Diseñadoras mendocinas: el arte de comunicar el vino

Diseñadoras mendocinas de etiquetas

Dice el dicho popular que no hay que juzgar a un libro por su portada. ¿Y a un vino por su etiqueta?

Pararse frente a una góndola de vinos se trata, entre otras cosas, de explorar un mar de figuras y colores que intentan destacarse por sobre las demás. 

Desde una placa blanca con letras oscuras a ilustraciones cargadas de sentido: la industria del vino comprendió la relevancia del diseño y la innovación para encontrar nuevos y más consumidores. 

Mendoza, la provincia con la mayor industria vitivinícola del país, es también foco de producción de packaging y etiquetas. Para tener registro del fenómeno, conversamos con cuatro diseñadoras mendocinas de etiquetas que proponen una mirada fresca y original en el panorama efervescente del diseño nacional. 

Diseñadoras mendocinas de etiquetas de vino

La Compañía: una amistad de diseñadoras

Agustina Romero y María Julia Cavecedo García son socias además de amigas de la infancia. Su estudio La Compañía trabaja con bodegas de renombre como La Celia, Doña Paula, Graffigna y Susana Balbo, entre otras.

A la hora de diseñar les dan importancia a los detalles y se enfocan en que el resultado respete la esencia de las y los clientes. “Siempre buscamos tener una comunicación fluida, que sea un camino compartido”, dice Agustina.

Diseñadoras mendocinas de etiquetas de vinos
Agustina Romero y María Julia Cavecedo García.

María Julia señala la importancia de la innovación y por eso siempre está atenta a las últimas tendencias, ya sea en una técnica de ilustración o en un tipo de papel. La intención es “que el producto final sea un “todo” que venda por sí mismo, pero que tenga una veta innovadora”, explica.

La sustentabilidad es un tema ineludible en sus diseños: “Las bodegas ya tienen una conciencia del cuidado del medioambiente y esperan que nosotras hagamos propuestas en esa línea”, señala Cavacedo García

Conocedoras de la importancia de la identidad visual de cualquier marca, estas diseñadoras mendocinas de etiquetas saben que cada producto debe tener su propia personalidad. 

“La primera impresión de un vino es super importante. Analizamos muchísimo en qué mercado se va a ubicar para que esté a la altura de las circunstancias. Y también trabajamos con el efecto sorpresa”, dice Romero.

Julia Godoy Steindl: innovación para encontrar más consumidores

Julia empezó su recorrido en el diseño con una pasantía en la bodega Norton, lo que marcó sus primeros pasos en el mundo de las diseñadoras mendocinas de etiquetas de vino. Después, trabajó seis años en Estudio Iuvaro, donde su directora Cecilia Iuvaro se convirtió en “un pilar muy importante” en su carrera, en un ambiente 100% femenino.

Actualmente, Julia trabaja de manera independiente con bodegas como la centenaria Finca Flichman; la bodega boutique Penedo Borges; y proyectos familiares como los casos de Mestizo y Canto del Cielo.

Una de las etiquetas de Mestizo recorre la historia de la familia Toso Boehler: “Querían contar sobre sus raíces y terminaron narrando la vida de sus abuelos”, explica la ilustradora. 

Diseñadoras mendocinas de etiquetas de vino
Julia Godoy Steindl.

El diseño, que recuerda a los relatos de Julio Verne, tiene en cada esquina un medio de transporte en el que se puede ver a sus familiares: un abuelo aviador que acompaña a la abuela al tren; el otro abuelo -viticultor- que anda en bici y también aparece su abuela, observando con binoculares a las y los hijos de la familia. 

“Las y los consumidores jóvenes nos fijamos en los detalles. Una vez que observás una botella, es difícil que vuelvas a dejarla en la góndola. Los acabados en las etiquetas ayudan mucho a despertar la curiosidad de las y los compradores y a que finalmente decidan poner el vino en el carrito”, asegura Godoy Steindl.

Además, señala que “el diseño mendocino cuenta con grandes talentos, tenemos las herramientas, conocemos el vino y recibimos importantes premios internacionales”. 

Victoria Itoiz: vanguardia argentina

Antes de lanzarse de manera independiente, Victoria trabajó en el área de marketing de Zuccardi (hoy es uno de sus grandes clientes); luego pasó por Gioia Design, donde sumó experiencia con bodegas como Doña Paula. 

Más tarde fundó Genoud-Itoiz, junto a su socio Marcos, donde además de etiquetas de vino realizaron piezas gráficas y diseño de identidad para almacenes, centros médicos, estudios jurídicos y el gobierno de Mendoza, entre otros trabajos. 

A partir de 2020, decidió seguir sola para ofrecer toda su atención a las bodegas de la provincia, quienes “valoran realmente el diseño”, asegura Victoria.

Diseñadoras mendocinas de etiquetas de vino
Victoria Itoiz.

Para ella, cada proyecto es “un traje hecho a medida”, donde busca salir de lo genérico y encontrar “guiños” propios de cada cliente. “Trato de que los proyectos sean conceptuales, que tengan una vuelta de tuerca, que no sean muy genéricos. Por eso es necesario trabajar mucho con las y los clientes, porque son ellas y ellos quienes conocen su empresa”, detalla.

“Me gustaría trabajar como lo hacen estudios de Nueva York y Londres, siempre a la vanguardia -incluso algunos hacen hasta las botellas personalizadas- pero todavía nos falta.  No solo es diseñar etiquetas sino resolver y acompañar a las y los clientes y comprender el mercado al que apuntan. Las redes han ayudado muchísimo. Ahora un producto tiene que estar bien presentado, tener una estética que acompañe, ya no es posible de otro modo”, finaliza.

El talento y la originalidad continúa siendo una marca de identidad en el mundo de las diseñadoras mendocinas de etiquetas de vino argentino.

Te invitamos a leer más sobre profesionales del vino argentino: https://blog.winesofargentina.com/es/destacadas/sommelier-valeria-gamper/

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