¡Hola winelover! Me reporto desde un nuevo escenario y una nueva aventura. Tomé un vuelo directo desde la ciudad de Mendoza hacia San Salvador de Jujuy para conocer los vinos de la Quebrada de Humahuaca y, de paso, visitar uno de los destinos turísticos más importantes de Argentina.
Llegué hasta aquí convocada por las montañas de colores, las casas bajas que se confunden con la tierra y la promesa de silencio, pero apenas comencé mi research en Google, descubrí que había una región vitivinícola por explorar. ¿Qué más podía pedir?
Jujuy se ubica al norte del país y tiene señas particulares de desierto montañoso que enamoran a turistas de todo el mundo. A un poco más de 100 Km del aeropuerto se extiende la Quebrada de Humahuaca, un valle andino de 115 Km de extensión a 2000 metros sobre el nivel de mar, rodeado de cerros marrones, rojizos, violetas, verdes, rosados y amarillos.
Fue declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por la UNESCO. Un río de color marrón, los cardones que tapizan las laderas de los cerros, y las llamas, guanacos, vicuñas, cóndores, zorros y halcones se dejan ver en todo momento.
Me enamoré de los colores brillantes de sus aguayos y artesanías, de las melodías de los erkes y charangos y de la calidez de su gente, que habla bajito y pausado y se mueve sin ninguna prisa.
Un dato que te va a encantar: en los pueblos de la Quebrada, especialmente Purmamarca, Tilcara y Humahuaca, abundan las ferias, mercados, vinotecas y tiendas de productos regionales para armar una “picadita” con delicias locales, donde no debe faltar el queso de cabra, el dulce de cayote, la quinoa crocante, las tortillas callejeras y, claro, un vinito con sabor a este paisaje.
Los vinos de la Quebrada de Humahuaca
En términos de clima, se trata de una zona serrana y desértica, con mucha incidencia del sol y con una amplitud térmica muy marcada (son frecuentes las heladas nocturnas y los días de 30 grados, en la misma jornada), así que ¡hay que venir con ropa de invierno y de verano!
Hace alrededor de 20 años comenzó el desarrollo vitivinícola en este sector, toda una aventura y un desafío en un entorno agreste, inhóspito y de altura. Producir una botella de estos vinos de la Quebrada de Humahuaca requiere de un esfuerzo enorme y el resultado, como era de esperar, tiene una personalidad única. Acá te cuento mi recorrido.
Bodega Fernando Dupont
Se encuentra en Maimará, una localidad del departamento de Tilcara conocida por un cerro colorido al que se lo llama “La paleta del pintor”. Durante la visita guiada y la degustación, me enteré que fueron los pioneros en la elaboración de vinos finos en la Quebrada y que las cepas elegidas fueron Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah y Cabernet Franc.
Las etiquetas más emblemáticas son Pasacana, Punta Corral y Sikuri. Mi favorito fue el Sukuri, un Syrah muy singular que se beneficia con el terroir de altura que, me aconsejaron, es ideal para acompañar las empanadas de quinoa y queso criollo que están en las cartas de todas las peñas y restaurantes.
Durante la visita conocí a los dueños, Fernando Dupont y Amelia Janco, ¡con quienes pude charlar un montón!. Amelia me contó que junto a las mujeres de la región formaron el grupo “Quebradeñas del Vino”, con las que trabaja para divulgar las características de los buenos vinos de la zona.
Es muy interesante lo que hacen: organizan encuentros donde fusionan la gastronomía tradicional y menos conocida -con raíces andinas, de la Puna y la Quebrada- y ofrecen maridajes con vinos locales. “Estas recetas son pilares de nuestra cultura y trabajamos para que no se pierdan”, me comentó.
Con lo recaudado en acciones colaboran con colegios y otras entidades de la zona. ¡Admirable!
Amanecer Andino
Mi investigación previa había arrojado un dato preciso: no podía dejar de conocer “El nuevo progreso”, un restaurante precioso frente a la plaza de Tilcara donde el arte es protagonista y la cocina –a cargo de la premiada chef Flor Rodríguez- tiene las mejores reseñas.
Fue ahí, escaneando la carta de vinos para elegir el ejemplar que acompañaría a mis malfatti fritos de remolacha, que descubrí un Cabernet Sauvignon-Bonarda que es un hit en esta zona, prácticamente agotado en las vinotecas locales, firmado por el mendocino Lucas Niven.
Este fue el disparador para querer saber más sobre esta bodega, ubicada sobre la Ruta Nacional 9 a la altura de Tumbaya –de sur a norte, viniendo desde San Salvador, es el primero de los pueblos de la Quebrada-, del otro lado del Río Grande y recostada sobre los cerros del este. La bodega cultiva Bonarda, Malbec y Cabernet Sauvignon y la producción se trabaja en barricas francesas y americanas.
Villa del Cielo
Llegué a Huichaira, a 10 km de Tilcara y a 2680 msnm, para una experiencia completa de hotelería, gastronomía andina y vinos en un entorno de película. El Eco Wine & Hotel Boutique de Sara Jorge y Alejandro Nieva es una perlita imperdible con viñedos y bodega propia.
Al confort de las habitaciones y cabañas –con una deco exquisita y terrazas privadas-, el sauna, la piscina cubierta y el solarium se suma el sólido compromiso con la sustentabilidad y el cuidado del planeta a través de prácticas cotidianas como el ahorro energético y de agua, el reciclado y la separación de residuos.
En cuanto al vino, Huichaira Vineyard es un establecimiento boutique de dos hectáreas en las que se cultiva Malbec, Cabernet Franc y Syrah. Me encantó la recorrida del viñedo con picnic entre los cardones y degustación.
El primer vino de la bodega, Cielo Arriba, tiene una de las etiquetas más lindas y originales que vi hasta ahora. No dejes de probar este assemblage de Malbec con Syrah y Cabernet Franc firmado por Diana Bellincioni, enóloga jujeña y mano derecha del winemaker Alejandro Sejanovich, de quien anoté que debo buscar sus vinos Sacha Tigre de Criollas de la Quebrada.
¡Dale una oportunidad a los vinos de la Quebrada de Humahuaca! ¡Hasta el próximo descorche!