Fin de año: temporada de burbujas

espumantes argentinos

¡Hola, winelovers! ¿Cómo están? Ya sé, no me spoileen: a las corridas. Yo también. En Año Nuevo siempre es así. Llegamos tapados de cosas para hacer y a la vez low battery, como pidiendo que termine el partido.

Pero es temporada de frío, fiestas y también… ¡de burbujas! Sí, de burbujas. Pero no de las del aislamiento. No, no: son burbujas de felicidad.

Resulta que el 31 de diciembre no solo despediremos al 2021: también es el Día del Champagne. ¿Lo sabían? Yo no, pero lo encontré a Alex preparando la tienda para la ocasión y, obvio, le pregunté.

Mientras acomodaba botellas, mi wine gurú me mostró algunos espumantes argentinos como Lindaflor Extra Brut de Malbec, con una botella cristalina que permite apreciar un atractivo color rosado sutil que me dio ganas de saber más. Y compartirlo con ustedes, claro.

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Espumantes argentinos, un mundo por descubrir

Antes de hablar de los espumosos de Argentina, veamos las características básicas de estas bebidas con larga historia.

Todos sabemos que el Champagne es sinónimo de elegancia, de celebraciones y encuentros, no hay dudas.

Pero pocos saben que fue recién a fines del siglo XVIII cuando su consumo se popularizó tal como lo conocemos hoy desde la región francesa de Champagne donde las Maison (así se llama a las bodegas en esta zona) utilizan solo tres variedades de uvas: Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier. Si, dos tintas y una blanca, aunque los vinos de Champagne son básicamente blancos o rosados, mejor dicho, rosé.

Sus marcas distintivas son la doble fermentación y el gas carbónico, o sea, las burbujas. Dato nerd: se calcula que cada botella tiene… más de ¡7 millones de burbujas!

Otra curiosidad es que, hasta no hace mucho, se bebían exclusivamente en copas llamadas “tulipán”, que permiten condensar sus perfumes, y su tallo fino sirve para sujetarlas sin entibiar el vino. Por suerte, los que saben aseguran hoy que las copas más amplias son aún mejores para los vinos con burbujas y dicen que “al rey de los vinos se lo debe beber en una copa de vinos”.

En la actualidad, muchos países producen deliciosos espumosos en cantidad: Alemania, España, Australia y, por supuesto, mi joya sureña, Argentina. ¿Cómo serán los espumantes argentinos?

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Burbujas jóvenes

El affaire entre Argentina y los espumosos nació a comienzos del siglo XX cuando el país era uno de los más ricos del mundo y uno de los principales importadores de Champagne del planeta.

Este fanatismo hizo que la pujante industria vitivinícola local creara versiones de espumosos a partir de las cepas clásicas, pero también utilizando Semillón, Chenin Blanc y otras blancas. Así, Argentina comenzaba a escribir su historia como gran productor y consumidor de burbujas hasta convertirse en el más importante del Nuevo Mundo.

Pero hubo un momento clave para los espumantes argentinos y fue cuando Moët & Chandon eligió a Mendoza para establecer su primera filial champañera fuera de Francia. En 1957, Robert-Jean de Vogüé junto a Renaud Poirier, quien luego sería el primer Chef de Cave de Chandon Argentina, viajaron desde Francia para explorar nuevas zonas para el desarrollo de vinos con burbujas.

Estudiaron durante años los suelos y climas de varios países hasta que se convencieron de que en la región de Luján de Cuyo se podían elaborar espumosos de excelencia. Tres años después nació Chandon Argentina, que dio un impulso decisivo al cultivo de Chardonnay y Pinot Noir de calidad en el país.

En 1960 Chandon lanzó su Extra Brut, una categoría (hasta 11 gramos de azúcar residual por litro) inédita en el mundo y la más consumida en Argentina en la actualidad. Estos vinos son frescos y frutales, de textura cremosa. Alex me dio más detalles: “La frescura que ofrecen los espumosos argentinos es aromática, pero también se siente en el paladar. Además, proponen una acidez alta y equilibrada”. Wow.

Según mi wine gurú, hay que tomar los espumosos a una temperatura que oscila entre los 8°C y los 10°C, aunque siempre depende del estilo. Conviene enfriar las botellas en una champañera con mucho hielo.

Hora de elegir

Me falta un tramo largo para llegar hasta el nirvana de las burbujas, pero con estos primeros pasos ya tengo ganas de descorchar un espumoso. El Año Nuevo está a la vuelta de la esquina. ¿Qué mejor que hacerse de una botella para alzar las copas con la familia?

Una cosa más antes de elegir: los espumosos argentinos se dividen en seis categorías, según la cantidad de azúcar residual que tienen; es decir, si son más o menos dulces. Se llaman Nature, Brut Nature, Extra Brut, Brut, Demi Sec y Dulces, siendo Extra Brut la más popular.

Los vinos Extra Brut son más bien secos, aunque se aprecia un dejo dulzón sutil y agradable. Podríamos decir que los espumantes argentinos no son tan secos como los europeos.

Entre los que me sugirieron buscar están Chandon Extra Brut, que es el espumoso argentino más vendido y referente de la categoría desde hace años; Cruzat Cuvée Nature, es de los más destacados por su elegancia y además hay dos curiosidades que me encantaría encontrar: Deseado de Familia Schroeder, un espumosos dulce de Torrontés, y otro interesante, Alma 4 Bonarda, un espumoso tinto. Todas son buenas alternativas para iniciarse en el camino de las burbujas argentinas.

Ahora solo nos queda disfrutar en familia, con pareja o con amigos y alzar esas copas. Ojalá que pasen un muy feliz Año Nuevo y, obvio, si abren unos espumantes argentinos, como siempre, me cuentan con qué brindaron. ¡Nos vemos en 2022!

Te invito a seguir mi recorrido por los vinos argentinos: https://blog.winesofargentina.com/es/destacadas/maridajes-vegetarianos/

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