Vitivinícolas de Buenos Aires: el renacer

Vitivinícolas de Buenos Aires

Argentina es sin dudas un referente mundial en la producción de vinos, en parte gracias a la trayectoria de provincias como Mendoza y San Juan, bastiones tradicionales de la viticultura argentina. Sin embargo, en los últimos años, otras regiones han emergido con fuerza y calidad. Se trata de las vitivinícolas de Buenos Aires: las prometedoras localidades bonaerenses de Balcarce, Tandil y Saldungaray.

Las vitivinícolas de Buenos Aires son una pequeña muestra del potencial que Buenos Aires tiene como región productora. El ingeniero agrónomo César Cárdenas, asesor de diferentes proyectos en la provincia, lo tiene bien claro y considera que  “cuando Buenos Aires se consolide como región, será de las más intensas a nivel productivo”.

Cárdenas sostiene esta afirmación a partir de la evidencia que aportan más de un centenar de proyectos  de vitivinícolas de Buenos Aires que, sin superar las 20 hectáreas, permiten vislumbrar lo que se puede obtener de los “tres grandes terroirs de la zona: la Pampa húmeda, el desierto de transición y los viñedos de perfil serrano e influencia marítima”. 

En estos proyectos, las variedades como Albariño y Sauvignon Blanc en blancas y, Merlot y Tannat en tintas, parecen ser las que más fácil obtienen el punto de equilibrio necesario. Las tres se encuentran en las regiones, que de alguna manera son punta de lanza de este renacer y que han experimentado un crecimiento exponencial en términos de oferta vinícola y calidad. 

Vitivinícolas de Buenos Aires

Vitivinícolas de Buenos Aires

En el vasto mosaico geográfico de Argentina, las tres regiones han experimentado un crecimiento exponencial de oferta vinícola y calidad. Este fenómeno ha sido reconocido oficialmente con la creación de la Indicación Geográfica (IG) Balcarce, ubicada a 410 km de la ciudad de Buenos Aires.

Allí, desde 2013, se encuentra la Bodega Puerta del Abra. Delfina Pontaroli, enóloga del proyecto, cree que la “provincia de Buenos Aires será otra zona más de la Argentina tan consolidada como polo vitivinícola como Cuyo, NOA o Patagonia”.

Más allá de ser una zona recientemente descubierta, donde hay un camino que transitar, confía en el potencial de calidad “siempre y cuando sepamos identificar lo que cada subregión tiene para ofrecer, y explotemos eso al máximo”.

Eso los llevó a iniciar, hace unos años, un proyecto de investigación en colaboración con la Universidad de Mar del Plata con el objetivo de aislar e identificar las levaduras indígenas presentes en el viñedo y bodega. Para la cosecha de 2023, decidieron utilizar algunas en un pequeño primer ensayo de vinificación. 

Un vino único

Vitivinícolas de Buenos Aires

En ese trabajo de identificar variedades y subregiones aparece el proyecto de la Bodega Castel Conegliano, que ha llevado a cabo la elaboración del primer y único Prosecco de Argentina, a partir de un viñedo plantado con la variedad Glera. 

Con la dirección enológica de Tomás Stahringer y el manejo de viñedos a cargo de Facundo Bonamaizón, este proyecto elaboró también el primer espumante con método Charmat.

Stahringer destaca “la singularidad del terroir de Balcarce, con su proximidad al mar y un paisaje de sierras que presenta un desafío único” lo que le permite vislumbrar un gran potencial en las variedades blancas de la región “respaldado por el excepcional entorno que ofrece Balcarce”. Con menos días de sol y temperaturas medias más bajas, esta región no se caracteriza por brindar vinos de acidez extrema.

Tandil, contrastes y riqueza

Vitivinícolas de Buenos Aires

Si de particularidades geológicas y climáticas hablamos, Tandil sin dudas completa ambos casilleros. A la abundancia de suelos calcáreos y granito se le suma la cercanía al mar,  que imprime su influencia en el clima templado-frío, con una amplitud térmica que en la última temporada osciló entre los 40°C durante el día y los 4°C por la noche. 

Incluso, la disponibilidad de un recurso fundamental como el agua les permite trabajar el viñedo mediante la agricultura de secano y aprovechar los casi 1200 milímetros de agua que cae por lluvia en esa zona.

Matías Lucas, al frente de la Bodega Cordón Blanco desde hace 16 años, no duda: “el perfil de los vinos es diferente” a otras zonas.

Con una industria del turismo y la gastronomía que parecen acompañar la oferta de la ciudad, el desafío hoy es hacer foco en lo cualitativo y en la identidad de los vinos a partir del clima que se da en esa zona.

Ese es un objetivo que el propio Matías parece tener bien claro, ya que busca que ”el vino de Tandil sea el resultado del clima y el suelo de Tandil, más allá de la subjetividad del gusto”.

Saldungaray y su Pinot Noir

Vitivinícolas de Buenos Aires

Conocida por su dificultad y sensibilidad, Pinot Noir parece haber encontrado, por las bajas temperaturas el, una zona de confort en Saldungaray. Lo destaca Manuela Parra, propietaria de Bodega Saldungaray, que agrega que variedades como el Sauvignon Blanc y el Chardonnay “se distinguen por su frescura, acentuados por notas cítricas y florales”.

Ubicados en el valle de Ventania, se combinan una heliofanía alta, bajas temperaturas y una amplitud térmica que les da la posibilidad de trabajar con diferentes variedades para crear “vinos frescos aunque quizás no tan tánicos ni estructurados”. 

Las vitivinícolas de Buenos Aires, conBalcarce, Tandil y Saldungaray, representa un capítulo para seguir bien de cerca en la historia vitivinícola argentina, ofreciendo un abanico de experiencias que invitan a explorar y disfrutar la riqueza vinícola de Argentina más allá de sus límites tradicionales.

Si te interesa leer más sobre Identificaciones Geográficas argentinas, hacé click acá

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *