¡Hola, winelover! ¿Qué tal estás? Yo, estupenda. Lista para seguir recorriendo los caminos del vino en Argentina. Hoy tengo mucho más para contarte sobre las bodegas y los vinos de San Rafael, así que poné música y, como dice una canción acá, vamos a la ruta.
Vinos de San Rafael: Bodegas boutique
Scrugli C Wines Vineyards & Lodges
Mi nueva aventura sanrafaelina empieza en Scrugli C Wines Vineyards & Lodges. Desde hace 48 años, esta bodega cosecha manualmente sus uvas en la Finca Di Carlo, que está enclavada en el distrito Las Paredes, en el Valle Grande.
Sus más de 80 hectáreas de viñedos son regadas por las aguas de los ríos Atuel y Diamante. Malbec, Cabernet Franc, Merlot, Chardonnay y Riesling, entre otros, son algunos de los varietales que produce y que se lucen en los vinos de sus distintas líneas.
Por supuesto, acá va mi selección: primero, Don Leandro Bonarda (me encantaron muchas Bonardas de San Rafael por su jugosidad y frescura), y también me llamó la atención su Nonno Carlo Cabernet Franc.
Chaglasian Winery & Vineyards
Otra bodega boutique a destacar es Chaglasian Winery & Vineyards. Actualmente produce partidas limitadas de vinos de calidad, elaborados con uvas propias.
Cabernet Sauvingon, Bonarda y Cabernet Franc, entre otras, son algunas de sus variedades, que procesa en instalaciones construidas con arquitectura de autor.
Pero esa es solo una de las aristas del proyecto. La bodega cuenta además con un complejo hotelero de primer nivel, compuesto por seis suites rodeadas de 10 hectáreas de viñedos y jardines.
El complejo está ubicado en las afueras de la ciudad, a solo 10 kilómetros del centro, enmarcado en un paisaje donde brilla la naturaleza.
Les recomiendo que busquen su Merlot de la Colección Arení y Chaglasian Brut Nature Rosé, un espumoso elegante de método tradicional.
La Mala María
Fundada en 2016 por la enóloga María Celeste Alvaro, La Mala María es uno de los proyectos más jóvenes, originales y disruptivos de la zona.
La casa tiene como trasfondo el empoderamiento de la mujer y combina el arte con variedades de uva no tan convencionales, en un concepto que definen como «enología rebelde».
Actualmente, el equipo está conformado por tres enólogas y un diseñador, y sus vinos se exportan a países como Brasil e Inglaterra.
Alvaro fundó La Mala María después de trabajar en importantes bodegas argentinas, y desde entonces no para de crecer.
Sus etiquetas, su narrativa -que podés leer acá– y sus vinos son parte de un storytelling increíble. Las uvas que usan provienen de distintas fincas de Mendoza y a partir de ellas crearon tres líneas: Joven, Selección y Pequeñas Partidas.
Además, La Mala María se alió a Antoine Fouquette y Franco Nicovera -«Los Brujos Botanistas»- y crearon juntos un vermut, mediante un viaje ancestral a través de hierbas que crecen entre las viñas de distintas partes del mundo.
Por supuesto, acá te dejo algunas etiquetas imperdibles: La Mala María Natural Bequignol pone en valor una cepa muy interesante y poco difundida, mientras que de la línea Selección, el Pinot Noir es fantástico.
Bodega Casa Araujo
La última recomendación del trip es Bodega Casa Araujo. En 2001 Carlos Araujo decidió dejar atrás su faceta de productor agropecuario en Santa Fe para volver a las bases y dedicarse a la vitivinicultura. Así, puso manos a la obra y revivió el viejo emprendimiento familiar.
Ubicada en Villa Atuel, a 520 metros sobre el nivel del mar, Casa Araujo hace fuerte énfasis en el cuidado del medio ambiente y el respeto al terroir. Sus cultivos son regados por las aguas del río Atuel.
Al día de hoy, tiene 100 hectáreas de viñedos que se distribuyen en dos fincas donde se producen mayormente uvas tintas como Malbec, Cabernet Sauvignon y Tempranillo, y en menor porcentaje blancas, como Chardonnay y Sauvignon Blanc.
La bodega está certificada como productora orgánica y entre sus pilares está el vínculo con la comunidad que la rodea.
Mis elegidos de Casa Araujo son Nucha Malbec Orgánico y el Tempranillo de la línea Cask.
Bueno, hasta acá mi aventura de estos últimos días. Espero que te hayas divertido tanto como yo.
Nos encontramos en la próxima estación de la Ruta del Vino argentino. ¡Salud!
