Igual que Halloween divierte y agita fantasmas del más allá, algunas etiquetas de vino se desembarazan de los viñedos y las barricas y hacen pie a las puertas de ese otro mundo, más siniestro y fascinante, y propone con cierta picardía leyendas, fantasmas y relatos truculentos en sus marcas. Al fin y al cabo, las marcas relatos son. Y el alma se alimenta también de relatos.
Hallowine en Argentina
Así es que este Halloween, Argentina ofrece algunas etiquetas cuya estética, relato o propuesta son perfectas para brindar a la tenebrosa luz de las velas.
Jinete sin Cabeza Cabernet Franc.
El cuento es universal y en casi todas los pueblos del mundo hay un descabezado que acecha y que viene a reparar una injusticia: aquella por la cual fue degollado. Y si de perder la cabeza se trata, este Franc es pura y deliciosa fruta que vuela la sesera. Descorcharlo no será una injusticia para Pueblo Dormido, su productor, cuyas etiquetas reflejan el ideario que Washington Irvin plasmó en sus Leyendas de Sleepy Hollow.
Alchimia de Los Andes Red Blend.
Inspirada en el cine de terror de los 50’s, esta etiqueta ofrece un encapuchado sin rostro que esgrime una copa de tinto en una noche de luna llena y surcada por ominosas nubes negras. Corte de Malbec y Cabernet Franc, a este “intrigante y misterioso Red Blend”, como reza la etiqueta, sólo le falta brillar en la oscuridad de la cena. Halloween es la ocasión perfecta para beberlo.
Chamán Malbec.
Para los antiguos habitantes de Siberia, el Shaman (el que sabe en lengua tungu) conectaba los mundos con sus visiones. El término se aplica a muchos animistas que viajan en estado de transe por diversas dimensiones y mundos. Este Malbec elaborado en La Consulta, Mendoza, si al menos no genera visiones sí anima momentos mágicos a fuerza de sabor. Consejo de Chamán: el sacacorchos es un buen médium para arrancar.
Sobrenatural Bonarda.
Todo lo que está más allá del razonamiento físico es considerado sobrenatural. Y este Bonarda, elaborado sin sulfitos, pareciera llegado de otro mundo. Es verdad, no resulta siniestro ni macabro. Pero para quienes busquen Hallowines más allá de lo conocido, es una excelente opción de bodega Chakana (cuyo nombre refiere a la Cruz Inca, que en sus tres planos vincula el supra y el inframundo con el cotidiano).
Callejón del Crimen Gualtallary Malbec.
Todo pueblo en el mundo tiene su historia de amor truculenta. Y el origen de esta marca proviene de un crimen pasional y sugestivo cometido en el callejón «que termina en la bodega. Fue en la década de 1960. Pero si de sangre derramada por amor se trata, un beso de este Malbec jugoso repara cualquier final patibulario.
Big Bat Cabernet Sauvignon.
Hablar de murciélagos gigantes es lo bastante aterrador este año como para darle espacio a esta etiqueta entre los hallowines argentinos. Pero se trata de una travesura de infancia. Rodolfo “Opi” Sadler, enólogo autor, cuenta que en la bodega familiar había un sótano lleno de murciélagos. Y que su divertimento era golpear la puerta y verlos salir en estampida por la claraboya. Cuando nombraron el vino en Mascota Vineyard, eligieron esta particular mascota de la infancia para el Cabernet.
Catena Zapata Malbec Argentino.
En la etiqueta es una alegoría de la muerte que, en la historia del Malbec, se llevó al otro mundo a los viñedos europeos con la filoxera. Renace en el nuevo mundo, sin embargo, donde el Malbec se salvó de la guadaña. Y como buen exponente de ese milagro, Malbec Argentino ofrece una versión clásica del tinto más famoso.
Vinyes Ocults Malbec-Cot.
Si las máscaras y los disfraces son parte de la gracia en Halloween, Vinyes Ocults (el hallowine por excelencia) no puede faltar: aficionados a las calacas –las máscaras de Catch– y las calaveras, este Malbec con maceración carbónica luce en la etiqueta un esqueleto al sol, sobre las hileras, observando una copa de vino. La perspectiva es todo el efecto truculento de la botella, aunque el tinto suave y perfumado más bien cuente lo contrario.
El Veneno de Dios Blend.
Para los estudiosos de las escrituras, Samael es el ángel caído, cuya traducción del hebreo antiguo sería “Veneno o Ceguera de Dios”. Por donde se lo mire, Samael bajó a tierra a sembrar la discordia, el conocimiento o el desdén. Incluso, para los más drásticos intérpretes, es quien pone el veneno de la muerte en los labios de los mortales. Cualquiera sea el caso, este corte elaborado por el enólogo iconoclasta Lucas Niven está más cerca del maná que de un bíblico veneno.
Hay muchos otros Hallowines en nuestra góndola, sin embargo. ¿Más nombres? Anoten: los elocuentes Callejón de Brujas y Buscado Vivo o Muerto, los desenfrenados Demencial y Desquiciado –este último con un lobo aullante en su etiqueta– y el fantasma de Coquena que se enoja con quienes disparan a las vicuñas en los valles del norte y los persigue.