No hay límites para la creatividad: los productores de vino argentinos saben muy bien que su materia prima es de primera calidad. Reconocidas y premiadas en el mundo, las uvas nacionales no se agotan en la noble bebida y es por eso que, desde hace algunos años, maestros heladeros y bodegueros vienen incursionando -con rotundo éxito- en la elaboración de helado de vino.
Desde Cafayate, Salta, hasta Mendoza, en un país con una sólida tradición heladera, los viticultores se abren paso y cautivan a turistas y locales con esta nueva manera de degustar las cepas más interesantes.
En Cafayate, el pionero del helado del vino

En 1996, Ricardo Miranda, empresario salteño, tuvo una idea que luego registraría y se convertiría en su sello: ser el primero en crear helado de vino. Oriundo de esta provincia de una sólida tradición vitivinícola, eligió dos cepas locales para emprender su aventura: el torrontés, emblema de Cafayate, y cabernet sauvignon. El éxito fue inmediato y el vino de torrontés cosechó un éxito inesperado: este helado, aromático, con notas frescas, blanco y muy dulce, logró concentrar y representar exquisitamente el espíritu de la región. El helado de cabernet también tuvo un gran recibimiento entre el público: esta cepa tinta, bien calchaquí, expresa el sabor del terruño, con su hermoso color violáceo.
A partir de este suceso, otras heladerías tejieron alianzas con bodegas para continuar ampliando la oferta de cremas heladas con vino entre sus ingredientes. Por supuesto, la tendencia cruzó las fronteras de Salta rápidamente y se extendió a otras provincias vitivinícolas.
Helado de vino made in Mendoza

Inspirados en esta alianza entre bodegueros y heladeros, los productores mendocinos decidieron sumarse a la tendencia, explorando la incorporación de vinos locales en sus productos. De este modo, heladerías tradicionales de Mendoza -como la de Ferruccio Soppelsa y Dante Soppelsa- fueron pioneras en la iniciativa. Flavio Soppelsa, hijo de Dante, recordó el puntapié inicial: alrededor de catorce años atrás tuvieron la idea de agregar vino a sus preparaciones para un evento en una bodega. Esa osadía se convirtió en una oportunidad y derivó en más de una decena de sabores basados en diferentes varietales, como mullet, malbec, syrah, chenin, bonarda y cabernet sauvignon.
Estando en el epicentro del vino argentino, era esperable que la tendencia generara más y más entusiasmo. Así, llegó a bodegas consagradas como Trivento, que encontró allí la oportunidad de conquistar a un público más amplio diversificando, al mismo tiempo, sus productos.
La alianza entre Bodega Trivento y la heladería de alta gama INNamorato dio como primer resultado, en diciembre del año 2023, el «White Malbec by Trivento», un helado elaborado a partir de malbec blanco, que también es conocido con el nombre de «white malbec». Este vino, basado en un malbec blanco -se trata de un vino blanco vinificado como malbec-, es un producto exitoso, ideado por Trivento, que ya comercializa en el mercado interno y exporta a distintos destinos del mundo.
El helado en cuestión, con base de agua y vino más un veteado de frutos rojos que ayuda a realzar las notas del malbec, estuvo disponible para ser degustado durante la vendimia 2023-2024.
Pablo Mampel, gerente de marketing de INNamorato, explicó que se buscó alcanzar el match perfecto entre los ingredientes para arribar a una nueva experiencia de sabor.
Los que tuvieron el placer de probarlo, se sorprendieron con la mezcla de texturas, pero también con esta nueva forma de disfrutar del white malbec, de su color plata, su frescura y los sabores que deja en nariz y boca: manzana verde, lichi y hasta piña.
Para esta temporada de vendimia, Trivento presentó, en sociedad con INNamorato, un nuevo sabor: helado de vino Maximum Red Blend, con frutos finos rojos. Esta vez, el helado está elaborado con un vino que es 50% cabernet sauvignon y 50% malbec.
Rojo profundo, especiado y sensual, tiene notas de frutas negras maduras. El contacto con el roble, además, le aporta a este vino una complejidad aromática que se pone de manifiesto en notas de tabaco, vainilla y canela.
El maestro heladero sumó, por su parte, la jalea de frutos rojos. El trabajo, explican, es igual al que hace un chef cuando busca crear un nuevo plato. Junto con Maximiliano Ortiz, enólogo jefe de la línea premium de Trivento, colaboraron para lograr la mejor expresión del vino en el helado.
Para Andrés Povedano, Brand Manager de Bodega Trivento, la alianza permite demostrar que el vino es versátil y capaz de adaptarse a distintas formas de consumo.
Finalmente, cada temporada se van sumando nuevas alianzas que apuestan por el helado de vino. Así, Mendoza también ofrece a propios y turistas las opciones desarrolladas por las heladerías La Parrala y Lomoro. “El público local es el que más pide estos helados, y entiendo que se debería hacer mayor promoción en vacaciones y fines de semana largos para captar a los turistas”, señaló Soppesa, cuya familia es pionera en este delicioso cruce.