Bodegas por la educación: apostando al futuro

bodegas por la educación

Bodegas por la educación. En 2015 la ONU puso en marcha la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que entre sus objetivos incluyó la educación de calidad,  inclusiva e igualitaria en todos los niveles, sentando así bases para todo el mundo. Pero incluso antes de eso, bodegas en Argentina comenzaron a apostar por la formación de sus trabajadores y de sus comunidades, como herramientas para mejorar las competencias de los colaboradores y convencidos de que se trata de la forma de acceder a un futuro mejor. 

Bodegas por la educación


Si hablamos de bodegas por la educación, la bodega Trivento lleva 15 años de trayectoria sostenida en el área y hace unos meses logró otro hito: abrió la primera Aula Abierta para la comunidad de referidos y convocados de la bodega. La iniciativa, junto a la Dirección General de Escuelas de Mendoza, busca que los colaboradores de la empresa sugieran a personas que necesiten terminar sus estudios para brindarles posibilidades de crecimiento y superación personal.

En 2008 Trivento comenzó el primer ciclo de «Terminalidad Educativa Semipresencial» destinado a los colaboradores que buscaban finalizar sus estudios secundarios. Tras el éxito de la experiencia, en 2017 se sumó un aula de nivel primario para quienes no terminaron sus estudios básicos. Hoy todas las políticas educativas de la empresa están vinculadas en el Programa Vientos de Oportunidad. 

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La bodega también lleva adelante, desde hace 8 años, el Fondo de Becas -FonBec- un sistema de subvenciones de estudios desde hace ocho años. En el 2022 se entregaron 101 becas anuales a estudiantes de toda Argentina, de las cuales el 50% se financiaron con las ventas del vino White Malbec, una de las innovaciones de Trivento.

Las comunidades y las bodegas por la educación

María José Pellegrina, a cargo del área de Responsabilidad Social de Familia Zuccardi, cuenta que en las fincas de Maipú y en las de Santa Rosa llevan un centro de finalidad educativa para adultos, un jardín maternal y un centro de apoyo escolar. “Somos un aula satélite del Cens de la localidad de Fray Luis Beltrán (Emma Cartellone de Zuccardi). Abrirmos un espacio físico en la finca con la idea de que nuestros trabajadores y la gente de la zona tenga la posibilidad de terminar la escuela secundaria”. 

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El formato se adapta a la realidad y los horarios de los trabajadores, con un sistema de cursado semi presencial, en comisiones, una semana al mes. “Los grupos son reducidos y la enseñanza se hace casi personalizada y dentro del horario laboral. Y fuera de los horarios de cursado, los estudiantes pueden hacer consultas”, dice Pellegrina.
Además de apoyar proyectos de otras instituciones primarias y secundarias de Maipú, Santa Rosa y el Valle de Uco, la bodega ofrece prácticas profesionales para que los alumnos que están terminando sus estudios tengan una experiencia profesional en la compañía. 

Un horizonte de progreso

En el caso de Bodegas Bianchi, el apoyo a la educación de los jóvenes y adultos que forman parte de la bodega comenzó en el año 2012, al detectar que un empleado de la finca que pasó al área productiva no sabía ni leer ni escribir. Mediante la articulación con el Cebja del distrito de Las Paredes de San Rafael nació la Escuelita Bodegas Valentín Bianchi. Para el año 2015, la matrícula del espacio ya era de 15 alumnos y en el año 2022 fueron 8 cursando el primario y 13 en el secundario. 

Entre los diferenciales del programa -que hoy se dicta en las Finca Asti y Finca Doña Elsa- resaltan la enseñanza adaptada a las posibilidades de los alumnos, clases de informática y la entrega de útiles escolares (una de las barreras económicas para los estudiantes), merienda diaria y traslado. 

Proyectos de vida

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El de Grupo Peñaflor, de la mano de la Fundación Bemberg, acompaña un Centro Pescar y un Programa de Mujeres Protagonistas en Gualtallary. Fundación Pescar es una organización de la sociedad civil cuyo objetivo es formar a personas de escasos recursos económicos para que insertarse en el mundo del trabajo y diseñar un proyecto de vida. También llevan adelante acciones en Chañar Punco, Catamarca, donde cuentan con un programa de becas junto a Minkai, una asociación civil que apoya a los adolescentes y sus familias para que avancenen sus estudios. Desde hace tres años, otorgan 20 becas que buscan acompañar a los jóvenes para finalizar el secundario y orientarlos en sus proyectos. 

Esta acción se replica en Maipú, donde se encuentra su planta en Coquimbito y Bodega Trapiche, donde apoyan la terminalidad escolar en compañía de Cimientos, una organización que trabaja para que los jóvenes accedan a un futuro mejor a través de la educación. 

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