La sommellerie la cautivó como un flechazo de Cupido. Marcela Rienzo trabajaba en marketing y en determinada ocasión –mientras colaboraba con una bodega- sintió una atracción especial por los relatos de los sommeliers: las historias de vida de las y los productores, las descripciones llenas de aromas y paisajes, las anécdotas de encuentros y conversaciones alrededor de una copa.
No estaba en sus planes cambiar de profesión, pero al poco tiempo ya estaba cursando esa nueva carrera de sommelier que se dictaba en Argentina. “Jamás había escuchado la palabra, ni sabía de qué se trataba el oficio, pero lo cierto es que cada vez que salía de una clase estaba fascinada”.
Todo el proceso del vino la maravilla en muchos sentidos: “no sólo el que convierte la materia prima (la uva) en vino, sino todos los detalles para que cada etiqueta sea única e irrepetible. Por supuesto, me apasiona la cultura del vino, ver el amor de todas las personas que trabajan desde el viñedo, la enología y el servicio. Muchas cosas pasan con una copa de vino en mano, es mágico, me encanta”, dice.
Hoy Marcela Rienzo es una profesional con vasta trayectoria: es docente, asesora a distintos emprendimientos gastronómicos y es una gran comunicadora del vino argentino (es la única sommelier en un programa de televisión –Cocineros Argentinos, por la TV Pública-). Además, es autora del libro “Chin, Chin, el vino es fácil” y es la creadora del primer kit aromático especializado en los terruños argentinos –Spiritu Aromas del vino-.
Desde marzo Marcela Rienzo es la primera presidenta electa de la Asociación Argentina de Sommeliers y su plan maestro es aplicar el método que aprendió de sus abuelos: trabajar, trabajar, trabajar.
Entrevista a Marcela Rienzo
Sos la primera mujer electa para presidir la AAS y convocaste a tu colega Natalia Suárez, en el puesto de vicepresidenta. ¿Por qué se destacan las mujeres en este oficio?
Somos mujeres sommeliers, cada una tiene su recorrido personal en el mundo del vino. Tenemos personalidades distintas y eso es interesante, porque nos enriquece. Además, en la Comisión Directiva están Andrea Donadío, Valeria Gamper y Paz Levinson, entre otros profesionales con mucho prestigio, como Maco Lucioni y Pablo Colina. Siento que tengo la Scaloneta completa (risas).
Pero es cierto, hay muchas mujeres importantes en esta profesión y en la industria en general. Han sido fundadoras de la primera escuela de sommeliers (EAS); y de los 9 campeonatos argentinos, 8 fueron ganados por mujeres. Además, en el mundo las profesionales argentinas están representando a la Argentina maravillosamente, como Paz Levinson en Francia y Valeria Gamper en España, entre otras, lo que pone de manifiesto el lugar de sensibilidad y de trabajo de las sommeliers argentinas.
¿Cómo será tu gestión?
A mí me gusta pensar que la Asociación es un lugar de encuentro donde nos juntamos a pensar en colectivo, que agrupa a los sommeliers profesionales de todo el país. Es una organización sin fines de lucro que busca acompañar la profesionalización de la sommellerie. Nuestro norte es la capacitación y la excelencia y por eso trabajamos para que las y los sommeliers de todo el país accedan a más y mejores fuentes de conocimiento. No somos un club de beneficios, no vendemos nada ni somos una organización educativa. Trabajamos por el crecimiento y el desarrollo de nuestra profesión y nuestros asociados y asociadas llegan a la AAS buscando formar parte de una gran comunidad.
Yo seguiré los pasos que marcaron Matías Prezioso y Valeria Mortara (los directivos salientes), que es apostar siempre a más, tratar de hacer que las y los sommeliers seamos más profesionales, bregar por más capacitación, con tener la cultura servicio en la sangre. Eso es lo que aprendí y mi gestión es una devolución a todas las alegrías que me ofrece esta profesión.
Las y los sommeliers argentinos son clave para difundir el vino argentino en el mundo…¿Considerás que esa es una estrategia a profundizar?
Claro, solo basta ver el ejemplo de Paz Levinson, que es nuestro orgullo, es una embajadora incansable del vino argentino, lleva esa sensibilidad en su ADN. Ella, Valeria y tantas colegas son personas que se han esforzado muchísimo, estudian permanentemente y llevan a la práctica lo que saben cada día.
Gracias a estas sommeliers y todos los que se desempeñan en el exterior, el vino argentino tiene una enorme oportunidad junto a otras acciones importantes, como las que desarrollan instituciones como Wines of Argentina, por ejemplo.
¿Qué hace falta comunicar?
Nosotros tenemos una carta muy importante que es nuestro Malbec, un vino que es conquistador de paladares y de copas que ya todo el mundo conoce. Ahora es momento de empezar a mostrar otras cosas y Argentina tiene mucho para contar. Tenemos muchas bodegas interpretando los terruños de manera formidable, cada vez se hacen cosas más extremas y me parece que hay muchas oportunidades.
El 3 de junio es el Día del Sommelier ¿La industria reconoce la relevancia de esta tarea?
La Asociación Argentina de Sommeliers es una de las más importantes de la región; ganó varias veces como una de las organizaciones con mejor comunicación con sus socios, tenemos un newsletter con más de 20.000 suscriptores en todo el mundo, no solamente sommeliers argentinos. Trabajamos fuerte en todos sentidos, no solo en la comunicación, en capacitaciones. La industria nos reconoce, considera a los sommeliers como parte del engranaje; hoy hay cada vez más sommeliers trabajando en las áreas comerciales de las bodegas o como brand ambassadors.
¿Cómo profundizar en la cultura del vino dentro y fuera del país?
Yo creo que tenemos una gran cultura de vino. Somos un gran país productor, tenemos mucha calidad en todos los segmentos de precio, tenemos vino en la mesa de todos los días. Lógicamente, el mayor volumen de vino que se consume en Argentina no es vino de alta gama aunque los vinos argentinos de este segmento crecen dentro y fuera del país por la calidad que ofrecemos. Necesitamos seguir apuntalando esa imagen.
En cuanto a lo que nos toca desde la AAS estamos en contacto permanente con colegas del mundo para compartir novedades de cómo evolucionan nuestros vinos y regiones. Nuestra actividad nos brinda la posibilidad de llegar a referentes de la sommellerie en todos los mercados y a eso le dedicamos mucha energía.
No solo nos encanta comunicarles que somos un país productor, sino que tenemos un vínculo muy profundo con el vino ya que en Argentina una botella de vino en la mesa tiene un valor emotivo y cultural muy importante que nos conecta con la historia del país y con la historia de nuestras familias. Sin dudas, esto es algo que en el mundo se percibe como un rasgo diferencial muy grande.