de la circularidad, una instancia que les permite saber cómo está manejando la bodega sus residuos, clasificarlos y determinar qué acciones se pueden hacer para mejorar. “Nos ayuda a saber dónde estamos parados y cómo vamos a reciclar en cada área”, explica.
En otra etapa se identifican casos de baja y alta circularidad. “En el caso de la deposición de envases vacíos de agroquímicos y plásticos, en general, estamos muy ordenados. Pero en el caso de implementos electrónicos y eléctricos tenemos que mejorar”, afirma.
Pero además y alineados con la Agenda 2030 propuesta por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y como también se dedican a la producción de frutales, han desarrollado acciones como la limpieza de la laguna y el arroyo 173 (nombrados así por las chacras donde están ubicados). Utilizados durante décadas como depósito de basura, eso empezó a cambiar tímidamente hace casi 30 años y hoy es un ejemplo de recuperación del ecosistema.
Vidiri agrega que, en los últimos años, Humberto Canale ha instalado 196 paneles fotovoltáicos en los techos, que les permiten generar energía limpia equivalente al 40% de la demanda de la bodega. Asimismo, los subproductos de bodega y los subproductos de poda se convierten en compost para nutrir los cultivos.
Subiendo en latitud, en la provincia de Buenos Aires vale citar el caso de Puerta del Abra, una bodega familiar, pionera en la zona, que está transitando sus primeros pasos en la sustentabilidad. En su caso, también de la mano de WofA Recupera, no sólo están ordenando los procesos en el campo y en la bodega, sino que también avanzan en el manejo de residuos.
“En el viñedo y bodega hay muchos residuos con los que uno tal vez no sabe qué proceso seguir, qué camino tienen, si son reciclables, si es algo que se puede reutilizar, si es algo que hay que descartar o darle un tratamiento específico”, describe Delfina Pontaroli, enóloga de la bodega.
En este sentido, contó que el asesoramiento del equipo técnico de WofA les ha ayudado a diseñar un plan de acción para darle el mejor manejo posible a todos los residuos que se generan en la elaboración de sus vinos.
Una segunda oportunidad
Un concepto muy importante en el tratamiento de los residuos en bodegas es el de la economía circular, donde los residuos pueden ingresar nuevamente al sistema, generando un beneficio para la propia bodega o para otras instituciones asociadas. El ejemplo más común en todos los establecimientos vitivinícolas es el del compost: a partir de los residuos que deja la vendimia, la poda o cada uno de los procesos productivos, se produce un fertilizante natural que beneficia a las plantas.
Es posible encontrar otros ejemplos, como en Dal Borgo. Eugenia Mestre, agrónoma de la bodega salteña, describe el tratamiento de residuos, que se dividen en tres grandes áreas: finca, bodega y el centro turístico. De estas dos últimas, todos los desechos secos se clasifican y se donan a una escuela de Artes Plásticas de Cafayate. “Con lo que aportamos los alumnos hacen canastos para compras y otras manualidades”, resume.
En Mendoza, destaca la labor de Rosell Boher, que tanto en bodega como en su multipremiado alojamiento implementa acciones de sustentabilidad. Además de reutilizar los desechos del viñedo y los residuos sólidos que generan con su propio aceite de oliva como fertilizante, el lodge cuenta con una planta de tratamiento de aguas grises que se reutilizan para riego.
Alejandra Gil Posleman, gerente de Rosell Boher, agrega que las botellas y todo el vidrio que generan es vendido a Veralia, compañía que fabrica botellas de vidrio para la industria, que las reutiliza y el dinero recaudado se dona a la Fundación del Hospital Pediátrico Humberto Notti.
Lo mismo sucede con los plásticos y los cartones, que son donados a distintas instituciones que se dedican a las manualidades o que fabrican ladrillos, cortinas y muebles con el material que reciclan.
“Comenzamos con esto hace ya varios años. En parte por convicción y en parte por la demanda de los turistas que llegaban al alojamiento y requerían de una visión más sustentable en nuestros servicios. Hoy contamos con varias certificaciones y estamos en proceso para ser Empresa B”, completa Alejandra Gil Posleman.