Casarse no pasó de moda. En Mendoza, en 2020 firmaron su amor 3495 parejas (1974 matrimonios, 1521 uniones convivenciales). En 2021 fueron 6494.
La tendencia de las bodas en bodegas no para de crecer por su gran atractivo para argentinos y extranjeros. Paisajes de ensueño, menús y vinos perfectos para dar el sí de otra manera.
PH: Franco Yancarelli
Muchas bodegas ofrecen espacios y propuestas para celebrar destination weddings: Domaine Bousquet, Casarena, Vistalba, Durigutti, Los Toneles, Maal Wines, Anaia Wines, Quimera, Penedo Borges, Casa Petrini, Alfa Crux, Huentala Wines, Finca La Anita, Caelum, Piedra Infinita, entre otras. Todas proponen bodas en bodegas como experiencias tailor-made -a medida-. Además de la experiencia de una boda al aire libre, con vistas diferentes según la estación del año, la degustación de vinos y la gastronomía local son parte fundamental del atractivo que hace de estas bodas un fenómeno creciente en Mendoza, Patagonia y Córdoba, entre otras latitudes.
Bodas en bodegas: dar el sí
PH: Anaia Wines
Sol Castilla, prestigiosa wedding planner mendocina, asegura: “Las bodegas son amables y receptivas. Son cada vez más los turistas que deciden organizar bodas en bodegas de nuestro país. Las bodegas entendieron que ahí hay un nicho, los reciben muy bien. El fenómeno brasilero se da por varios factores.
Casarse en Brasil es muy caro: una boda tope de gama en Brasil equivale a una boda de tres días acá, con preboda, boda y postboda, con el mismo o menor presupuesto. Les gusta mucho el paisaje y quieren la foto del casamiento con nieve, en la montaña. Por eso hay muchos casamientos en invierno, lo que a nosotros nos beneficia porque es temporada baja”, reflexiona.
PH: Maal Wines
Franco Yancarelli, otro wedding planner referente en Mendoza, agrega: “Hemos tenido clientes de Brasil, Chile, México, Perú, Venezuela, Dinamarca, España y Estados Unidos. También de Rosario, San Juan, Mar del Plata, Santa Fe y Buenos Aires”. El clima mendocino, agrega, ofrece matices, colores y temperaturas diferentes que permiten planificar bodas distintas, de acuerdo al momento del año.
PH: Franco Yancarelli
“Nuestro fuerte va desde febrero a mediados de mayo y de septiembre a diciembre, por el clima y la posibilidad de hacer los eventos entre los mismos viñedos de donde viene el vino que toman los invitados. El cliente elige Mendoza no sólo por su vino, su gastronomía, y la arquitectura de la bodega, sino también por las hermosas vistas de viñedos y montañas. Estas dos últimas son claves para que el cliente nos elija como boda de destino”.
Entre vides, barriles y copas
Ubicada en Pampa del Cepillo, Valle de Uco -a 150 km de la capital mendocina-, y con la Cordillera como telón de fondo, Alfa Crux tiene un diseño futurista y moderno -firmado por la arquitecta Eliana Bórmida-, que se amalgama con el entorno natural y la tierra. Ofrece bodas a medida, adaptadas a los deseos de cada pareja, desde grupos pequeños hasta 200 personas.
Los vinos y la gastronomía son centrales: el chef Edward Holloway (Crux Cocina) diseñó diferentes menús para elegir. Junto a las parejas y los wedding planners, contemplan todas las necesidades, hasta las más exóticas, la llegada de los novios en helicóptero o el hospedaje para hasta 22 personas, para disfrutar los momentos previos y posteriores al festejo.
Maal Wines, en Las Compuertas, Luján de Cuyo (a 25 km de la ciudad de Mendoza) es una alternativa diferente, que apuesta al valor del reciclado. “Esto nos motivó a diseñar y construir nuestra bodega reutilizando la mayor cantidad posible de material de descarte, intentando que el conjunto de esos materiales resulte estético, funcional y con identidad propia. Ninguna bodega antes había reciclado tanta chatarra para su construcción”.
PH: Maal Wines
El jardín de Maal Wines fue diseñado especialmente para bodas. Combinando lo vintage, lo moderno y lo natural, “permite celebrar casamientos rodeados de containers que, tras viajar por el Atlántico y el Pacífico, fueron reinventados para ser parte de la estructura que ofrece a las parejas”. El mobiliario incluye antiguos bancos de iglesia, mesas recicladas y hasta un ómnibus.
En Luján de Cuyo, Mendoza, Bodega Anaia Wines, destaca por sus vistas de la montaña, su integración con el paisaje y el uso responsable de los recursos naturales. El patio de eventos de su Business Lodge -disponible, además, para hospedar parejas e invitados-, puede recibir de 10 hasta 400 personas y propone una panorámica de 180 grados hacia la cordillera de los Andes, además de las lagunas de riego, el Wine Lounge y la Cava privada. Modernidad, elegancia y vinos a precio preferencial son parte de su propuesta irresistible. “Las bodas se dan entre octubre y abril, y los meses más solicitados son noviembre, febrero y marzo”, explican sus responsables.
PH: Anaia Wines
Finalmente, Bodega Salentein, en Valle de Uco (a 86 km de la ciudad de Mendoza), dispone de su exclusiva posada, La Finca San Pablo, ubicada a 1700 metros sobre el nivel del mar, con vistas a la Cordillera. En un entorno soñado, reciben a las parejas y sus invitados, con la posibilidad de degustar la gastronomía propia, elaborada con productos regionales, maridados con los mejores vinos de su colección.
Otros destinos
Para quienes quieran organizar bodas en bodegas fuera de Mendoza, hay más opciones.
En Patagonia, en San Patricio del Chañar, a 46 km de la capital de Neuquén, Bodega Familia Schroeder es pionera en ofrecer su locación para bodas. Una de las bodegas más australes del mundo, propone la exquisita gastronomía de su restaurante Saurus, a cargo del chef Ezequiel González.
Otra opción patagónica es Bodega Agrestis, en General Roca, Alto Valle de Río Negro, con sus viñedos y su rica variedad de espumantes para descorchar en nombre del amor.
En Colonia Caroya, Córdoba, la imponente Bodega Terra Camiare tiene, a 45 minutos de la capital, más de 9 hectáreas de viñedos. Con un servicio de excelencia en gastronomía regional -a la llama-, y sommellerie, más un amplio portfolio de vinos de calidad, puede recibir hasta 150 invitados. Su fuerte: noviembre a marzo y las celebraciones en horarios diurnos, que encuentran el clímax en atardeceres soñados.