Chardonnay argentino, una apuesta que vale la pena

Chardonnay de Argentina

Llega el Día Internacional del Chardonnay, una fecha ideal para descorchar pero también para aprender más sobre los vinos elaborados con este varietal y, de paso, descubrir nuevos productores. ¿Alguna vez probaste un Chardonnay de Argentina?

¿Qué esperar de un Chardonnay de Argentina?

Considerada la reina de las uvas blancas, la Chardonnay da origen a vinos con carácter y personalidad. Es de esos varietales difíciles de olvidar y, en poco tiempo, fáciles de reconocer. 

En rasgos generales, sus vinos son de color amarillo con matices dorados de acuerdo a su edad y procedencia. 


Aromáticamente ofrece tonos cítricos frescos, manzana verde, pera y hasta durazno blanco, además de flores blancas y miel. La crianza en barrica, muy habitual para los Chardonnay high end, suma tonos de especias, manteca y ahumado. 

Su paladar es amplio y caudaloso, con acidez refrescante y buen sabor frutal. Lógicamente, a esto hay que agregarle otras notas ya que es una cepa sensible al terroir y la enología.

En cuanto a las referencias internacionales, no caben dudas que son Borgoña y Napa Valley, dos regiones con estilos tan similares como diferentes. Podemos decir que mientras los franceses logran versiones complejas de carácter mineral y frescura eléctrica, los californianos van detrás de un carácter voluptuoso donde la crianza en roble es protagonista, como contraste a una frescura marítima marcada.

El Chardonnay es la uva blanca más amada por los argentinos. Por eso fue siempre la más importante y hoy la tercera blanca en superficie. Gracias a los viñedos de altura logramos un estilo muy refinado que nos pone a la par de los mejores del mundo”, asegura José Galante, de Bodega Salentein y pionero en la elaboración de Chardonnay de Argentina de alta gama. 

Chardonnay argentino

Chardonnay de montaña

Como es de esperarse, Mendoza concentra la mayor superficie de Chardonnay de Argentina. Históricamente cultivado en Luján de Cuyo y Maipú, zona entre los 700 y 1000 metros de altitud con un clima caluroso, seco y soleado, desde comienzos del 2000 muchos productores optaron por migrar sus viñedos de Chardonnay hacia zonas de mayor altura. 

Esto responde a la búsqueda de climas fríos ya que por cada 100 metros de ascenso en la montaña la temperatura disminuye aproximadamente 1°C. 

Y si bien varias hectáreas de Chardonnay subsisten en las regiones históricas y dan lugar a una versión más californiana para el varietal, son los viñedos por encima de los 1000 metros los que hoy más cautivan a los winemakers. De hecho, a partir de estos cambios la superficie del varietal creció un 40%, de la mano del entusiasmo por lograr mejores resultados.

Hemos hecho un gran cambio en el trabajo para los vinos blancos desde el manejo del viñedo y la búsqueda de lugares más precisos. Hoy vemos que hay demanda para nuestros blancos y por eso continuamos perfeccionándolos. El Chardonnay es nuestro mejor ejemplo”, explica Santiago Mayorga, de Cadus Wines. 

Ahora, cuando hablamos de los viñedos de montaña nos referimos a los del Valle de Uco, y si bien es Tupungato el área de mayor superficie -con Gualtallary como una especie de meca para el Chardonnay de Argentina- San Pablo en Tunuyán es otro origen a considerar. 

En estas zonas hay que destacar que la conjunción entre suelos aluvionales de perfil pedregoso con material calcáreo y un clima fresco con matices de acuerdo a la orientación y disposición de las plantas permite lograr vinos de expresión más borgoñona con buen carácter frutal y cítrico, tonos minerales y una frescura tensa y filosa.

Nuevos horizontes del Chardonnay

Además de Mendoza, todas las regiones vitícolas argentinas cultivan y producen Chardonnay. Uno de los tantos datos curiosos es que los Valles Calchaquíes, donde los viñedos trepan entre los 1700 y 3000 metros de altura, son origen de etiquetas muy tradicionales y celebradas, aun cuando los cielos soleados y el clima árido del norte del país poco tienen que ver con los aires de la Borgoña.

Sin embargo, renovadas expectativas detrás del Chardonnay generan los viñedos de la provincia de Chubut, uno de los spots más novedosos del mapa del vino argentino. Aquí, los viñedos más australes del mundo cobijan cepas de Chardonnay que resisten el frío de la Patagonia para dar vida a vinos que en catas a ciegas sorprenden a los más entrenados degustadores. 

Esta provincia, como si fuera poco, ofrece dos versiones: las que llegan de los viñedos próximos a la Cordillera, por ejemplo Trevelin, donde el clima es frío y húmedo en un hábitat casi boscoso, mientras que las de Capitán Sarmiento provienen de un terruño estepario, seco y ventoso. En ambas ubicaciones el estilo está más relacionado al del Viejo Mundo con expresión cítrica, de frutos blancos y flores frescas, con acidez súper marcada y un contenido alcohólico bajo para Argentina.

Nuestra primera cosecha fue 2017 y cada año el terruño se expresa mejor, a pesar de las particularidades de las vendimias. El potencial es enorme en este terroir extremo para nuestro Chardonnay, que es único en el mundo”, cuenta Juan Pablo Murgia, de Otronia Wines. 

Un capítulo aparte representan las hectáreas de Chardonnay frente al Atlántico en Buenos Aires, donde al momento solo se encuentra el productor Costa & Pampa, con sabrosos resultados. 

¿Qué Chardonnay de Argentina probar?

Una ventaja de Argentina en cuanto al Chardonnay es que tiene opciones para diferentes paladares. Por ejemplo, aquellos que disfrutan de los de perfil californiano más voluminoso y potente, sin dudas en los de Luján de Cuyo y Maipú van a encontrar lo que buscan en etiquetas como Pascual Toso Alta Chardonnay de Barrancas, La Mascota Chardonnay de Cruz de Piedra, Pulenta Estate Chardonnay o Casarena Owens Vineyard Chardonnay de Agrelo.

El Valle de Uco, por su parte, con su estilo más ligero, refrescante, complejo y mineral, es la opción para los amantes de los blancos de Borgoña y ofrece una ventaja adicional: etiquetas para todos los presupuestos. Para los más geek, la clave la tienen los vinos White Bone y White Stones de Adrianna Vineyard, el viñedo de Catena Zapata en Gualtallary, que abrieron el camino a la exploración más precisa. También se destacan Salentein Single Vineyard Las Secuoyas, Zucardi Fósil de San Pablo y Terrazas de Los Andes Grand Chardonnay, elaborado con uvas de un viñedo de Gualtallary a 1630 msnm, hoy el más elevado de Mendoza. 

Otros indispensables para comprender el efecto de la montaña en el Chardonnay son Altaluvia de Doña Paula, Proyecto Hermanas de Bodega Lagarde, Hermandad Chardonnay de Familia Falasco, Atamisque Chardonnay de Tupungato o el electrizante Cadus Vista Flores Appellation Chardonnay, de Santiago Mayorga. 

En cuanto a otras regiones, desde Cafayate, Salta, el Laborum de Parcela Chardonnay es una curiosidad ideal para expertos, mientras que desde Patagonia hay que destacar de Río Negro la saga de Chardonnay creada por Bodega Chacra junto a Jean Marc Roulot. Y con origen en Chubut sin dudas las etiquetas de Bodega Otronia y Casa Yagüe son experiencias inolvidables para los paladares más entrenados.

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