Bodega Clément: un profundo compromiso con la sostenibilidad

Bodega Clément

Dentro del panorama vinícola mendocino, Bodega Clément combina una historia de expertise y calidad enológica, y al mismo tiempo, un gran compromiso con la tierra y su comunidad. Bodega Clément es una empresa familiar, fundada en 1999 por Carlos Clément, empresario cuyano con una gran pasión por el vino y el cuidado del medioambiente.

Su espíritu inquieto y su amor por la tierra lo llevaron a aventurarse en el cultivo de vides en el este mendocino. Así nació la Finca «La Cielito» en Santa Rosa, el punto de partida de un proyecto que hoy abarca 260 hectáreas de viñedos. El proyecto familiar se fortaleció con la llegada de su hija Lis, especialista en marketing y comunicación vitivinícola.

Carlos y Lis, junto a un equipo comprometido, decidieron adquirir  una bodega centenaria en Junín, ícono histórico de la zona, para volver a ponerla en valor y elaborar vinos de alta calidad. La bodega cuenta con una capacidad total de 10 millones de litros y tecnología de última generación.

Bodega Clément: el camino hacia un futuro sostenible

Bodega Clément

«Fuimos viticultores por 22 años hasta que compramos la bodega. Decidimos dar el próximo paso: la producción de vinos”, explica Lis Clément. «Hace tres años comenzamos con el proceso de certificación orgánica. El año que viene tendremos la primera cosecha orgánica», agrega el ingeniero agrónomo Marcos Fondini. Pero su visión va más allá. «Para nosotros, ser sustentables es producir desde la agroecología».

Este enfoque implica un cambio profundo en las prácticas agrícolas, lo que favorece la biodiversidad, y se centra en el manejo eficiente del agua y la minimización de insumos químicos. Para los responsables de Bodega Clément, no hay otro camino posible. “No podemos continuar con las prácticas del pasado. Somos plenamente conscientes de que debemos dejar una huella positiva para las generaciones que vienen”, detalla Marcos.

La sostenibilidad como horizonte

Bodega Clément

En 2005 Bodega Clément obtuvo la certificación de viñedo orgánico de Letis. Pero, “los riesgos de ser pioneros”, reflexiona Lis, fueron altos: en aquel momento la uva orgánica se pagaba menos que la convencional, por lo que debieron abandonar la certificación. “Veinte años después es una realidad completamente diferente”, agrega. 

La transición hacia la agroecología no ha sido fácil, pero Lis enfatiza la importancia del compromiso desde la dirección: «Lo más importante para el cambio es que los directivos, los dueños, tengan la cabeza flexible y abierta”. Ella, que dirige la bodega junto con su padre, tiene esa mirada y contagia a todo su equipo de trabajo.

Acompañan, por supuesto, con gran cantidad de medidas. “Para nosotros, la sustentabilidad no es un plan de marketing. Por supuesto que suma a la propuesta de valor a la hora de vender, pero es un compromiso que estamos asumiendo a largo plazo. En la próxima vendimia tendremos certificadas 50 hectáreas. Con el resto de las 210 hectáreas, estamos en transición hacia el modelo agroecológico”.

Este modelo de producción al que apuntan, explican, implica modificar prácticas: sumar nuevas, cambiar insumos, aumentar la biodiversidad, favorecer la vida del suelo. “Decidimos pensar en una producción más global, más compleja, holística. Para nosotros, es fundamental ser sostenibles de esa forma. Esta es nuestra mirada: la sostenibilidad bajo la mirada agroecológica.

Muchas veces lo que vemos es que la sustentabilidad se enfoca desde la eficiencia energética, hídrica, pero ese es el principio. Lo ideal es que la sustentabilidad sea más compleja que eso; la biodiversidad de plantas, de animales, de insectos y el cambio de insumos es fundamental. No me puedo quedar en ‘soy eficiente en el agua, energéticamente’. Tiene que haber algo más”, señala Marcos.

Bodega Clément

En este camino, enumeran diferentes medidas: desde destinar hectáreas para hacer corredores biológicos –con desmontes respetuosos de la naturaleza autóctona– o renunciar a un porcentaje de la producción para lograr un equilibrio adecuado. “Tenemos que ser productivos y rentables en el tiempo”, señalan.

Así, diseñaron una planta de compostaje para el orujo de la bodega, con la meta –de aquí a dos años– de poder compostar el total de lo que se produce como residuo. Otra medida es la de ingresar insectos para el control de plagas, instalando casas u “hoteles” de insectos, para que no se alejen en temporadas frías. Esto aumenta, además, la biodiversidad vegetal (sobre todo floral). 

También señalan que es clave el manejo eficiente del agua, con el 100 % de las fincas con riego por goteo y la renovación completa de los equipos. Además, Bodega Clément tiene un acuerdo con la Municipalidad de Junín para el reciclaje de los materiales de la bodega (sobre todo el plástico), que luego se convertirán en objetos de madera plástica, aportando a la economía circular.

Asimismo, de la mano de Wines of Argentina, participan del programa de Reciclaje de Residuos tecnológicos. Próximamente, sumarán un proyecto de turismo que convertirá a Bodega Clément en la primera bodega vegetariana de Argentina, en sintonía con las elecciones de vida de Lis y su esposo, Lucas. Ambos son vegetarianos y plenamente conscientes de los efectos nocivos que produce la emisión de gases de efecto invernadero de la ganadería intensiva.

Bodega Clément

La bodega también se ha destacado por su compromiso con la comunidad y sus empleados. Brindan programas educativos –con becas para hijos de empleados y capacitaciones para adolescentes de secundarios cercanos– y charlas sobre salud, educación y economía familiar. Así, Clément se afirma como una empresa consciente de su entorno y de “su mayor capital”: sus trabajadores.

En el ámbito comercial, aseguran que el enfoque en la sustentabilidad les ha abierto puertas en los mercados internacionales. «Hasta este momento, estamos exportando a seis mercados diferentes», celebra Lis Clément sobre Finca Feliz, su línea de vinos agroecológicos de baja intervención, y comenta que pronto lanzarán una nueva línea, para aumentar la competitividad en volumen. 

Finaliza con una reflexión sobre el futuro: “Cualquier producto o cualquier cadena de producción que no tenga un plan de sustentabilidad tendrá una muerte anunciada… a corto plazo, quedará obsoleta”.

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