Sommelier, comunicadora, docente y periodista. El currículum de Marisol de la Fuente completa varios casilleros, pero su pasión por el vino y la forma didáctica y sencilla en la que llega a los consumidores la han llevado a ser considerada por la International Wine & Spirit Competition (IWSC) como una de las cinco mejores comunicadores del mundo en el marco del Wine Communicator Trophy 2024.
Con una década de experiencia en la comunicación del vino, pero con un amplio expertise en los medios y también en el marketing, la creadora de “El Vino, sin vueltas” se ha convertido en una referencia. Marisol de la Fuente tiene más de 150 mil seguidores en redes sociales, un podcast, un libro y programas de radio y televisión en los que comparte todo lo que sabe de la bebida nacional, de una manera sencilla y libre de los prejuicios que durante mucho tiempo dominaron la industria.
La IWSC se celebra cada año, desde 1969, en Londres, y reúne a los referentes mundiales de la industria del vino y las bebidas espirituosas. El certamen es uno de los más importantes del sector. Además de premiar a los mejores vinos y bebidas espirituosas del mundo (la IWSC congrega a bodegas de más de 80 países), el encuentro también distingue a los líderes en la comunicación de la industria en su concurso Wine Communicator Trophy.
En el marco de este reconocimiento, Marisol de la Fuente conversó con Wines of Argentina sobre su forma de comunicar, las tendencias mundiales en el consumo de vino, y las oportunidades para la industria argentina, entre otros temas.
Entrevista a Marisol de la Fuente
¿Cómo te llegó la nominación?
Fue interesante el proceso. Me había postulado para los New Communicators y cuando mandé la aplicación, me contestaron que el perfil era para los Wine Communicator, que era en seis meses. Hubo un poco más de 60 postulaciones de gente de todo el mundo y ellos eligieron a cinco para la shortlist de este año. Creo que quedé entre estos cinco un poco por mi experiencia trabajando como comunicadora, teniendo la formación de sommelier, y enfocándome en la tele, la radio y en redes sociales.
Además, este año publiqué mi libro, soy docente y he sido jurado de concursos nacionales. El feedback que llegó y que ellos publicaron en su sitio sobre cada uno de los elegidos tiene que ver un poco con esto de unir distintas disciplinas con el vino y poder comunicarlo a través de distintos formatos.
¿Cómo definirías tu modo de comunicar el vino?
Tengo una marca registrada que es “El vino sin vueltas”. Una de las cosas que siempre tengo en mi cabeza es que al público al que yo le hablo le gusta tomar vino o le gusta la industria, pero no son profesionales. Entonces, el estilo que utilizo es siempre tratar de simplificar lo más posible algo que. quienes estamos en la industria, conocemos con más detalle, con datos técnicos.
Lo importante es poder bajar eso a algo muy simple, que la persona pueda recordar, que pueda utilizar cuando va a hacer una compra, cuando va a elegir un vino. Así que lo definiría, como “el vino sin vueltas”: simple, directo, fácil, para un público que gusta del vino, pero que no es experto ni quiere serlo.
Durante mucho tiempo la industria pregonó un estilo totalmente opuesto a eso, incluso hoy en día puede seguir viéndose así. ¿Sentís que es algo que tiene que cambiar?
Totalmente: creo que la industria tiene que ir por ese camino. De a poco lo está haciendo, pero le cuesta porque tiene esta dualidad entre la inversión que hacen en los vinos de más alta gama y más costosos, donde obviamente tenés que trabajar un tipo lenguaje, y los vinos más masivos o de gamas medias, que son los que llegan a muchos más consumidores, que a veces no tienen tanta inversión en términos de publicidad y de comunicación.
También a las bodegas les pasa eso, tienen esa dualidad de una alta gama que tienen que seguir comunicando como tal y un vino más masivo que podrían cambiarlo sin simplificar esa comunicación, pero que a veces no tiene tanta inversión. Entonces es un dilema, porque a veces el que está comprando exclusividad tal vez no quiere ese discurso tan simple, porque parte de lo aspiracional tiene que ver con eso del inalcanzable, de todo lo que tiene que ver con los ritos y el servicio.
Creo que va en camino, que está tratando de encontrar la mejor forma de hacer esto. Sí hay algunas bodegas que entendieron que tienen que separar radicalmente la comunicación de sus vinos icónicos de la de sus vinos más masivos y tienen líneas bien distintas, pero creo que hay bastante por hacer todavía, porque muchas veces lograr que algo complejo se explique o se entienda de una manera sencilla, paradójicamente, es complicado.
Por eso creo que está bueno que haya comunicadores formados y que cada vez se dé más ese perfil en el mundo del vino, porque es lo que ayuda a unir los dos mundos, el de la comunicación y el conocimiento de la industria. Por ejemplo, en mi caso, soy periodista y licenciada en comunicación, tengo un máster en marketing, vengo de otro mundo totalmente distinto, y lo que hice fue unir las dos cosas.
También ahí hay un camino arrancado, pero falta bastante y de hecho siempre lo converso con aquellos que tienen escuelas o instituciones asociadas a la industria: hay que empujar un poco más para dar herramientas de comunicación, por ejemplo, a los que estudian la carrera de sommelier, porque me parece que es un faltante todavía.
¿Cómo se logra ese nivel de abstracción para que tu mensaje sea apto para todo público?
Creo que tiene que ver, primero, con que vengo de otra industria, que es la tecnología, donde todo el tiempo estás comunicando cosas muy complejas de la manera más simple posible. Eso me dio mucha gimnasia. Pero, aparte, creo que es por la formación, uno después puede tener atributos propios, pero la formación comunicacional es importante para poder simplificar. Muchas veces podés tener el mejor conocimiento técnico y ser el número uno en una temática en profundidad, pero si cuando hablás nadie te entiende, estás perdiendo ese eslabón que es la conexión entre vos y el que te escucha. Me parece que a veces, con algunas herramientas de comunicación, de oratoria y demás, se pueden mejorar esas brechas.
Marisol de la Fuente y las tendencias de consumo de vino en Argentina

En Argentina y en todo el mundo se observa una tendencia de caída del consumo. ¿Cómo hacés, desde tu lugar, para que cada vez más consumidores quieran acercarse o quieran probar el vino, si no lo han hecho, o que los que ya lo han hecho no se vayan a otras bebidas?
Me parece que esta tendencia de caída del consumo tiene que ver sobre todo con la post-pandemia: la gente consume menos, pero trata de consumir mejor, o busca el bajo alcohol y otros hábitos saludables. Creo que ahí la clave es que al hablar del vino hay que hablar de los momentos de consumo.
¿A qué me refiero? Cualquier momento, un picnic, una reunión con amigos, un after-office; cómo hay maneras de consumir el vino en coctelería, en lata, llevando una botella con tapa rosca, que podés consumir en copa, que no necesitás tomar una botella, que hay formas de preservar el vino si lo abrís, con derribar algunas barreras de que si es carne, siempre el vino debe tinto o cosas así. Estas son típicas preguntas que se hacen los consumidores.
¿Cómo ves el futuro, tanto del consumidor como de la industria, tanto para el vino argentino?
Creo que en la Argentina nos toca en este momento una situación rara económicamente, pero que el vino va a seguir siendo clave. Es nuestra bebida nacional, es parte de nuestra cultura. Creo que la entrada de consumidores y consumidoras más jóvenes es lo que está cambiando un poquito las reglas tan duras y creo que el futuro puede ser muy bueno si las bodegas están atentas. Está bien ocuparse de sus consumidores habituales, pero tienen que estar atentos a quienes llegan.
Me parece que también hay bastante por hacer en cuanto a seguir comunicando al mundo lo que hacemos en la Argentina, porque nos pasa mucho que la gente nos conoce sólo por el malbec y cuando le decís que hay otras variedades, o cuando les contás otras cosas, se sorprenden. Hay un público ávido de probar cosas de Argentina, hay para seguir haciendo y seguir hablando de todo lo que hacemos en el país, porque hay oportunidades de crecimiento.