Elaborar vinos únicos es la principal motivación de los grandes winemakers, pero esto demanda confianza y coraje. En Argentina, tierra del Malbec, apostar por otros varietales es un camino interesante para explorar gracias a la rica historia vitivinícola del país. Solo hay que animarse, tal como lo hicieron Federico Isgró y Santiago Bernasconi al crear BIRA en 2017, un pequeño e innovador proyecto vitivinícola enfocado en la recuperación del legado de los viticultores italianos de Mendoza.
“Nuestro primer objetivo fue desarrollar algo diferente, controversial, para honrar nuestra herencia italiana, su cultura y sus vinos”, explica Bernasconi y continúa: “Con Federico compartimos las raíces italianas; yo del norte y él del sur de la península, de modo que salimos a la búsqueda de viñedos antiguos de Sangiovese en el Valle de Uco para elaborar los vinos de Bira con cuore italiano y anima argentina”.
Desde entonces, Bernasconi e Isgró se convirtieron en referentes de la elaboración de vinos con base Sangiovese en el país, a partir de un pequeño viñedo de Tupungato que salvaron a tiempo de la reconversión a Malbec. “No quedan muchas hectáreas de Sangiovese, pero las pocas que existen tienen vides viejas que nos aseguran buena calidad”, suma Isgró.
Vinos de BIRA: los comienzos
Isgró y Bernasconi están en el negocio del vino desde hace muchos años y fue en este ámbito donde se conocieron. Por su lado, Isgró es el técnico del equipo y el encargado de hacer los vinos. Es Ingeniero Agrónomo y Enólogo recibido de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza), pero también vivió y trabajó en Italia donde realizó una Maestría en Vitivinicultura. Antes de fundar BIRA, lideró áreas técnicas de producción y vitivinicultura para diferentes bodegas y viñedos.
Bernasconi es Licenciado en Administración de Empresas y estratega comercial de BIRA. En sus años en el mundo del vino lideró áreas comerciales, gerenció bodegas locales y grupos internacionales, y hasta fundó una bodega en la Patagonia, un background que le permitió posicionar a BIRA en mercados internacionales en muy poco tiempo.
“Los mercados de exportación iniciales fueron Reino Unido y Brasil. En 2022 se sumaron República Dominicana, Perú y el más emblemático para nosotros hasta el momento: Italia”.
De una charla de amigos surgió la idea de comenzar con un proyecto propio y familiar que decidieron bautizar BIRA a partir de las iniciales de Bernasconi e Isgró más República Argentina.
Se tomaron un tiempo para encontrar los antiguos viñedos de Sangiovese que imaginaban para sus vinos de Bira y en 2017 comenzaron la vinificación a partir de unas antiguas vides de Sangiovese de Las Arboleda, Valle de Uco, Mendoza.
“Si bien muchos de los inmigrantes que hicieron grande a la vitivinicultura argentina llegaron desde Italia, su trabajo fue con cepas francesas que comenzaron a cultivarse en el país a partir de 1853. Con BIRA queremos remontar la historia de las uvas italianas en Mendoza”.
Por sus suelos austeros y mixtos, el clima frío y la buena insolación que asegura la altura, el Valle de Uco es un terroir que permite obtener vinos de Sangiovese elegantes, complejos y frescos con un gran potencial de añejamiento.
Los vinos de BIRA
En un principio, para los vinos de BIRA encararon la elaboración de grandes tintos con inspiración toscana a partir de Sangiovese: “nuestra Primera Generación fue para honrar a nuestras raíces, a los primeros italianos que llegaron a Mendoza”. Para esto, crearon tres vinos con una particularidad: no incluyeron Malbec en los cortes.
Las uvas para estos vinos son de viñedos antiguos que se cosechan manualmente y luego son vinificadas en pequeñas vasijas con levaduras indígenas, y diferentes técnicas de crianza y afinamiento en función de la línea a la que van a pertenecer.
La búsqueda es que el Sangiovese sea un complemento para otras variedades, no un protagonista como varietal. Esto representa un desafío que prioriza las características distintivas del terroir.
“Comenzamos con tres cortes de Sangiovese, Syrah y Merlot: Rosso D’Uco, criado en barricas usadas; Brunetto, criado con un porcentaje de roble nuevo, y Bin Otto, en el que la selección de racimos es más precisa y la crianza es en barricas de 500 litros (50 % nuevas). La intención no es hacer el mejor Sangiovese al estilo toscano sino el mejor Sangiovese con el carácter único de los terroir de montaña del Valle de Uco”, afirman.
A partir del éxito de estos primeros vinos de Bira surgió la idea de desarrollar la Segunda Generación, esta vez a base de Malbec con Sangiovese: “estos vinos nos representan a nosotros, los descendientes de aquellos inmigrantes que compartieron con el mundo el potencial de los vinos de Argentina de la mano del Malbec”.
Así nacieron Tanito, blend de Malbec y Cabernet Franc con Sangiovese que recibe un mínimo paso por barricas, y Tano, Malbec de Gualtallary con Sangiovese de viñas antiguas de La Arboleda más Syrah y Merlot de La Consulta; cuya crianza de 12 meses se realiza en barricas nuevas de roble francés de 500 litros.
Un dato muy interesante de estos vinos está en los nombres: “la mayoría de los inmigrantes italianos que llegaron al puerto de Buenos Aires provenían del sur de Italia y zarpaban en barcos desde el puerto de Nápoles. Al llegar los llamaban Napolitanos y esto derivó en ‘tanos’ como se acostumbra a llamar a todos los italianos hoy en Argentina”, narra Bernasconi.
Por último, la gran novedad de BIRA es su Bianco D’Uco, un blanco elaborado a partir de un viñedo de Malvasía plantado en 1964 en el Valle de Uco, un hallazgo que convirtieron en un exquisito blanco muy original dentro del universo vínico argentino.
“Con nuestros vinos deseamos compartir con el mundo una interpretación del terroir de montaña a partir de variedades muy valiosas para nuestra historia, pero que además muy pocos imaginan que están en nuestro país. Somos un proyecto único con vinos ideales para quienes disfrutan de la diversidad que puede ofrecer el mundo de la vitivinicultura”.
