Hace más de 30 años, cuando todavía ni siquiera se hablaba de terroir o de origen en el país, un grupo de productores de Luján de Cuyo creó la primera Denominación de Origen Controlada (DOC) de Argentina y América, con el foco puesto en el Malbec. Hoy, esos “guardianes”, con un espíritu y visión renovados, continúan la tarea de preservar la identidad del departamento y de la cepa emblema de la vitivinicultura nacional.
Uno de ellos es Roberto de la Mota, hoy presidente del Consejo de la DOC Luján de Cuyo. Roberto de la Mota tomó el legado iniciado por, entre otros y otras, su padre, don Raúl y fue construyendo una larga trayectoria en la industria del vino, que incluye a Cavas de Weinert, Terrazas de los Andes y Cheval des Andes. Actualmente lleva adelante Revancha, su proyecto personal y Mendel Wines, una de las bodegas que en 2020 se incorporó a la DOC.
En el marco del mes del Malbec, conversamos con Roberto de la Mota sobre su labor en la DOC, la cepa emblema del país y más.
Entrevista a Roberto de la Mota
¿Cuál es el panorama para el Malbec en la cosecha 2023?
En un año que puede considerarse difícil por todos los accidentes climáticos que hemos tenido, el malbec, como es un cepaje bastante noble, en algunos casos rebrotó. Incluso los viñedos que no han sido afectados por las heladas o los que no sufrieron las bajas temperaturas han dado poca uva, pero de muy buena intensidad, mucho color, fruta y un buen equilibrio. Todavía es algo temprano y se está empezando a cosechar un poco adelantado. Esto se explica por dos razones: porque hay poca uva y porque es una vendimia cálida. Pero lo interesante es que pese a que es cálida, tenemos la grata sorpresa de que las uvas tienen muy buena acidez. Entonces el equilibrio es muy bueno. Creo que será una cosecha escasa en cantidad pero con muy buena calidad.
¿Qué planes tienen desde la DOC Luján de Cuyo para este año?
Desde lo institucional estamos trabajando para incluir más productoras y productores, algo que se está haciendo muy bien. Cada vez hay más interés. Por ejemplo: hay tres bodegas nuevas en el proceso de aprobación.
Por otro lado, trabajamos en investigación, en tres rubros distintos. En los vinos, desde un análisis sensorial para lograr la caracterización del Malbec de Luján de Cuyo, trabajando en los distintos componentes aromáticos y gustativos a partir de un sistema de estadísticas. El objetivo es determinar si hay algunos caracteres distintivos de nuestros Malbecs respecto de los de otros lugares. También, dentro del departamento, buscamos marcar las diferencias que existen entre los distritos. Estamos realizando un estudio de suelos de la mano de Guillermo Corona para caracterizar el terroir de cada distrito, con la idea de lograr un mapeo nuevo y moderno. Y además trabajamos en los viñedos para continuar con la selección clonal, para adaptarlos a los distintos objetivos.
¿Cuáles son los distritos o las zonas que más destacan actualmente?
Se está trabajando en varios lugares. Con el nuevo mapa que hemos elaborado, que fue aprobado a fines de 2022 por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), creamos una nueva categoría dentro de la DOC. En lo que nos hemos enfocado es en que algunos vinos puedan llevar en la etiqueta el nombre del distrito. Eso es algo nuevo. Así vamos a tener ejemplares que van a salir con el distrito de Agrelo, Perdriel, Vistalba y seguramente salga Las Compuertas.
Para poder llevar el nombre de los distritos hay requisitos adicionales. Por ejemplo, además de la edad del viñedo que exige la DOC, tiene que tener una producción que no puede superar los 7.000 kilos por hectárea o en la crianza, el tiempo no puede ser menor a los 24 meses. Lo que pretendemos es crear una categoría superadora dentro de la DOC.
¿Cuáles son los principales desafíos de la DOC para vender el Malbec en el mundo?
Tenemos un gran trabajo por delante, pero confío en que los resultados pueden ser muy promisorios. Esto es porque, en general, las consumidoras y los consumidores de vino de cierto nivel y en determinados mercados comprenden lo que significa una denominación de origen. Por caso, en Estados Unidos, si bien no tienen DO, consumen mucho vino de Europa y conocen la diferencia que hay entre un vino de Burdeos y uno de otro lugar. O dentro de la región, saben que no es lo mismo un Margaux o un Paulliac que un Saint-Émilion. O los vinos de Italia en el Pedemonte, donde no es igual un Brunello Di Montalcino que un Chianti.
Cuando uno habla de la DOC Luján de Cuyo, saben que hay un control cualitativo realizado por los mismos productores, por lo que cuesta poco explicarlo. Creo que desde el Consejo de la DOC y desde WofA tenemos por delante un trabajo enorme de comunicación, pero también tenemos muchas oportunidades
¿Cuánto mercado y popularidad le queda por ganar al Malbec en el mundo?
Creo que mucho. Es cierto que muchos tienen temor porque está la idea de que algunos se cansaron del Malbec, o que Argentina es menos fashion que antes, pero creo que este vino tiene cualidades singulares que siguen siendo muy interesantes para el consumidor. Te permite hacer productos de mucha intensidad de color, mucha fruta, de buen cuerpo y con taninos suaves, redondos, grasos y sucrosos, más en Luján de Cuyo. Eso, para el consumidor, ya sea avezado o nuevo, lo hace fácil de beber.
Esa es una particularidad positiva que debemos trabajar mucho más. Debemos consolidar la calidad alcanzada con nuestros Malbec y avanzar hacía un siguiente nivel de la mano de la zonificación y diversidad que podemos mostrar gracias a los años de investigación sobre los terroir y su potencial. Tenemos mucho para seguir creciendo y sorprender.
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