Tendencia: en Argentina emergen nuevos terruños en zonas insospechadas

Tendencia: en Argentina emergen nuevos terruños en zonas insospechadas

A fines de noviembre se presentó el nuevo proyecto de vinos oceánicos en Argentina. Momento. ¿Oceánico? Sí: vinos del mar elaborados por una bodega enclavada tan lejos del agua como puede estarlo Mendoza del océano Atlántico. Y si el dato resulta curioso en sí, más curioso aún es que esta nueva bodega atlántica es una entre las que redefinen hoy el mapa de terruños argentinos.

La movida es reciente. Hasta la década de 1990 en que se desregularizó la plantación de vid, no se podía establecer en Argentina ningún viñedo fuera de las provincias estipuladas, como Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta y en otro extremo, Río Negro. Con el cambio de la legislación, sin embargo, nacieron nuevos emprendimientos. Claro, las dificultades a la hora de crear una región son muchas: sin expertise, ni gente con experiencia, y con necesidad de otras variedades –Gewürztraminer, Riesling, Pinot Noir, Tannat- las nuevas bodegas desarrollan su propia curva de experiencia lo que las llevó a invertir el doble de tiempo.

Algunas, sin embargo, ya tienen líneas comerciales en el mercado. Y el paisaje del vino, al menos por ahora, ofrece una nueva postal para sumar a los libros, revistas y sitios. Es verdad: representan menos del 1% del viñedo argentino, pero algún día el otro 99% también comenzó de cero. A continuación, los nuevos terruños Argentinos.

VINOS OCEÁNICOS

Buenos Aires. La provincia más grande y poblada de la argentina también avanza sobre una nueva vitivinicultura. Enclavada en la Pampa Húmeda, una extensa y rica llanura verde que nace a orillas del océano Atlántico, lo que menos imagina el viajero del vino es que aquí también hay bodegas. En su amplia geografía dos son las regiones a destacar. Por un lado, Sierra de la Ventana, en el sur, alberga algo más de 50 hectáreas a unos 100 kilómetros del mar y a una altura de 500 metros. En esta zona la influencia oceánica llega en forma de brisa y gracias a un ambiente fértil, el paisaje recuerda a viñedos europeos y campiñas. También Tornsquist, Tandil y Médanos, en la inmediaciones de la sierra, cuentan con viñedos. Por otro, el de Chapadmalal, a cuatro kilómetros del mar y otros tantos de Mar del Plata, la ciudad balnearia por excelencia. Según Daniel Pi, chief winemaker de Trapiche e ideólogo del viñedo, aquí “las condiciones son similares a las de los viñedos neozelandeses”. En ese diferencial pone foco el principal grupo bodeguero de Argentina al desarrollar un viñedo de Pinot Noir, Riesling y Gewürztraminer además de Malbec, Merlot, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon. Con un alto régimen de precipitaciones, mayor humedad ambiente y suelos franco arenosos con presencia de limo, convierten a esta región en la única de Argentina que cultiva sin riego artificial. Ambas zonas ya tienen vinos comerciales en el mercado como Ventania de Bodega Saldungaray en Sierra de la Ventana, Terrasabbia, de bodega AlEste en Médanos y Mar&Pampa, de Bodega Trapiche.

Costa de Río Negro. En esta provincia la vitivinicultura es una actividad centenaria entre el Río Negro y el Río Colorado. Pero en los últimos años nuevos viñedos se han cultivado sobre la costa atlántica de la provincia. Más precisamente en Viedma, capital provincial, donde Marcelo Miras, uno de los referentes enológicos de la Patagonia Argentina, comenzó a asesorar un emprendimiento ubicado a sólo seis kilómetros del mar, sobre el margen derecho del Río Negro. Lo que distingue a esta región de las otras oceánicas, es la sequedad del clima que obliga a regar las vides y ofrece un curioso mix entre el desierto y el mar. Bodega Océano Patagonia es la única activa, por ahora.

VINOS SERRANOS
Córdoba. Ubicada en el centro mismo del país, es la segunda provincia en población, con una ciudad capital pujante y un paisaje marcado por las sierras. La geografía serrana, con buenas lluvias y suelos graníticos y metamórficos, ofrecen dos regiones bien delimitadas: Calamuchita, que recorre el macizo central, y Traslasierra, hacia la llanura oeste. Con un puñado de bodegas en elaboración a unos mil metros de altura sobre el nivel del mar, y unas 70 hectáreas cultivadas dentro de estas zonas emergentes se destacan algunos Malbec, Merlot y Cabernet Sauvignon que ya tienen su pequeño lugar en el mercado. Entre los productores se destacan Nicolás Jascalevihc en San Javier, Bodega las Cañitas de Calamuchita y Jairala Oller de Ischilín. De expresión particular, sus vinos son suaves y ligeros, por lo que se diferencian de los cuyanos.

San Luis. Se trata de una provincia chica en la demografía de Argentina, pero con unos paisajes serranos, cruzados por pircas de piedra construidas por las culturas precolombinas, dignos de ver. San Luis cuenta con apenas una década de historia vínica y un único producto: Finca La Larga. Tiene 33 hectáreas en producción en Santa Rosa de Conlara, a una hora de auto de la frontera con Mendoza. A 630 metros sobre el nivel del mar, la zona se caracteriza por temperaturas moderadas, noches frescas y días calurosos. Las cepas que prometen son Tannat, Syrah y Viognier.

LA NUEVA PATOGONIA
Chubut. Ubicado en plena Patagonia andina el Hoyo de Epuyén es un paraíso terrenal. Un lugar boscoso, con picos nevados y glaciares, en donde llueven unos mil milímetros al año. Una región fría pero muy seca en verano, que hoy cubre 26 hectáreas de vid sobre un faldeo con buena pendiente que les permite soportar las bajas temperaturas invernales. Si bien el viñedo tiene una década, los mejores resultados fueron con Riesling, Pinot Noir y Merlot. El emprendimiento es propiedad de Bernardo Weinert, quien además posee la bodega mendocina que lleva su apellido.
Pero la nueva Patagonia vitivinícola no termina aquí ya que en la localidad de Sarmiento, en el centro de Chubut, un nuevo proyecto ha iniciado el cultivo de variedades de ciclo corto como Chardonnay y Pinot Noir desafiando cualquier limite geográfico de nuestra vitivinicultura.

La Pampa. En el extremo norte de la Patagonia, se encuentra la localidad pampeana de 25 de Mayo, una región desértica e inhóspita donde hace algo más de una década la familia Losón cultiva 140 hectáreas de viñedo que elabora allí mismo. Un verdadero desafío debido a un clima árido continental de inviernos muy fríos. Con el asesoramiento del estadounidense Paul Hobbs, la bodega elabora las principales variedades de Argentina.

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