Vinos de Jujuy: tres nuevos brindis en un territorio extremo de Argentina

Vinos de Jujuy

¡Hola winelover! ¡Hola verano! ¡Hola de nuevo, calor implacable del hemisferio sur! Qué delicia este modo road trip cuando las tardes se vuelven eternas y las noches son para estar al aire libre, paladeando el alivio de las horas más frescas -como quien saborea un Cabernet Franc- y mirando las estrellas con una copa en la mano. Amo Argentina, amo viajar, amo esta oportunidad de descubrir los matices, los paisajes, los colores propios de cada provincia reflejados en sus vinos. 

En este capítulo de mi bitácora vuelvo al Norte para disfrutar de los vinos de Jujuy. Es que quedaron pendientes algunos datos que vale la pena compartir porque estoy segura de que vas a disfrutarlos cuando visites la región de la Quebrada de Humahuaca. Este lugar es como un portal mágico, un poco por sus colores y la mística de ese silencio que ensordece, y otro por el milagro de vinos que brotan en la aridez. 

Vinos de Jujuy

Te doy dos tips para tu futuro viaje. El primero: rastreá las artesanías de las tejedoras y artesanas de Red Puna, en Tilcara, que ponen en valor las técnicas ancestrales y la identidad cultural de la Quebrada, y aportan desde la producción sustentable y el comercio justo. Para abrigar mis noches ya tengo un suéter de lana de llama tejido a dos agujas y un par de medias calentitas y suaves. En las etiquetas aparecían escritos a mano los nombres de las tejedoras. El segundo: imperdible el Museo en los Cerros, con fotografía argentina, una construcción única en Huichaira. 

Ahora sí, te cuento otros tres hallazgos que descubrí sobre los vinos de Jujuy. 

Vinos de Jujuy, un universo por descubrir

Viñas del Perchel

Llegué hasta Villa El Perchel, un pequeño paraje entre Tilcara y Huacalera, para conocer esta bodega familiar que produce vinos a más de 2.625 metros sobre el nivel del mar, en una de las locaciones más al norte y más altas del país. 

Vuelvo a maravillarme con las condiciones naturales tan desafiantes y las zonas extremas en las que se gestan los vinos de Jujuy. Se lucen un blend Malbec-Syrah y varietales Malbec, Syrah y Tannat que expresan la potencia del terroir que tan bien conocen los hermanos Mabel y Javier Vargas, quienes administran este proyecto familiar. 

Reservé una caminata por los cerros -con una picada para reponer energía-, más una degustación de los vinos y almuerzo regional con música del lugar. También se puede hacer un recorrido más corto por la finca y la bodega, con testeo de las etiquetas de la casa y algún vino en proceso de elaboración, y se puede agregar el almuerzo. 

Elegí tu propia aventura, pero no dejes de sumar a tu bucket list enológica el Cactus Tannat de Altura, un tinto con todo el carácter de la Quebrada en cada sorbo.

Vinos de Jujuy

Viñas de Uquía

Me encantó que esta propuesta invita a una experiencia enoturística completa en Uquía (un destino que tenía agendado por el emblemático trekking de la Quebrada de las Señoritas y por tener la feria de artesanías de gres más barata de la Quebrada de Humahuaca). El alma mater es el jujeño Claudio Zucchino, que lleva adelante este proyecto junto a su mujer Inés. 

En la bodega se elabora Uraqui -en lengua aymara significa terruño-, un vino natural, sin agregados químicos ni paso por madera. Y Claudio lo guarda en la Cava Mina Moya, un socavón minero abandonado a 3.640 msnm, donde en otro tiempo trabajó su papá. Claro que visité esta cava tan especial, la más alta del mundo, y me di el lujo de degustar un vino con quesos y charcutería andina en semejante escenario.

La hostería, atendida por sus dueños, es de diseño bioclimático, utiliza energía solar para calentar el agua y calefaccionarse. Además del hospedaje, tiene una muestra de arte permanente y es el centro de visitas guiadas, trekking, caravanas de llamas y excursiones. La gastronomía es protagonista: hay que conocer el almacén de campo, la huerta orgánica y tomar algún taller de cocina andina. Y acompañada por los vinos de Jujuy, una maravilla.

Vinos de Jujuy

Bodega Kindgard 

Llegué a esta bodega de Purmamarca siguiendo los pasos de Diana “la Tana” Bellincioni, una joven enóloga norteña que trabaja en varios proyectos en toda Argentina (de hecho, me guiaron hasta acá las referencias suyas que me dieron en Mendoza, donde trabaja en Mil Suelos junto a Alejandro Sejanovich), y hoy es una de las mujeres más importantes y respetadas de la actividad. 

Así que reservé para el tour guiado, que incluía el recorrido por los viñedos, visita a la bodega y a la cava y una degustación de vinos con quesos y conservas locales. No te olvides de tu sombrero, protector solar, botella de agua y calzado cómodo, y esto vale para cualquier actividad que hagas en esta zona. 

En el paseo me explicaron que la cantidad de horas de sol que da este entorno, la orientación norte-sur de las plantas para captar hasta el último rayo de luz y la utilización de viñedos de pie franco son las bases para trabajar con alrededor de 9.000 plantas por hectárea. 

Las tres variedades principales son Malbec, Syrah y Cabernet Franc, pero también hay pequeños viñedos de Torrontés, Riesling y Chardonnay (blancas), Merlot, Cabernet Sauvignon y Garnacha (tintas) y están experimentando con uvas criollas. En tu lugar, no dejaría de probar el Sacha Tigre Criolla Quebradeña, una expresión muy singular para una cepa que recobra brillo en la vitivinicultura argentina. 

Vinos de Jujuy

Si te cruzás a la Tana en la recorrida no desaproveches la oportunidad de escucharla. “Mil Suelos es una marca que engloba a Estancia Los Cardones, Almacén de la Quebrada, Huichaira Vineyard, Manos Negras, Tinto Negro, Zaha, Teho, Vivo Muerto y Estancia Uspallata. Gerencio el área de producción desde Mendoza y estoy a cargo de la parte enológica de los proyectos del norte, que son los tres primeros. Y a la vez tengo esta iniciativa personal junto a mi primo Adolfo Kindgard y su mujer, Mercedes Grondona”, cuenta Bellincioni, desde Purmamarca. 

“Hago vinos con la intención de que te trasladen desde la copa hasta un paisaje. Tengo la suerte de trabajar en viñedos con diferentes exposiciones, suelos, climas y alturas que hacen que el carácter de cada vino sea único. Lógicamente nuestras manos siempre influyen: somos los que decidimos en qué momento cosechar y qué trabajos realizar en bodega. Siempre buscamos el equilibrio entre los factores para expresar un lugar”, explica.

Contame si probaste alguno de los vinos de Jujuy y qué te parecieron. Hasta el próximo descorche, ¡y hasta el próximo destino!

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