Bonarda argentina: la cepa resiliente

Bonarda argentina

Hablar de bonarda es adentrarse en el alma del vino argentino. Con 17.448 hectáreas cultivadas, la bonarda argentina, esta variedad tinta, es sólo superada por el malbec, con 46.565 hectáreas. Curiosamente, hasta finales del siglo pasado, la bonarda era la que cubría más superficie, un dato que explica por qué es tan popular en el país.

Introducida por inmigrantes europeos a finales del siglo XIX, la bonarda se adaptó fácilmente a los climas secos y cálidos de Mendoza y San Juan, las principales provincias productoras de Argentina. Así, se multiplicó a lo largo del siglo XX, siendo adorada por los productores debido a su facilidad de manejo en la viña y su excelente rendimiento. Era ideal para elaborar vinos suaves y afrutados, como los que se consumieron durante décadas en Argentina.

A comienzos del siglo XXI, los productores decidieron modernizar el estilo de estos vinos, y algunas bodegas desarrollaron los primeros vinos de alta gama de bonarda, elevando su estatus y reconocimiento. La idea era convertirla en compañera del malbec.

La gran sorpresa llegó en 2009 cuando se descubrió que la bonarda plantada en Argentina no era la misma que la bonarda del Piamonte, sino el Corbeau Noir, una variedad originaria de Saboya, en los Alpes franceses. Para conservar su nombre popular se rebautizó como bonarda argentina, ya que tras tantos años de adaptación, esta variedad ofrece hoy un carácter propio y singular muy diferente a la tinta de Saboya. Además, se decidió celebrarla cada primera semana de agosto para incentivar a sus seguidores a seguir evangelizando con sus vinos.

Hoy, con esta uva, se elaboran una gran variedad de vinos que llevan el sello de la autenticidad del sabor argentino, lo que la mantiene entre las cepas estratégicas de la vitivinicultura argentina. Sebastián Zuccardi, que siempre ha confiado en su potencial, afirma: “La importancia de la bonarda para el paisaje vitivinícola argentino es evidente en su adaptabilidad a regiones cálidas, lo que ha convencido a los viticultores de confiar en su cultivo durante muchos años”. 

Por su parte, Angelina Yañez, winemaker de Lamadrid Wines, explica: “Es un varietal que ha tenido una historia atractiva y una evolución notable en nuestro país, no sólo en la Región de Cuyo sino también hacia al Norte de nuestro país. Antes se la utilizaba para elaborar vinos ligeros y de consumo en joven. Hoy, con la incorporación  de nuevas prácticas más precisas en el viñedo y la capacidad de sumar técnicas modernas de elaboración, se pueden obtener diferentes estilos, desde frescos y jóvenes hasta vinos de guarda equilibrados y complejos, que los posiciona en forma distintiva e interesante ante el consumidor”.

Gracias a esta capacidad, hoy la bonarda argentina se destina para producir vinos frescos y elegantes que prometen seguir conquistando paladares.

¿Qué esperar hoy de una bonarda argentina?

Bonarda argentina

Leonardo Devia, enólogo de Chakana, bodega orgánica que elabora una bonarda argentina sin sulfitos, detalla: “Actualmente no es fácil definir a los vinos de bonarda, ya que se cultiva en diferentes regiones y se destina a diversos tipos de vinificaciones. Siempre nos encontraremos con vinos frutales, con carácter balsámico y herbal, de cuerpo y taninos suaves por su piel fina. Por suerte, cada vez más productores se arriesgan a elaborar vinos de bonarda diferentes”.

Desde San Rafael, Mendoza, Daniel Pomar, de bodega Iaccarini, añade: “Trabajamos la bonarda en todas nuestras líneas porque es una cepa muy adaptada a nuestro terroir”. Esta bodega cuenta con un viñedo de bonarda de 1947 que destina a sus Gran Reserva. “Es un varietal difícil de trabajar porque es muy productivo y, para lograr vinos de calidad, hay que limitarlo”.

Cabe mencionar que su ciclo de maduración es largo, lo que deriva en vinos de alcoholes moderados que no superan los 13,5 grados, con taninos suaves y muy fáciles de beber.

Muchos winemakers coinciden en que la bonarda argentina es una cepa ideal para desarrollar vinos frescos y ligeros, como los que demandan el público joven y los nuevos consumidores. Francisco Puga, enólogo de la bodega Porvenir de Cafayate, en el noroeste argentino, dice: “La bonarda puede ser al malbec lo que es el gamay de Beaujolais al pinot noir en Borgoña. Es una cepa ideal para vinos suaves y frescos y se lleva muy bien con la maceración carbónica. Ahí hay una gran oportunidad para hacer vinos simples y sabrosos”.

Por su parte, Lis Clement de Finca Feliz, aporta:  “Hemos potenciado las virtudes del bonarda, su elegancia, frescura y taninos nobles, características que se perdían en los blends o las grandes producciones.  Cuando empezamos a buscar su mejor expresión nos hemos sorprendido.  Justamente eso es lo que lo destaca como varietal y es el camino, más allá de lo que cada bodega diseñe. El potencial del bonarda está en su capacidad de adaptarse con muy lindas cualidades a zonas como el este mendocino”.

¿Qué bonarda argentina probar para descubrir su encanto?

Bonarda argentina

Para conectarse con las bonardas más delicadas, tensas y frescas, existen muchas etiquetas destacadas. Hay maceraciones carbónicas, vinos naturales sin sulfitos y hasta algunos rosés y espumosos que pueden sorprender.

Para los paladares que prefieren esta expresión, se puede comenzar con Alfil Tinto de Finca Los Dragones o Cara Sur Rosado (con 50% de Syrah), ambos del Valle de Calingasta en San Juan. También están, de Luján de Cuyo, Nieto Senetiner Patrimonial Bonarda y Proyecto Las Compuertas Charbono. Del Valle de Uco, Zorzal Eggo Bonaparte y Vuelá Bonarda de Piedra Negra. Desde el este mendocino, vale probar Tesoro de Finca Feliz, Tinto del Este de Matías Morcos y Pala Corazón de Lucas Niven.

Desde Salta, el Pequeñas Fermentaciones Bonarda de Porvenir de los Andes es un must. Para los que gustan de los vinos naturales, La Marchigiana de Catena Zapata y Chakana Sobrenatural.

En un plan más tradicional, de vinos sobrios, jugosos e intensos con rica frescura, se lucen Emma Zuccardi Bonarda, Cavas Don Nicasio Gran Reserva Bonarda, Riccitelli Vino de Finca Bonarda, Lamadrid Reserva Bonarda, Colomé Lote Especial Bonarda y el clásico Nieto Senetiner Bonarda Limited Edition.

La bonarda argentina ha recorrido un largo camino, desde ser una uva confundida hasta convertirse en una variedad con estilo propio y reconocimiento popular. Sin duda, aún tiene mucho con qué sorprender.

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