Cuándo visitar viñedos en Argentina

Cuándo visitar viñedos en Argentina

Las rutas del vino argentino están entre las más elegidas por los winelovers: por la calidad de los servicios que ofrecen, porque cada región combina el enoturismo con atractivos naturales y porque se pueden disfrutar todo el año. Gracias a la generosidad de la naturaleza y las condiciones climáticas, un recorrido por la Argentina del vino será un viaje inolvidable. Claro que cada zona propone un plan diferente, no solo por las tareas de bodegas y viñedos, sino también, y sobre todo, por lo que se puede hacer en el entorno. En plan de organizar un próximo viaje a Argentina, a continuación apuntamos la mejor época para visitar cada una de nuestras regiones.

Primavera-verano, Patagonia

En el sur, los viñedos cubren 3.600 hectáreas distribuidas entre La Pampa, Río Negro, Neuquén y Chubut. Una superficie interesante para cuatro provincias más famosas por sus centros invernales que por sus vinos. Hablamos de Bariloche, La Hoya y Villa la Angostura, por mencionar solo los más importantes, que las convierten en destinos muy elegidos por los amantes del esquí y el snowboard.

Pero la Patagonia también es reconocida por Parques Nacionales como Los Alerces y Nahuel Huapi, los bosques de coihues y arrayanes, espejos de agua como los lagos Gutiérrez, Traful y Puelo y muchos pueblos y villas de montaña que anualmente atraen a miles de turistas que buscan tranquilidad o realizar alguna de las tantas actividades que permiten disfrutar de la naturaleza.

Pero otros llegan a estos rincones para deleitarse con la gastronomía regional: destacan las carnes de cordero, ciervo y jabalí, las truchas ahumadas y los frutos del mar argentino como las centollas, los langostinos y la trucha negra, manjares que siempre saben bien en compañía de una copa de vino, y si es patagónico, mucho mejor.

Para aquellos que tienen planeado visitar la Patagonia para descubrir sus sabores y adentrarse en sus viñedos y bodegas, recomendamos hacerlo entre septiembre y marzo, meses en los que encontrarán los viñedos más australes del país en plena actividad y que aseguran un clima ideal para caminar entre las hileras de viñas con temperaturas moderadas y agradables, además de no correr riesgos de lluvias o nevadas.

Incluso es buena época para aprovechar excursiones por otros atractivos patagónicos, como senderismo por el volcán Lanín y algunos picos de montaña, la pesca con mosca en el río Limay o el Correntoso y hasta visitar los desiertos en busca de las pisadas de los dinosaurios que alguna vez habitaron esta inhóspita región del planeta, plan para llevar adelante en Villa El Chocón, Neuquén.

Otoño e invierno, NOA

Los Valles Calchaquíes, al noroeste de Argentina, cada año seducen más visitantes. Atraviesan las provincias vitícolas de Catamarca, Tucumán y Salta y forman una región que, además de buenos vinos, asegura más de trescientos días de sol con clima seco y caluroso. Eso, en verano. Pero otoño y primavera, cuando las temperaturas del día promedian los 20 grados y no hay riesgo de lluvias, son las estaciones ideales.

La altura de los viñedos, entre los 1.700 y los 3.000 metros, es uno de los principales atractivos. Si bien brinda noches frescas, incluso en verano, este terroir de montaña también asegura una insolación que se debe tener en cuenta y exige protegerse de los rayos UV como mínimo con una gorra o sombrero. Ese es un dato clave para las actividades al aire libre, como cabalgatas por los cerros y las quebradas o excursiones de turismo aventura, sea por los valles cordilleranos o por la estepa de altura que el Rally Dakar atraviesa cada año.

En esta época, se accede sin drama a bodegas remotas, como Colomé y Tacuil, porque los caminos no se cortan. Y desde Cafayate a Cachi y luego la Cuesta del Obispo rumbo a Salta capital, el único inconveniente posible es el ripio, que por suerte suma su encanto agreste. En Tucumán, próxima a los viñedos espera la Ciudad Sagrada de los Quilmes con sus tesoros arqueológicos, mientras que en Jujuy la Quebrada de Humahuaca también propone un recorrido enoturístico.

Asimismo se pueden conocer las regiones vitivinícolas de San Juan y La Rioja, ubicadas en Cuyo. Ambas provincias, al igual que Salta, gozan de un clima seco y caluroso y ofrecen atractivos naturales increíbles, como el Parque Provincial Ischigualasto en San Juan y el Cañón de Talampaya en La Rioja.

Mendoza todo el año

La principal provincia vitícola del país asegura atractivos turísticos durante los doce meses del año. Esa condición la convierte en una de las diez regiones vitivinícolas del mundo en alcanzar el reconocimiento de Great Wine Capital. Sus valles y montañas no solo albergan viñedos y bodegas abiertas al turismo, sino que también son escenario de una oferta inagotable de actividades. Por ejemplo, algunos años, de junio a agosto y septiembre, los centros invernales Penitentes, Potrerillos y Las Leñas congregan a esquiadores que no dejan pasar la ocasión para hacer un alto en las bodegas de paso a las pistas de esquí. Mientras que en primavera y verano son los fanáticos del trekking, el ciclismo de montaña y los deportes extremos quienes aprovechan para explorar el Cordón del Plata, las Huayquerías, los cañadones en San Carlos, o bien ríos como el Atuel y lagunas de altura como la del Diamante. Eso sí, el llano es caluroso en esa época.

Además, todo aquel que llega a la provincia debería visitar el Parque Aconcagua, donde se encuentra el pico más elevado de América, un imán para los andinistas más experimentados del mundo, con algunos recorridos aptos para todo el público.
Ahora bien, quienes tengan como único objetivo visitar la región vitivinícola más extensa de América del Sur para conocer sus viñedos y bodegas deben saber que en época de vendimia, de enero a abril, las jornadas son muy calurosas, por lo que conviene iniciar los recorridos temprano por la mañana o después del almuerzo, que bien puede aprovecharse en alguno de los tantos restaurantes de bodega, como el de Familia Zuccardi en Maipú, Killka de Bodega Salentein en Valle de Uco o el de Bodega Séptima en Luján de Cuyo.

Otoño es otra buena estación para llegar a Mendoza, ya que las temperaturas son más amables y, con algo de abrigo, se pueden hacer los recorridos sin inconvenientes. En invierno, la temperatura desciende bastante, e incluso puede haber jornadas con temperaturas bajo cero, pero la nieve no es riesgo para el turista enológico, ya que las rutas no sufren cortes ni anegaciones. Primavera es quizás el momento ideal por sus días más largos y soleados con temperaturas muy agradables.

Cualquiera sea la época, Argentina ofrece al viajero del mundo logradas propuestas para disfrutar mientras se descubren los secretos de sus vinos. Se trata de un circuito que demanda más de una visita y al que se puede llegar en cualquier momento del año sin miedo a equivocarse.

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