¡Hola Tupungato!

Bodegas en Tupungato

¡Hola, winelover! Estoy viviendo un sueño. En cada posteo te cuento un nuevo upgrade de mi viaje, ¡y esto tiende al infinito! Mi capacidad de asombro no da abasto. Mendoza me está adoptando y yo me entrego. Esta vez te contaré un recorrido por algunas bodegas en Tupungato. 

Antes, te cuento que todavía no estoy en condiciones de autoproclamarme fan del mate, pero te confieso que cuando las chicas toman con tanto entusiasmo (y a toda hora), me dan ganas de ser parte del ritual, y cada tanto les digo “a ver, dame uno”, con la intención de hacerme un poco más amiga de la infusión estrella. 

Probé versiones con hierbas aromáticas, con azúcar (que para mucha gente es un sacrilegio) y con cascaritas de naranja. Con menta (seca, de las plantitas del jardín de la posada donde estoy instalada estas semanas), manzanilla y yerba orgánica me resulta un poco más suave. 

Otra novedad es que por acá me dicen “la Nicky”. Es que en Mendoza es parte de la forma de hablar anteponer el y la a los nombres de las personas. Fue algo que detecté en mi nuevo entorno, y cuando pregunté empezaron a llamarme así en chiste, pero ya quedó. ¡Soy La Nicky!

Tal como adelanté, hace unos días hice una escapada con Sole, la hermana de Juli, que es fotógrafa y tenía una producción de unas pocas horas en el restaurante de una bodega. Fuimos a recorrer bodegas en Tupungato, un departamento de la provincia que, junto a San Carlos y Tunuyán, forma parte del Valle de Uco, una de las regiones vitivinícolas más fecundas del mundo. 

Desde que el vino llegó a mi vida, escuché y pronuncié mil veces estos nombres, pero no dimensionaba la magnitud de los paisajes y lo conmovedor de la experiencia. Sin dudas, este check de mi lista de pendientes queda guardado en mi corazón como un hito inolvidable.

Bodegas en Tupungato

Bodegas en Tupungato, cerquita de la ciudad de Mendoza 

Mientras Sole trabajaba, yo hice visitas y degustaciones. Fueron dos días de tour de comida rica, vino, charlas eternas y pijama party en un hotel nuevo. Lo mejor, a solo una hora y media de la ciudad. Acá te cuento mi recorrido por bodegas en Tupungato. 

Bodegas en Tupungato

Atamisque

La primera parada de mi recorrido por bodegas en Tupungato fue en Atamisque, la bodega que abre el Valle de Uco. Mi amiga iba al volante y me contó que había dos formas de llegar: una, por la legendaria Ruta 40 –la más larga del país, que lo recorre de sur a norte paralela a la cordillera– y la otra por la ruta provincial 86, conocida como El camino de los Cerrillos. Eligió la segunda opción por el paisaje, y para pasar por el Cristo Rey del Valle de Tupungato. 

La bodega es preciosa y tiene hotel, spa y restaurante, a los que nos prometimos volver en la próxima oportunidad. Esta vez hicimos la visita con degustación guiada, un paseo hermoso por los vinos de Phillipe Caraguel. Son lo que, aquella primera vez en mi vinoteca favorita de Brooklyn, Alex definió como clásicos. Te recomiendo probar el Atamisque Assemblage que combina Malbec con Cabernet Sauvignon y Merlot en un estilo muy bordelés mientras que otra delicia de la bodega es el Serbal Pinot Noir, un vino que puede sorprender a muchos amantes de Borgpoña.

Bodegas en Tupungato

Andeluna

Llegamos a la hora de almorzar y elegimos una mesa con vista al Cordón del Plata. Apenas me senté frente a esos picos nevados, entendí su slogan. “Somos vino de montaña”: la propuesta es que el carácter más puro de este paisaje, con sus vientos y sus suelos de arena y arcilla, se exprese en cada copa de vino. Probé cuatro diferentes, uno con cada paso del menú. 

Dicen que la selección privilegia a los más especiales de la bodega. No me pude resistir y me traje una botella de Pasionado Cabernet Franc, hasta donde sé, su enólogo es uno de los reyes del Cabernet Franc en Mendoza. Después de comer, nos recostamos con la última copa de vino sobre unas lonitas en el pasto, frente al viñedo, a charlar y disfrutar del sol de la siesta. 

Bodegas en Tupungato

Domaine Bousquet

Terminamos el tour en una bodega muy cerca de Andeluna, que elegimos para pasar la noche. Nos quedamos en Gaia Lodge, un hotel nuevísimo con terraza a la cordillera y al viñedo, propiedad de Bodega Domaine Bousquet, pionera de los vinos orgánicos en Argentina. No podría elegir entre el paisaje a la mañana, cuando el sol le pega de frente a la montaña y hace brillar la nieve y los relieves, o a al atardecer, cuando desaparece detrás de los cerros. 

En Domaine Bousquet charlamos con Adrián Baggio, el chef del restaurante, que es lugareño y conoce como la palma de su mano los productos de la zona. Nos llevó a recorrer la huerta que, dice, ahora no está tan vistosa por el frío, pero en verano es una explosión de color y sabor. De todas maneras, lo acompañamos a recoger unas hojas verdes de temporada.

Bodegas en Tupungato
Adrián Baggio.

A la noche, disfrutamos de sus creaciones en la chef´s table, la nueva propuesta gastronómica del wine lodge, una forma interesante de probar distintos vinos con ricos platos. Me encantó la sopa de maní y los ñoquis servidos en cáscara de papa (muy sabrosos) y me sorprendió el lomo con sal y foie gras, inspirado en los gustos franceses de los dueños de la bodega. Para acompañarlo, tomamos un Domaine Bousquet Gran Malbec 2010, excelente. 

Al otro día, esperamos a dos amigas para almorzar en el restaurante de la bodega (Gaia Restaurante) y volver juntas a Mendoza capital. Adrián preparó un menú de pasos de gastronomía local: me gustó su versión de empanada, rellena con osobuco y ahumada con romero, que disfrutamos con un Gaia Cabernet Sauvignon 2018.

Quedé fascinada con este periplo y te prometo seguir explorando el Valle para ayudarte a armar tu propia ruta. Y vos, ¿tenés algún dato para sumar al paseo de bodegas en Tupungato? Nos leemos en el próximo descorche. 

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