Impensadas tiempo atrás, novedosas tendencias del vino argentino aggiornan su imagen y lo hacen cada vez más interesante para los sommeliers y los consumidores intrépidos.
A continuación, Matías Prezioso, Presidente de las Asociación Argentina de Sommeliers, comparte su impresión sobre las tendencias del vino argentino que marcan la agenda del 2020.
Cuáles son las tendencias del vino argentino
Vinos de climas auténticamente fríos
Desde hace un tiempo, los productores argentinos exploran regiones frías para obtener vinos más frescos. Entre éstas, las zonas altas del Valle de Uco en Mendoza, el Alto Valle de Río Negro en Patagonia y la costa Atlántica. En paralelo trabajan puntos de cosecha más tempranos para evitar la madurez de otros tiempos.
En este sentido, la provincia patagónica de Chubut irrumpió con mucho ruido. Sus viñedos a partir de los 42 grados de latitud sur son los más australes del país. Incluso en Capitán Sarmiento, latitud 45, hay 50 hectáreas de cultivo orgánico que se convirtieron en el viñedo más austral del mundo.
Esta ubicación ofrece microclimas más similares a Borgoña y Mosel que a Mendoza o Salta, y una impronta de frescura a los blancos de Chardonnay y Riesling. En los tintos de Pinot Noir y Merlot la elegancia es el hilo conductor.
Vinos tintos ligeros
La búsqueda de fineza y frescura llevó a los productores argentinos a animarse a cepas como el Pinot Noir en zonas frías del Valle de Uco y Patagonia.
Con poco más de 2.000 hectáreas plantadas, el Pinot juega un rol relevante en la alta gama argentina con vinos de notas sutiles, buena fluidez y acidez lograda.
La Garnacha es otro ejemplo de estas nuevas tendencias del vino argentino, con vinos sabrosos y algunos más ambiciosos en Salta y Mendoza. Otras tintas que completan la saga de los vinos ligeros son el Carignan, Bequignol, las maceraciones carbónicas y los curiosos Trousseau patagónicos.
Uvas históricas
Históricamente destinadas a altos rendimientos sin foco en la calidad, la familia de las Uvas Criollas logró resurgir de las cenizas. La Criolla Chica, también conocida como Listán Prieto, Misión o País, cuenta con apenas 359 hectáreas y es la más destacada con vinos singulares, frescos y ligeros que trascienden las fronteras mendocinas y se encuentran en muchas provincias del país.
El momento de los blancos
La imagen de Argentina como productor exclusivo de tintos es cada vez más lejana y ya se habla del éxito de los blancos argentinos.
En cuanto a los Chardonnay, el estilo californiano, cremoso y ahumado, dio lugar a vinos de aromas sobrios con acidez marcada y austeridad más próxima al estilo borgoñés. El Semillón refleja la tradición argentina en la elaboración de vinos blancos, y de ahí que varios productores confían en la puesta en valor de viejos viñedos en blancos varietales o de corte.
Chenin Blanc y la trilogía del Ródano (Roussanne, Marsanne y Viognier) son otras blancas que prometen vinos muy impresionantes para un futuro quizás no muy lejano.
Orgánicos y biodinámicos
En sólo cinco años la cantidad de certificaciones orgánicas creció un 50% en Argentina con más de 170 fincas y 60 bodegas. Así se elevan a 5.000 las hectáreas orgánicas certificadas (70% en Mendoza), superficie que representa el 3% del total mundial.
Gracias a que los países europeos, Estados Unidos y Japón reciben con buenos ojos la mayor oferta argentina en este rubro, la tendencia se aceleró en los últimos años.
Entre las involucradas se encuentran bodegas de distintas escalas y existen varios proyectos que trascienden la moda.
En cuanto a la biodinámica, la primera finca argentina certificada por Demeter, en transición, data de 2007, y ya son diez los productores con vinos certificados sumándose progresivamente con prácticas en esa dirección.
Naranjas y algo más
Entre las novedades que ofrece Argentina hay también estilos inexplorados. En los vinos naranjas se lucen las variedades aromáticas como Torrontés y Malvasía, a lo que se suman los vinos blancos y tintos elaborados en ánforas de barro o cemento.
Por último, y si de rarezas hablamos, debemos mencionar a los Pét-Nat con una larga lista de etiquetas que verán la luz a partir de esta nueva cosecha.
Photography: Ernesto Catena Vineyards