Las llamadas “Empresas B” vienen marcando un camino diferente en la forma de hacer negocios en todo el mundo. Certificadas en la Argentina por la organización sin fines de lucro Sistema B, estas compañías toman el compromiso de medir y acreditar en forma periódica su “triple impacto” dado por el valor económico, la mirada social y el cuidado de medio ambiente.
Internacionalmente existen hoy cerca de 6000 empresas certificadas B, de las cuales 193 están en la Argentina. De ellas, cinco son bodegas B en Mendoza: Lagarde, Penedo Borges, Araujo, Dolium y Trivento. Para lograrlo, todas las bodegas B en Mendoza atravesaron un proceso de evaluación muy detallado y riguroso en el que se analizaron sus impactos positivos en áreas como gobernanza, medio ambiente, comunidad, trabajadores, clientes y modelo de negocio.
“Si bien todavía somos pocas las bodegas certificadas B, se empieza a ver en la industria del vino una apuesta por la sustentabilidad. Hablamos de un sector muy inserto en el mundo y siempre atento a las últimas tendencias y a lo que el mercado pide; además de que, al estar tan en contacto con la naturaleza, nos queda claro que tenemos que tomar medidas frente al cambio climático”, reflexiona la CEO de Bodega Lagarde, Sofía Pescarmona.
La bodega fundada en 1897 se convirtió en empresa B en 2019. “Veníamos ya con la cabeza de trabajar agricultura orgánica y cero residuos, y la idea de ser B nos entusiasmó. Del proceso solo puedo destacar las lecciones aprendidas. En producción y gestión del personal sacamos un montón de puntos. Donde más tuvimos que cambiar la mirada fue en las relaciones con la comunidad: antes hacíamos beneficencia, ahora empezamos a pensar el tema desde otro lugar: entre otras cosas, abrimos un restaurante escuela”, agrega.
Bodegas B en Mendoza: Salir del nicho
Penedo Borges Bodega Boutique –un emprendimiento de capitales brasileños antes conocida como Otaviano- está actualmente transitando su primer “recertificación”, dado que la evaluación debe revalidarse cada tres años.
“El proceso es muy exhaustivo, pero a la vez dinámico y virtual”, analiza la Sales & Marketing de la firma, Leticia Viazzo, y observa que, aunque se nota en Mendoza un movimiento interesante alrededor del tema, “deberían existir también por parte de la provincia incentivos para estas empresas que dan un ejemplo en gestión de triple impacto, como para que quienes trabajan dinámicamente con estos conceptos no terminen generando una comunicación solo de nicho”.
Sebastián Librici es Export Manager en Araujo, una de las bodegas B en Mendoza fundada por rosarinos en Villa Atuel en 2001 que obtuvo su certificación en 2022. Antes había logrado ya la certificación orgánica, e implementado un modo de producción sostenible que incluye el cuidado del agua, un plan de basura cero y el trabajo con pequeños productores.
“El hecho de haber certificado antes como productores orgánicos nos allanó un montón el camino a la hora de ser B –explica Librici-, y también veníamos teniendo un vínculo fuerte con la comunidad que rodea a la finca. Sí tuvimos que dedicar tiempo a parametrizar todas estas cuestiones. Pero el proceso valió la pena, entre otras cosas porque las certificaciones pueden ser una buena herramienta para defender nuestros valores de venta”.
Dolium es la primera bodega argentina totalmente subterránea, y también la primera del país en certificarse como B allá por 2014. “Esto arrancó cuando mi hermana, que vive en Manhattan, me contó que el ayuntamiento les daba prioridad en las licitaciones a empresas certificadas. Nos llamó la atención, y además nos pareció que ya teníamos todo para certificar”, relata el dueño de Dolium Ricardo Giadorou.
“El hecho de que la bodega es completamente subterránea y no utiliza energía nos generó de por sí un montón de puntos. De alguna forma –precisa- la evaluación ya se ajustaba a lo que éramos nosotros”, subraya.
“Lo más interesante del camino es que estás obligado a ser coherente. Tus prácticas empiezan a ser más transparentes y tus interlocutores gente que hace negocios ‘al estilo B’. Al mismo tiempo, por ser ecológicos tenemos costos más altos: es todo un desafío ser fieles a lo nuestro y mantenernos competitivos”, completa.
Bodegas B en Mendoza, una certificación integral
De acuerdo a la subgerente de Sustentabilidad de Trivento, Mercedes Álvarez, lo más atractivo del Sistema B “es que es la única certificación que engloba todos los aspectos como un conjunto, más allá de otras evaluaciones más puntuales”. Y si bien la certificación todavía no es demasiado valorada por los consumidores, “sí es útil como herramienta para establecer una estrategia y arrojar luz sobre los puntos a mejorar”.
“Hay algunas bodegas que están más avanzadas, para otras ciertas prácticas todavía son difíciles de implementar. Pero creo que toda la industria ha avanzado en los últimos años en términos de sustentabilidad: es un tema que se entiende”, dice y asegura que a la vez es parte de la responsabilidad del sector “empezar a comunicar, concientizar y formar en el significado que tienen este tipo de certificaciones”.